Se divulgó que una empresa taiwanesa se instalará en Puerto Rico para empaquetar y distribuir microchips. Anticipándose, Abinader emitió el decreto 324-24 que declara prioridad nacional la producción de microchips en nuestro país. Ese decreto actuó como un exorcismo que domeñó el estigma verbalizado por José Vasconcelos que indicaba que “Latinoamérica siempre llega tarde al banquete de la civilización”. Por el contrario, con el decreto 324-24 nuestro país ha logrado un asiento privilegiado en el banquete de la ola 3 del avance de la civilización y, por ello, podremos degustar un plato suculento y saludable en ese banquete. Por mi parte en mis artículos “La nueva ley de fomento de inversiones y el decreto 324-24” y “La mecatrónica y profesionales que podrían cooperar en la producción dominicana de microchips”. En ambos resalto que, con la producción de microchips se aumentará significativamente el ingreso percápita de la nación Dominicana y nos ubicaremos en un alto nivel desde el punto de vista geopolítico dentro del concierto de naciones a nivel mundial.

Todo esto implicaría que nuestro país tenga que elevar el nivel de la preparación de los profesionales para disponer de un activo humano que haga atractiva nuestra nación para convertirla en un destino atractivo, competitivo y seguro para captar inversiones para producir microchips en nuestro país de tal suerte qué ocupemos un lugar señero en la aplicación y evolución de la inteligencia artificial. Para ello debemos ofrecer facilidades tributarias a los inversionistas locales y/o extranjeros que sean iguales y aún más atractivas que las ofrecidas por otros países similares al nuestro que también están procurando atraer a los inversionistas mundiales para que se instalen en ellos importantes productores de microchips. Por ejemplo, ya Puerto Rico captó a la empresa Taiwanesa Broadcom para simplemente empacar y distribuir sus microchips. En adición al activo humano y los incentivos fiscales y tributarios en el país debe ofrecerles a  los inversionistas productores de microchips la garantía de su suministro de energía eléctrica confiable, sin interrupciones no programadas. Asimismo se debe garantizar que los permisos pertinentes sean manejados de manera ágil y eficiente con el esquema de una Ventanilla única para no desestimular a los inversionistas que se interesen en instalarse en nuestro país para producir todas  las etapas de la manufactura de esos componentes imprescindibles para la producción de equipos de computación, de transportación, como los carros eléctricos que también son claves en distintas fases del Internet siendo los microchips unos componentes que implican el manejo de tecnología de valor estratégico se hace preciso que el país cumpla con los requisitos de tipo geopolítico que podrían implicar no suministrar esos microchips a otras naciones que pudieran utilizarlos para producir armamentos de alta tecnología para agredir otros países, o sea,  que debemos garantizar que solo serán negociados con naciones caracterizadas por ser democráticas y pacifistas.

La decisión de Broadcom de instalarse en Puerto Rico no fue fruto del azar puesto que ese Estado Libre Asociado, a pesar de su escaso tamaño y de estar ubicado en un territorio insular, ha sido capaz de lograr allí la creación de un Hub o Cluster de la industria farmacéutica en donde están presentes las empresas farmacéuticas  más importantes del mundo. Ese Cluster supera cualquier otro grupo de empresas farmacéuticas ubicadas en el continente americano. Dicho Cluster se ha creado porque Puerto Rico ha establecido  en sus leyes el otorgamiento de exenciones Impositivas que atraen a inversionistas potenciales de todo el mundo para instalar allí compañías manufactureras de múltiples sectores económicos. Siguiendo el patrón de gestación de las empresas de microchips, en la fase inicial se dedicara al empaque y distribución de microchips. En el caso dominicano se ha mencionado que comenzaremos con las fases productivas menos complejas como serán la Inspección, Ensamblaje, Empaque y Distribución. El anuncio de Puerto Rico es una voz de alerta para nosotros, puesto que son muchos los países que, al igual que nosotros están planeando instalar la producción de microchips y, por tanto, no debemos dormirnos en nuestros laureles y, en cambio, dedicarnos a trabajar  afanosamente para hacer realidad, de inmediato, el objetivo del decreto 324-24 antes de que nuestros competidores potenciales capten para ellos inversionistas productores microchips que pudieran instalarse en nuestro país si trabajamos sin descanso y con astucia para tomar la delantera a otros competidores. Por tanto, desde ahora debemos ir elevando el nivel técnico de nuestros profesionales para que constituyan un activo humano aceptable para los inversionistas de microchips. En ese mismo orden debemos ser cautelosos y, en la planeada reforma fiscal  no excluir, de manera tajante, por anticipado, las exenciones tributarias a futuros inversionistas que producirían los microchips en nuestro país.