La ley 1-12 de Estrategia Nacional Desarrollo establece que todos los planes, programas proyectos y políticas públicas deberán incorporar el enfoque de género en sus respectivos ámbitos de actuación para, como se establece en la misma ley, identificar situaciones de discriminación ente hombres y mujeres. Porque el género, como categoría de análisis social, permite poner en evidencia las profundas diferencias, las brechas existentes entre hombres y mujeres en una sociedad.

Pero género es además una construcción social de cómo ser hombres y como ser mujer. “No se nace mujer, se llega a serlo”, es una conclusión a la que llegó la filósofa Simone de Beauvoir en el análisis que plasmó en su libro “El segundo sexo” allá por el año 1949 y que ha sido reafirmada por múltiples producciones científicas a lo largo de la historia. Las ciencias humanas y las ciencias sociales han demostrado que los patrones de comportamiento de masculinidad y feminidad se van instalando en la cosmovisión de cada individuo y los imaginarios sociales, a partir de roles y estereotipos impuesto culturalmente en el proceso de socialización de cada sociedad.

Solo con un análisis objetivo de la realidad, se pueden definir políticas públicas que permitan un desarrollo integral de cualquier sociedad.  La República Dominicana es una sociedad con profundas desigualdades, especialmente con amplias brechas de poder entre hombres y mujeres. Relaciones de poder que ha sido posible traducir en datos concretos, en evidencias científicas de esas diferencias, a partir del estudio de la realidad social utilizando la categoría de género.

El Estado dominicano viene siendo impactado por la forma en que los funcionarios se dejan presionar por sectores conservadores, que han apostado siempre a perpetuar las relaciones jerárquicas de poder entre hombres y mujeres, generándose sensibles niveles de retrocesos en el ejercicio de derechos ciudadanos de las mujeres.

El caso más reciente es la medida tomada por el ministro de salud pública de suspender un programa amparado en el cumplimiento no sólo de una ley, sino de la propia Constitución. Esta disposición se produce por el simple hecho de que alguien sintiéndose todo poderoso por estar frente un micrófono, se le ocurrió cuestionar una acción educativa, cuestionar la calidad científica de una afirmación que está altamente demostrada en las ciencias sociales y en las ciencias humanas y que en nada contradice la realidad biológica.

La disposición, por demás arbitraria, coloca al ministro al margen de la ley y nos hace cuestionar su nivel de compromiso con las normativas jurídicas que rigen el ejercicio de la función pública y su interés por tomar decisiones informadas y que realmente respondan a la implementación de políticas públicas, en este caso, que contribuyan a reducir la inmensa brecha de acceso a la salud de mujeres y hombres por razones de género.

Los sectores conservadores de nuestro país enarbolan la defensa a la familia, para intimidar a funcionarios y presionar para eliminar programas y espacios creados para la construcción de la igualdad. Su interés es perpetuar un modelo de familia patriarcal en el cual más de 40 de cada 100 mujeres de 15 años o más son víctimas de distintos tipos de violencia intrafamiliar (ONE, 2018); donde niños y niñas son violentados y violados, colocando a nuestro país con una alta tasa de relaciones incestuosas. Donde 19 de cada 100 adolescentes están o han estado embarazadas (ONE, 2024); donde en 4 de cada 10 hogares el padre está ausente (ONE, 2018), siendo la mujer la que carga con la doble función; donde a pesar de la prohibición del matrimonio infantil, un 39.4 por ciento de niñas de 14 años tuvo su primer encuentro sexual con una persona mayor de 20 años, (ONE, 2020).

Dígame, señor ministro, si esa es la familia que usted dice defender, dígame si llegaremos a superar esa terrible relación de desigualdad y violencia contra mujeres y niñas dentro del marco familiar, negando la posibilidad de una educación donde niñas y niños descubran que las relaciones desiguales existentes se pueden cambiar, porque son el resultado de una construcción social y que podemos crear una nueva forma de relacionamiento entre las personas, a partir del respeto y la igualdad.

Referencias

ONE. (2018). Encuesta Experimental sobre la Situación de las Mujeres (ENESIM). Santo Domingo, D.N.: Oficina Nacional de Estadísticas. Obtenido de https://www.one.gob.do/publicaciones/2019/encuesta-experimental-sobre-la-situacion-de-las-mujeres-enesim-2018/?altTemplate=publicacionOnline

ONE. (2018). Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples (ENHOGAR). Santo Domingo, D.N.: Oficina Nacional de Estadísticas. Obtenido de https://www.one.gob.do/publicaciones/2019/encuesta-nacional-de-hogares-de-propositos-multiples-enhogar-2018-informe-general/?altTemplate=publicacionOnline

ONE. (Mayo – Junio de 2020). Embarazo y conocimientos sobre salud sexual y reproductiva de las adolescentes en República Dominicana. Panorama Estadístico, 11(102), 2. Santo Domingo, D.N., República Dominicana: Oficina Nacional de Estadísticas. Obtenido de https://www.one.gob.do/media/wvjbd5au/panorama-estad%C3%ADstico-102-embarazo-y-conocimientos-sobre-salud-sexual-y-r.pdf

ONE. (2024). Mapa de Embarazos en Adolescentes en República Dominicana. Santo Domingo, D.N.: Oficina Nacional de Estadísticas. Obtenido de https://app.powerbi.com/view?r=eyJrIjoiOTVkODM2N2MtZjZkYy00ZTQ2LWE3MDItNmUyZmY3OWE0NDg3IiwidCI6IjZhNzVjNDBjLTgwMDUtNDBlMC04NDA1LWQ0MDI5M2I2M2M3ZiIsImMiOjF9&pageName=ReportSectiona4e2170cdd3e3a0e85f7

Fidelina de la Rosa Hidalgo (Virtudes).Directora del Instituto de Investigación y Estudios de Género y Familia-UASD