Lo que estoy diciendo, no es que la democracia sea loca, o que por lo menos lo esté. Es absolutamente cuerda ya que es la más sana expresión del ejercicio de mayoría en el que descansa la potestad del pueblo de elegir, y por autodeterminación, darse sus gobernantes.

Sin embargo, como esta -la democracia- se practica por medio de un sistema que se ha denominado sistema de Partidos Políticos, igualmente, electoral, no puede estar ajena a cualquier enfermedad social-por consonancia biología social- y naturalmente, como cuerpo, cada órgano o cada parte de las piezas que la estructuran, obviamente requiere de cuidado, protección y sobretodo, uso correcto y moderado de sus funciones. Y de no ser así ha de deteriorarse y por efecto enfermarse como realmente creo que lo está.

Es entonces, que habría que, cuestionarse si las victorias electorales que están dándose en América Latina-sin estructuras partidarias tradicionales- o sistema político-, aun dándose dizque dentro del sistema democrático- -por el hecho que se desenvuelven a través de un proceso ¨electoral¨-, entonces, cabría preguntarse si realmente no sería que está impactada de una patología manifiesta en su cuerpo electoral-las masas-, y que, está siendo presa de un estado de confusión colectiva o estado mental social caracterizado por desorientación temporoespacial o personal, que produce desconcierto, perplejidad, ausencia de pensamientos ordenados e incapacidad para elegir o actual con certeza.

O lo que también podría ser un estado de degeneración de los partidos tradicionales, en el sentido de que dicho estado implica un deterioro gradual de células y funciones corporales normales -refiero otra vez, biología social-, lo cual, combinado con ambivalencia -persona presa de sentimientos actitudes, deseos o emociones opuestas (…)- y que toda esta mezcla de corte psicosocial, estaría generando que se estén dando estos fenómenos que manifiestan algunas insanias de la democracia.

O si Milei sería una locura de la democracia. O sería que las masas desesperada esperando su última esperanza -como fue una de su consigna- abrazó la idea de que si los cuerdos nos han llevado a la crisis que padecemos -diría el pueblo argentino-, que nos gobierne un candidato excéntrico, sin poses, modales, sin filtro ni maquillajes o sin elaboración de conceptos, en fin un individuo que desde la escuela, desde muchacho, le apoderaron el loco. Y me perdonan por la inferencia, al parecer daba un poco de vergüenza pública a sus padres, asumiendo que, según él mismo dice, "tengo más de 7 años que no le hablo a mis padres, y para mí se murieron". O sea, un hombre totalmente despistado del estatus quo. Lo que sí, dice lo que piensa con absoluto convencimiento, postura o locura con pasión, y para mi esa es la clave del contagio colectivo con sus postulaciones, debido a que se parece a lo que está pensando el pueblo, expresado con resabio y frustraciones.

En el caso de las elecciones de Argentina, la cual es sinónimo de una especie de Europa Latinoamericana, emerge este personaje detrás de asumir ir por la presidencia de la Republica, el cual, para colmo, se apalanca de una organización ¨política¨, denominada ¨La Libertad Avanza¨, de línea ultraderechista, cuyo nombre jamás implica ideología, y mucho menos, partido político, sino, una consigna, fijémonos en su designación para ver que en verdad no es nombre, sino un adjetivo que implicaría la interpretación de la profunda voluntad de cambio en el país,-ahogado en una crisis profunda producto de un grave déficit de la democracia… crisis social, económica y política de amplia magnitudes.

Lo que a nuestro entender el pueblo se lanzó tras la sepultura de un descredito del sistema de partidos políticos tradicionales. Cosa esta que parece de loco, pero, más bien habría que pensar que cuando un pueblo escoge una persona autocalificada como loco-y sus expresiones no los ayudan para no creerse así, se infiere que quien está loca es la democracia o sea, sin rumbo, sin representatividad, solemnidad, recato, pudor y orgullo por quien le represente. Más que, el lenguaje de campaña se desarrolló bajo los epítetos; gente mierda, que baten la mierda, unos malditos vómitos humanos, tramposos, etc, lo que quizás el pueblo llano en su subconsciente quería decírselo a los políticos tradicionales, y encontró a Milei, que se lo dijera públicamente. Un hombre sin pelo en la lengua, casi desbocado, se lanzó contra el banco central, lo propio hizo con el papa y aunque no se quiera creer, un hombre que su locura la planteó con base y vehemencia, ya sea, con verdades o mentiras, pero creíbles.

Todo lo cual no esperó en dar su dividendo electoral en las urnas. – Y que conste, Javier Gerardo Milei, es un hombre formado, ya que es, economista, docente, ¨líder del espacio ¨La libertad avanza¨, diputado y un ultraderechista. Y cabe resaltar, derrota una gran oligarquía política del llamado Peronismo, representada por Sergio Massa de la línea oficialista, y más, generó que Mauricio Macri, presidente 2015-2019, se tapara con él-Milei-, se mantuvo zigzagueante políticamente porque se hizo el loco y se adhirió por ley del olfato al loco emergente- calificativo que no es mío, proviene de su sobrenombre coloquial de sus allegados y del propio pueblo argentino.

Y finalmente, quiero expresar que si bien Milei no fuera loco, que no digo que lo sea-sí que me asombra su comportamiento de que todo es mierda para él. Y esto expresa que no repara en comedimiento, sujeción a códigos sociales y conductuales como normas de los comportamientos, que a mí, yo como politólogo, no como psicólogo, se me ocurre que da connotaciones psicopáticas, o sea, según el diccionario, relativo o perteneciente a una conducta antisocial.  Lo que también se define, como cualquier trastorno de la mente, congénito o adquirido que no sea asocia necesariamente o a una inteligencia subnormal. O sea, que refiere no hallazgo de desarrollo general incompleto de las funciones mentales, o en otro termino, sin deficiencia o defecto mentales.

¿Y qué quiere decir todo esto?, que Milei, con acciones atípicas, irreverentes, se quitó de las poses ortodoxas, generó una revolución empática, psíquica y emocional con las masas que están al borde del colapso social y económico, y decidieron tal cual como plantea la teoría del suicido colectivo o sea, fenómeno este ha acompañado a la humanidad en su desarrollo social, ideológico, político y religioso, presentando diversas modalidades de acuerdo al escenario en el que emerge, así para algunos grupos puede relacionarse a una práctica de expiación de la culpa o de recuperación del honor, ser asumido como método de reparación o castigo ante una falta, además de una elección ceremonial en la que se admite morir a costa de una causa, o con el fin de “apaciguar” fuerzas trascendentales, o emerger a modo de efecto de la influencia de un líder cuyos preceptos ideológicos incluyen la muerte como “salvación” y perdón ante faltas y pecados..

A mi juicio, Milei, simboliza el trastorno de las masas Latinoamericana. Y de suerte que no fue la aparición de un guardia que hubiese querido casarse con la gloria, sino este personaje coherentemente loco, y que vende sus ideas sin gagueos ni titubeos como si demostrara que tiene un esquema de propuesta de sacar del hoyo-aunque se hunda-, a su nación. Y es más, después de Milei, nace un peligro-que es posible el fracaso de su discurso-, porque simbolizó la revolución de expectativa de un pueblo zambullido en todo un esquema de corrupción, descredito político y sobre todo, ante un entramado de su tejido social que bordea de forma colectiva la voluntad de morir o vivir.

Y eso sencillamente hizo, que primara el sentimiento, para un malo, malo y medio. Para un loco, loco y medio. Por lo tanto, el fenómeno Milei en Argentina, el sistema de partidos políticos pudiera advertir que lo que pasó en ese país no ha sido normal, en razón de pudiéramos estar en presencia de una locura colectiva, que resulta una enfermedad psicogénica masiva lo cual implica un fenómeno poco usual que consiste en la propagación de trastornos de origen psicológico en un amplio nicho de los miembros de las comunidades humanas.  ¡O cuidamos que no nos asalte colectivamente el fenómeno Milei, o rogamos entonces que se vuelva contagio si es que pudiera existir la esperanza loca de un pueblo desorientado!