Hace unas más de una década durante un viaje de buceo tuve la oportunidad de conocer Los Cayos 7 Hermanos, área protegida conformada por pequeños islotes en una sucesión de la Cordillera Septentrional, localizados en el Banco de Pesca de Montecristi.

Nuestro capitán de yola nos habló de la migración de millones de bubíes que en cada primavera llegaban para anidar. En esa fecha solo pudimos observar algunas especies pues, además de estar pasada la fiesta de apareamiento y desove, ¡se había convertido en una cosecha! Gran cantidad de huevos habían sido sustraídos por desaprensivos nacionales y vecinos. En fin, millones de bubíes quedaron revoloteando en mi imaginario.

Ahora en el 2024, atendiendo una invitación del Dr. William Acosta, amigo, y gran fotógrafo de naturaleza, que junto a un invitado gran conocedor y fotógrafo de nuestra cultura caribeña el Dr. Pedro Ureña Rib, emprendimos la aventura y nos dirigimos a los Cayos. Salimos más o menos a las 4 de la madrugada. Un trayecto espectacular con la Vía Láctea indicándonos el camino y tan absorto estábamos que ninguno en aquella oscuridad pudo ver la barrera de coral donde casi termina la aventura (por favor no tomen fotos con flash en la noche donde pueda deslumbrar al chofer o capitán).

Por fin pudimos llegar a Cayo Tuna justo al alba, bajo el murmullo y los chirridos de las aves al ver a estos intrusos orillándose. (El cayo ahora tiene un letrero que dice Cayo Rata ¿?).

Los llamados bubíes encontrados en los 7 Cayos son en realidad varias especies de gaviotas y charranes; son aves marinas migratorias, las que emprenden su vuelo desde las costas de la Florida en Estados Unidos, hacia Los cayos, donde se aparean, desovan y desarrollan sus crías hasta que estén en condiciones de volar, para emprender el vuelo de retorno en el mes de agosto.

No vimos millones de aves, pero sí un magnífico espectáculo de miles (según censos en los Cayos rondan los 15000 ejemplares) siendo cuatro de ellas las más abundantes.

Obedeciendo órdenes del encargado ambiental anclado en el cayo, por sentido común y para no estresar a las aves ni pisar los huevos, no nos adentramos al interior de los arbustos donde anidan las aves.

Regresando con algo de tristeza, pero emocionados de ver y sentir millones de bubíes que esperamos volver a saludar el próximo año.

Especies vistas:

Cervera, Bubí (Anous stolidus)​​ que es la segunda especie más abundante en el cayo durante las temporadas de anidamiento. Es un Charrán, visitante reproductor con cuerpo obscuro de aguas tropicales en mar abierto. El adulto es café obscuro sólido con corona blanca.

El Gaviotín pico negro (Thalasseus sandvicensis) Gaviotín pálido de tamaño mediano con distintiva punta amarilla en el pico negro. Muestra una gorra negra desarreglada en plumaje reproductivo; Las aves en plumaje no reproductivo tienen la frente blanca.

Está también la Gaviota oscura o monja (Onychoprion fuscatus). Esta ave marina tropical se distingue entre los gaviotines por su espalda y gorra negra con la frente blanca.

La Gaviotica (Sternula antillarum) Minúscula, notablemente más pequeña que las otras aves. Los adultos en plumaje reproductivo tienen un pico amarillo, patas cortas y amarillas, frente blanca y gorra negra. Siempre identificable por el tamaño y los aleteos rápidos.

En el diccionario Charran significa una persona Pícara o sinvergüenza. No seamos pues charranes, y caminemos despacio con todos nuestros sentidos, sin apuros, sin molestar ni dañar la naturaleza para así dejarla tal cual lo encontramos.