Mientras el gobierno demócrata del estado de Nueva York abre sus brazos para recibir miles de inmigrantes indocumentados como seres humanos sedientos de trabajo, albergue, comida y atención médica, el gobierno republicano del estado de la Florida les cierra las puertas con una nueva ley antiinmigratoria, obligándolos a huir despavoridos hacia la ciudad de los rascacielos y otras regiones dentro de los Estados Unidos.

 

Nueva York, que no ha podido superar la crisis económica que padece desde la pandemia del Covid-19, se ha visto en la obligación de tener que desembolsar más de 4.3 millones de dólares acumulados de los impuestos de los contribuyentes para cubrir los gastos de albergue a más de 57 mil inmigrantes ilegales alojados en unos 100 refugios desde el inicio de este año.

 

Cientos de agricultores de Nueva York, condolidos por las vicisitudes de los indocumentados llegados desde los estados fronterizos con México, están reclamando a las autoridades estatales les envíen unos 5 mil trabajadores agrícolas adicionales de los que ya tienen, para lograr recolectar las cosechas programadas para este año.

 

La gobernadora del estado, Kathy Ochul, y el alcalde de la ciudad, Eric Adams, continúan presionando al gobierno en Washington, buscando conseguir más fondos federales para cubrir el déficit que ha generado la masiva y continua llegada de miles de indocumentados.

 

El alcalde neoyorkino pidió al presidente Joe Biden ordenar ayuda económica urgente para lidiar con el flujo de inmigrantes a la Gran Manzana que, según él, ha sido “destruida” por la masiva llegada de estos extranjeros a la región Este de EE.UU.

 

En aparente provocación, Adams propuso enviar unos 400 indocumentados hacia hoteles vacantes en los condados de Rockland y Orange, desatando una lluvia de críticas por parte de los líderes republicanos que administran estos condados, que se oponen a los planes del alcalde demócrata.

 

Más de 500 miembros de la Guardia Nacional ayudan en la labor de localizar viviendas, alimentos y suministros para los recién llegados por orden de la gobernadora Kathy Ochul, así como entrega de documentos de identificación personal provisionales para que puedan conseguir trabajos.

 

Nueva York es un estado dominado políticamente por el Partido Demócrata, considerado un santuario por la protección y facilidades que les brindan las autoridades a los inmigrantes a su llegada a la Gran Manzana, sin importar que ingresaran a EE.UU. de forma irregular, burlando la vigilancia de las patrullas fronterizas y guardacostas marítimos.

 

Al igual que en otros países del mundo, estos inmigrantes son fuente de mano de obra barata que, con el sudor de su frente y pagos relativamente bajos, facilitan que los precios de productos agrícolas de producción local sean un poco más bajos, al igual que la fabricación de textiles, construcción de edificaciones, bienes y servicios.

 

Xenofobia en la Florida

 

Contrario al gobierno demócrata del estado de Nueva York, y presagiando la llegada de una avalancha de migrantes indocumentados hacia la Florida, el gobernador republicano Ron DeSantis endureció la política migratoria estatal, firmando la nueva ley HB-1718 el pasado 8 de mayo, que imposibilita la permanencia en esta región Sur a los que buscan un nuevo destino migratorio en Estados Unidos.

 

La nueva ley, a todas luces discriminatoria y abusiva, impide a un selectivo grupo de extranjeros procedentes de Corea del Norte, Rusia, Irán, Cuba, Venezuela y China comprar casas, apartamentos, edificios o terrenos cerca de puertos o aeropuertos, bases militares, sistemas de comunicaciones o plantas de energía.

 

De acuerdo al último reporte disponible del Departamento de Seguridad Nacional de 2021, los países con mayor número de inmigrantes en los Estados Unidos son México con 10,7 millones; India 2,71; China 2,38; Filipinas 1,98 y El Salvador con 1,42 millones.

 

A partir del primero de julio, fecha de entrada en vigencia de la ley, los ciudadanos o residentes que sean sorprendidos transportando indocumentados en sus vehículos, dentro del estado de la Florida, podrían recibir multas de hasta 15 años de cárcel.

 

Igualmente, los hospitales y centros médicos de emergencias exigirán el estatus legal de la persona que ingrese a cualquier centro de salud en busca de ayuda.

 

Prohíbe a funcionarios de ciudades y condados emitir carnet de identificación comunitario a los indocumentados, ni se aceptarán esos ID de otros estados.

 

La xenofobia del gobernador DeSantis contra los inmigrantes indocumentados ha provocado una nueva crisis en el área de la construcción y zonas agrícolas en todo el estado de la Florida.

 

Cientos de obreros mexicanos y de otras nacionalidades, especialistas en trabajos de la construcción y agricultores comenzaron a abandonar la Florida hacia otros estados, temerosos de ser apresados y deportados a sus países de origen por no poseer documentos para trabajar legalmente en EE.UU.

 

Ahora resulta que no hay suficiente mano de obra para terminar las miles de viviendas y proyectos habitacionales que se han quedado a medio terminar en toda la Florida.

 

DeSantis, quien aspira a ser el candidato presidencial por el Partido Republicano para las elecciones de noviembre de 2024, busca con su radical política antiinmigrante conquistar el apoyo de los líderes de su partido, fieles seguidores del expresidente Donald Trump.

 

Aunque Trump fue declarado culpable por un jurado federal de Manhattan, NY, la semana pasada de cometer “agresión sexual y difamación” contra E. Jean Carroll, conserva mayor carisma y aceptación que DeSantis dentro de su partido.

 

El expresidente mantiene la esperanza de volver a ser el candidato presidencial republicano en la convención nacional que se celebrará el próximo 15 de julio en Milwaukee, Wisconsin.