El dios mercurio representa en la mitología romana a la expresión oral y escrita, los viajes, la rapidez de movimiento y, también, las transacciones monetarias. De ahí vienen las palabras “mercantil” y “mercurial”.  En astrología también hay esta asociación entre el planeta mercurio y el mundo de la comunicación y, por ello, cuando tomando como base la tierra se observa el movimiento del planeta mercurio como si fuera en retroceso con respecto al de la tierra, al fenómeno se le denomina “mercurio retrógrado” y está supuesto a afectar la capacidad de expresión y comprensión. En esta semana que acaba de transcurrir es como si República Dominicana hubiera tenido un espacio particular de mercurio retrógrado porque el domingo, primer día de la semana, fallecieron dos apreciados periodistas: Mario Rivadulla y después Orlando Gil y menos de dos días después falleció Sonia Piera.

Mario llegó al país muy enfermo por la cautividad que sufrió bajo el régimen castrista, que en un momento le permitió viajar a México y desde allí continuó su periplo hasta la República Dominicana. Parece que el apego por su isla era tal que, así como conservó el acento cubano mientras habló, lo más lejos que podía establecerse fuera de La Habana era en Santo Domingo.  Construyó una carrera digna, elegante, razonablemente próspera, sin estridencias ni rencores, la de un comunicador de la sensatez y la ecuanimidad. En relación al sistema que había dejado atrás solo mencionaba que en los primeros meses de funcionamiento de “la revolución”, tuvo un compañero de prisión que estimaba que la sentencia que había recibido había sido injusta por lo que se le ocurrió apelar el juicio y lo único que logró fue que la segunda condena fuera a muerte. “Tan pronto pude me fui de allí. Con esa gente no se podía discutir, ni estar de acuerdo, ni nada”.  No hablaba de vejaciones ni del sistema en sí mismo, sino de su dificultad de entender y hacerse entender. Después, con relación a las disparidades socioeconómicas locales, tema que apasionó a tanta gente durante tantos años, lo más que se le escuchaba decir era que “Los problemas de los ricos son preferibles. Siguen siendo problemas, pero son mejores que otros”. Ecuánime y trabajador, tuvo la suerte de poder sobrevivir a muchos de sus amigos y colaboradores. “Mira, yo lo lamento mucho, es muy triste, pero lo que hay que pensar es que estamos aquí. No los tenemos con nosotros, pero estamos vivos”.  Algo que ahora nos toca decirlo con respecto a él.

El martes en la mañana le tocó a Sonia Piera, la hermana de Nuria, y la principal productora de la extensa carrera de esta conocida comunicadora.  Provista de un verdadero don de gentes, dedicación y un genuino interés porque las cosas se hicieran bien, representaba la parte más sensible, solidaria y generosa del trabajo que ambas realizaban juntas. Durante muchos años Nuria contó con la ayuda de su hermana en términos físicos y concretos, ahora tendrá su recuerdo como su conciencia y su refugio.  Ya no podrá ser primera observadora, colaboradora y apoyo para que los mensajes de Nuria llegaran de la mejor forma que ambas concebían posible. Afortunadamente, tal como se evidencia en las emotivas palabras de despedida que Nuria le dedicó a Sonia, esa fue una relación de mucha complicidad y correspondencia. La comunicación entre ellas brilló.  Las hijas de Enrique Piera Puig y Berna Gaínza hicieron honor a sus progenitores.

Después de haber pasado nuestro estadio particular, habrá que estar en condiciones de mantener y potenciar el mejor legado que ellos tres nos dejaron.