Pudiera decir de entrada, y por gratitud, que en la tierra de lo que llamamos hoy provincia Santo Domingo, y más precisamente en Santo Domingo Este, fijé mi primera residencia en la gran ciudad.

Esto se produjo después de que en mi ciudad natal, Barahona, se me cancelara la matrícula cuando apenas me faltaban solamente unos quince días para finalizar el cuarto del bachillerato. La policía desató una gran persecución política en mi contra por mi condición de dirigente juvenil. Debí entonces residir en Los Mina hasta que finalicé, repitiendo, el último grado de la secundaria en el Liceo Ramón Emilio Jiménez.

La provincia Santo Domingo es una de las demarcaciones geográficas, de su categoría política, de más reciente creación. Su establecimiento jurídico, social y político es uno de los más grandes actos de justicia que podemos conocer en el país. Este hecho fue un justo reconocimiento a su historia, cultura, identidad; así como sus aportes a la economía y al desarrollo de la nación. Por supuesto, y esto es obvio, que también se debió a su inmenso espacio territorial y su peso poblacional y electoral.

Solo con pensar el hecho de que un ciudadano debía venir desde Boca Chica, Los Mina, Villa Mella, o cualquier otra localidad de las que forman hoy esta nueva provincia, hasta el Ayuntamiento del Distrito Nacional, ubicado en el Centro de los Héroes, para resolver un problema municipal o de cualquier servicio público, nos indica la necesidad urgente que tenían los ciudadanos de esas poblaciones o territorios para crear dicha provincia y sus respectivos municipios e instituciones para brindar sus múltiples servicios a la ciudadanía de esas comunidades.

Después de dos décadas de su creación, la provincia de Santo Domingo tiene un gran peso en la economía de la República Dominicana. Su desarrollo dinámico, desde el punto de vista empresarial, político, social y cultural, está colocado estadísticamente en los primeros lugares con relación al resto de las provincias del país.

La provincia Santo Domingo tiene el mayor peso electoral en el país; tenía un total de votantes, al cierre del 2020, de 1,654,754; el Distrito Nacional, para la misma fecha, registraba, 854,602; mientras que Santiago aparecía con la cantidad de 827,133.

En un mundo en el que los países se miden por la cantidad y capacidad de sus consumidores, nuestra provincia de Santo Domingo tiene un gran valor no sólo electoral, sino comercial y empresarial. Son enormes las ventajas comparativas de esta nueva provincia para los inversores. Esto va desde la enorme cantidad de terreno de que dispone para proyectos de cualquier tipo; cercanía de puertos y aeropuertos hasta las grandes vías de acceso que facilitan la economía de tiempo para la transportación

La urgencia de esta importante y pujante provincia, si vemos lo que ha ocurrido en el Distrito Nacional, debe ser planificar muy bien para evitar los efectos del cambio climático, su crecimiento urbano. Cierro este trabajo con unas reflexiones, recogidas por la prensa, del prestigioso ingeniero Pedro Delgado Malagón, en las que expresa que sale más barato mudar la ciudad del Distrito Nacional que construir su sistema de drenaje. Esto constituye un gran desafío para todas sus autoridades locales y nacionales.