Francisco Álvarez Castellanos (Don Papi).

Así es…Sin signos de admiración sugerentes de algarabía, a muy pocos días de haber compartido por este medio el nuevo cumpleaños de papi, hoy me toca hacer plural el que dicho evento no se repetirá; que mi  padre acaba de dar su último suspiro al lado de su esposa e hijos, quienes, por la Gracia de Dios, tuvimos la bendición de tenerlo como padre, despedirlo como ejemplo y ser parte de una familia cuya unión y amor fraterno, otra vez se recreo alrededor de  su cuerpo agonizante.

Sentimos, sin dudas, que la bravura del oleaje de la tristeza desborda nuestras murallas de entendimiento, de conformidad, o aquella que viene de la conclusión intelectual propia de frases como ya no sufrirá más y otras sabias expresiones, las cuales no siempre aplican cuando eres tú quien la recibes y no quien la expresas para consuelo de un amigo…muchos años repletos de recuerdos interfieren en la digestión de tan certeros consejos, recuerdos que como eterno eco no dejarán de transitar cada metro de aquellos lugares donde discutimos, peleamos, nos reímos, o donde a veces salía con alguna de esas “locuras” geniales que en vano hemos querido imitar…al fin y cabo, todo era parte de la formación de una familia, nuestra familia, compuesta de varios sujetos de extrañas características, algunos, como yo, con pizcas de algún tipo de locura que te permiten parecer más o menos cuerdo, pero que juntos formamos un rompecabezas cuyo exitoso resultado se resume en el amor inquebrantable que nos profesamos sus miembros.

La marcha de salida de papi selló el crucigrama, nos hizo juntarnos todos alrededor de él, generando el inevitable contraste de aquél hombre enérgico y sus aventuras, con el ser desfalleciente recostado delante de nosotros; pero nos llevó a valorarlo en su justa dimensión, a recordar todas las cosas positivas que a veces quedaban atrapadas en el pasado, mientras nos envolvía ese manto de unión y amor, visible, palpable, cuyo centro generador era aquél que no podía ni siquiera articular una palabra.

Y siento que no cometo un atrevimiento al pensar que, aquella frase dicha desde un madero por nuestro Señor Jesucristo, “Consumado Es”, hoy Él la repitió cuando, ahora desde su trono, al oído le dijera a papi…”Consumado es, vamos a casa hijo mío.”

Gracias Señor.