La idea-porque todavía no es más que una idea teórica-de la condición cuántica de la mente humana trasciende, por más que ella se expresa en exactitudes y en procedimientos puntuales, los procesos de la ciencia actual. La ciencia de la neurología y de disciplinas afines no ha llegado a esos límites que, afortunadamente no son imposibles ni absolutos. La mente y su cuanticidad no van a ser objeto de discusión en el futuro. Van a ser una realidad que se tornará habitual. Esa condición ha sido el factor principal para hacerla apenas abordable.
Los cálculos cuánticos se hallan en ciernes aún A esos alcances y para tener resultados visibles, se llega más por intuición que por otras vías, tomándose en cuenta la increíble complejidad de lo que se trata definida como la materia “altamente organizada,” el cerebro humano. Y es que la mente se adelanta al mundo material, a la suma de partículas, a las energías conocidas y a todo lo que la intenta definir con exactitud. Incluso, la cuántica deberá dar paso a nuevas expresiones filosóficas y nuevos sentimientos sobre la expresión micro de la energía. El acontecimiento cuántico, altamente revolucionario, lo cambiará todo para bien y para mal. Dada la rapidez, dado el curso acelerado que tomarán las cosas, casi nada será igual.