Vivimos en una era histórica donde los medios de comunicación deben ser (por definición lo son) canalizadores de información veraz y objetiva, para la debida información de la población, toma de conocimiento y formación de su opinión, que le permita hacer conciencia y aportar con sus medios al desarrollo del país y de sus instituciones.
La función de la prensa, la radio, la televisión y las redes sociales en general, como sectores de la sociedad, sirven como contrapeso a las entidades de poder público y privado, informando, verificando y cuestionándose asuntos de Estado, asuntos de interés público, comerciales y empresariales.
Estos se conducen de acuerdo a las tendencias temáticas sociales que generan mayor interés en la población. Pero se trata de una labor que adquiere especial importancia en democracia, pues junto al derecho a estar informado y expresarse libremente está el derecho a la dignidad, al honor, a la intimidad, el buen nombre, la propia imagen y la libre determinación de la personalidad, puestos en riesgo permanentemente por el uso abusivo del derecho de acceso a la información, su emisión, recepción y manejo.
Como afirmara el célebre dramaturgo y escritor inglés Oscar Wilde, las cosas como las personas pueden matarse de dos maneras, por acción, con cuchillo de un asesino, o por omisión o desatención consciente.
Ciertamente, las historias que se cuentan a diario en las noticias afectan personas e intereses colectivos. Lo peor es cuando las motivaciones que mueven las acciones de reportajes, denuncias sociales e investigaciones sobre casos diversos se fundamentan en obedecer a intereses particulares y que van en contra del bien colectivo y el derecho a estar debidamente informados como ciudadanos.
La recopilación de noticias neutrales, objetivas y críticas se aplica a todos nosotros. En el caso de la prensa y todos los medios de comunicación tienen la obligación profesional de hacerlo. Nosotros, los consumidores de noticias, en el mejor de los casos, los críticos, podemos ser excusados por nuestra evaluación personal de los hechos sobre las noticias que nos presentan. Es por esta razón que nuestra opinión si bien pudiera estar bien formada siempre está condicionada. Lo interesante es darse cuenta de esos puntos ciegos en nuestros juicios y de los sesgos en nuestras opiniones. De esa manera podremos crear modelos de la realidad mucho más certeros.