A partir de que, en un ambiente de grandes cambios sociales y políticos, fue creado en Alemania, en el 1918, el primer Ministerio de Trabajo del mundo, se establecieron otros ministerios y departamentos en diversos países, dentro de los cuales estuvo la Secretaría de Trabajo que fundó, en el año 1942, la dictadura de Trujillo en la República Dominicana.

La Secretaría de Trabajo de la República Dominicana fue la quinta de América Latina, por lo que tomando en consideración el importante papel que juegan estas instituciones en la regulación del trabajo y la protección de los derechos de los trabajadores, muchos se preguntan: ¿qué motivó al sanguinario dictador a crear esa institución?

Todo indica que lo que motivó la reforma laboral de Trujillo fue: 1) tener un mayor control social, 2) buscar legitimar el régimen dictatorial, 3) garantizar estabilidad económica, y 4) tener una mayor capacidad para reprimir a los opositores.

Aunque el código incluía derechos laborales, también contenía mecanismos que permitían al régimen reprimir cualquier forma de disidencia. Esto incluía la limitación de la organización sindical y la negociación colectiva, lo que aseguraba que los trabajadores no pudieran organizarse de manera efectiva contra el régimen.

No se puede negar el trascendente rol que, en muchos países, han jugado a favor de los trabajadores los ministerios o departamentos de trabajo, incluido el de la República Dominicana, que ha evolucionado a lo largo del tiempo a favor de la solución de las principales necesidades económicas, sociales y laborales del país.

Desde finales del siglo XIX y principios del XX se entendió necesario instituir un organismo regulador de los derechos laborales, motivado por el hecho de que, al margen de la agricultura, la economía comenzó a diversificarse, bajo el influjo de la industria azucarera y el crecimiento de las ciudades.

En ese sentido, el Ministerio de Trabajo ha sido objeto de varias reformas que, evidentemente, fueron el producto de los cambios en la economía y el mercado laboral, como la provocada por la Constitución del Dr. Balaguer de 1966, en la que se pudo observar una apertura coyuntural democrática a favor de las normas laborales.

Más adelante, durante los siguientes años, el mencionado organismo gubernamental se enfocó, principalmente, en regular los salarios, la negociación colectiva y la resolución de conflictos laborales.

Como es bien sabido, en 1992, después de cinco décadas, durante los últimos 10 años de los gobiernos de Joaquín Balaguer, se aprobó un nuevo Código de Trabajo que sustituyó el de Trujillo, en el cual se introdujeron modificaciones de gran trascendencia para la legislación laboral, incluyendo la ampliación de derechos para los trabajadores, la creación de nuevas instituciones como los tribunales laborales y la modernización de los mecanismos de inspección laboral.

Habiendo pasado 33 años, y en pleno siglo XXI, en base al viejo Código de Trabajo, mientras se espera una nueva reforma, el Ministerio de Trabajo asume como grandes retos la calidad y la formalización del empleo, así como tener un control efectivo del trabajo infantil, la igualdad de género y la implementación de políticas de seguridad y salud en el trabajo.

Finalmente, este tiempo de la revolución digital, la automatización, la tecnología y el teletrabajo requiere urgentemente un nuevo Código de Trabajo.