El presidente Luis Abinader mientras entregaba el reconocimiento a la maestra Carmen Durán.

Con motivo del Día del Maestro, el Poder Ejecutivo hizo un reconocimiento público a un connotado grupo de maestros de extendida y fructífera labor en los afanes de la enseñanza en nuestras escuelas y universidades. Entre los homenajeados, Carmen Durán, maestra Meritísima de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Toda una vida consagrada a la enseñanza y difusión objetiva de la historia dominicana y universal en base a ponderar la verdad histórica, resaltando la lucha por la dignidad social, política y económica de nuestros pueblos contra la manipulación de las grandes potencias.

Carmen cursó el bachillerato en sus dos primeros años en el Instituto de Señoritas Salomé Ureña, de Santo Domingo, y los dos siguientes en el Liceo Ulises Francisco Espaillat, de Santiago. Desde muy joven, se integró a la docencia en una comunidad rural de Puerto Plata. Luego se trasladó a la antigua URSS e ingresó a la Universidad de la Amistad de los Pueblos Patricio Lumumba de Moscú, donde cursó el doctorado en historia.

Emigrando a otros lares pudo sacarle provecho económico a su titulación en una universidad extranjera de prestigio y una carrera que carecía entonces de muchos egresados, pero decidió regresar e ingresar como docente a la UASD en 1972, momentos muy difíciles para el país y la universidad, con solo recordar el ametrallamiento y ocupación policial de la institución el 4 de abril.

Pero Carmen Durán no podía arredrarse, su extirpe política y familiar se lo impedían. Su progenitor Julio Raúl Durán García, un linotipista (los hombres instruidos que antes nos confeccionaban o componían los periódicos y los libros) no soportó los vejámenes de la tiranía trujillista y se fue al exilio, regresó con el fusil redentor en las manos en la gesta gloriosa del 14 de junio y se inmoló en el Frente de Maimón. Carmen ha heredado de su padre el anteponer sus ideales ante  cualquier dificultad.

Es miembro activa de la Fundación de Héroes de Constanza, Maimón y Estero Hondo, siempre presente en todos sus actos acompañada de la también militante en las lides democráticas Teresa Espaillat.

En la UASD ha sido maestra de generaciones, en una labor sumamente fecunda en las Escuelas de Historia y Antropología y Ciencias Políticas. Impartiendo docencia en todas las vertientes de la historia. Su elevada jerarquía académica no ha sido óbice para ofrecer sus servicios en una buena parte de la extendida red de servicios de la institución, desde la sede central, Santiago, San Francisco de Macorís, Barahona y Nagua.

Ha sido coordinadora de cátedra, directora de la Escuela de Historia y Antropología y del Instituto de Historia, directora de la revista Ecos, recogiendo en varias ediciones testimonios directos de personalidades vinculadas al tiranicidio del 30 de mayo de 1961. Además fue la organizadora de la maestría de historia dominicana de la UASD. Al suscrito fue ella quien lo animó a ingresar en esa maestría, al igual que muchos otros maestrantes.

Por sus notables aportes al desarrollo de la docencia, la universidad la exaltó a la máxima distinción en la carrera académica, al designarla maestra Meritísima.

Tiene una vasta producción bibliográfica, en libros y ensayos. Es miembro Correspondiente de la Academia Dominicana de la Historia, espero que por sus múltiples méritos sea elevada la condición de miembro de Número.

Carmen ha establecido pautas para los estudios históricos de género, y del antillanismo. En Puerto Rico es reconocida como la representación dominicana contemporánea de la historiografía solidaria en ambos pueblos. Recuerdo conocí al inmenso historiador puertorriqueño José Ferrer Canales, que vino en las postrimerías de su vida a un ciclo de conferencias organizado por ella.

Como en múltiples casos, fue la asesora de mi tesis de maestría en historia: Betances en la historia dominicana,  cuando este trabajo fue editado el prólogo estuvo a su cargo, señalando entre otros aspectos de interés:

“De las figuras señeras cuyo legado engalana la historia, podemos identificar a los antillanos mayores a Ramón Emeterio Betances y Alacán, Eugenio María de Hostos, Lola Rodríguez de Tió, José Martí, Máximo Gómez, Gregorio Luperón, entre otros, testigos y protagonistas del turbulento periodo decimonónico antillano que engarza en su cadena de heroísmos a las tres Antillas, que como dijera José Martí: “Juntas han de salvarse o juntas han de perecer”.

Sin dudas, la Universidad Autónoma de Santo Domingo se siente regocijada con el reconocimiento a la querida maestra de generaciones e historiadora Carmen Durán.