Ayer el mundo conmemoró el día internacional de la mujer, recordando un largo y trágico proceso de lucha por la igualdad económica, política y social: mejores salarios y condiciones de trabajo, jornada de 8 horas y derecho a votar, entre otros. El detonante fue una huelga de las obreras rusas en 1917, apoyadas por el movimiento socialista.
El “sexo débil” siempre ha sido muy fuerte y consistente en sus demandas, junto a los hombres, por su dignidad y la igualdad de género. Primero, jugó un rol fundamental en la conquista del seguro social, y luego, en el desarrollo de los sistemas de seguridad social en el mundo.
Como resultado de esas luchas y batallas históricas, es mucho lo que se ha avanzado, en términos económicos y sociales, reduciendo barreras en el trabajo, en los salarios, en el acceso a la educación y a la política. Pero todavía persisten fuertes resistencias, limitaciones y discriminaciones.
En el 40% de los hogares dominicanos la mujer constituye la jefa de la familia, lo cual le impone una gran responsabilidad, en su formación profesional, en la manutención y educación de sus hijos, en la atención médica, en su retiro, y en otras actividades, todas con una carga permanente en su presupuesto familiar.
La Ley 87-01 valora su rol, sus derechos y la igualdad de género. Reconoce la unión libre e igual derecho de todos sus hijos, sin discriminación, ni exclusión. Las mujeres son sus principales beneficiarias, porque demandan un 75% más que los hombres, llevan a los hijos al médico y obligan al marido a chequearse.
Aunque su afiliación al Régimen Contributivo es algo menor, en el Régimen Subsidiado resulta muy superior en 5 puntos porcentuales, En adición, las mujeres duplican, con creces, la cantidad de afiliados adicionales al PBS, beneficiando a sus padres, suegros, hijos mayores no cubiertos e hijastros.
Persisten limitaciones y obstáculos en salud y en pensiones
Sin embargo, los retrasos en las reformas bloquean los derechos de ambos sexos. Pero en mayor medida a la mujer, por su longevidad y su rol especial en la salud y en la pensión. La falta de atención primaria, los elevados copagos, la ausencia de un seguro de salud para los envejecientes, y la baja tasa de reemplazo, la castigan en mayor grado.
También, les afecta mucho el retraso del Régimen Contributivo Subsidiado, por la fuerte presencia femenina en los pequeños negocios y en las demás actividades por cuenta propia. Supera a los hombres en cuanto al salario promedio cotizable, pero no porque ganen más, sino porque evaden menos.
En el campo previsional, los avances de la mujer han sido más modestos. La inferioridad salarial limita el crecimiento de su fondo de pensión. Su historia laboral es más inestable, y un tercio menor. Y, en adición, su esperanza de vida resulta cuatro o cinco años mayor. Todos estos factores le auguran una pensión inferior.
La Fundación Seguridad Social para todos (FSSPT) mantiene una amplia campaña por mayor información y orientación sobres los derechos de la mujer y cómo ejercerlos. Y reitera su compromiso con una mayor protección, basada en la igualdad de género, y en la reducción de la mortalidad materna, de los feminicidios y de la violencia de género.
Aprovechemos las redes sociales para destacar los avances de la mujer en el Sistema Dominicano de Seguridad Social, y para demandar las reformas pendientes. Además, para reclamar de las autoridades un apoyo real a las tres causales, a la igualdad de género, y a la eliminación de la violencia contra la mujer.