Porque: “La mayor gloria no es nunca caer, sino levantarse siempre”.
Mi observación es que la mayoría de personas se adelantan durante el tiempo que otros pierden. Ford. –
En ocasiones me han cuestionado sobre el significado de la palabra ¡Sí señor! con la cual pongo punto final a mis garabateos en estas páginas desde cuando era un oficial general activo y hoy les digo lo sencillo, pero al mismo tiempo lo complejo que ha resultado durante estas décadas, donde ha sido alto difícil poder plantear cosas sin que las consecuencias sean funestas. Pues bien, el tono en que se dice “Señor” a quien sea que vaya dirigida, político, militar o a cualquier pedante, en muchas ocasiones, no necesariamente, es una muestra de respeto o afectos hacia una persona, sin que esto constituya una manera de irrespeto, siempre y cuando, al que vaya dirigida se percate de que, en realidad, es una burla. ¡Sí señor! ¿Se entiende?
He comprendido que el leer beneficia hasta el alma, siempre y cuando, como sucede con muchos, que, al ostentar algún tipo de poder dentro de la nomenclatura del Estado, pierden la orientación, y, se convierten en simples seres pedantes. Todo lo anterior, para acondicionar a algunos, hacia lo que a continuación expongo.
Existen momentos u ocasiones, en que pareciese como si la tecnología fuese a suplantar el arte militar de la guerra y los conflictos, donde muchos no toman en consideración, que, al final, solo se convierte en una herramienta para aplicar este último. Desde hace tiempo los que han ostentado poder, han convertido los problemas políticos como si fuesen el mayor, a sabiendas que, lamentablemente, al final, estos solo son problemas de intereses personales, de egos y ambiciones monetarias hacia los cuales vuelcan la atención del pueblo. Pero, nuestro gran problema, que representa un peligro mucho peor que los políticos, lo constituye ese cantón de tribus rivales que nunca han podido construir una verdadera Nación. Y que, en el preciso momento -que no será muy tardío en el tiempo- que logren forman un ejército, se convertirá en una real amenaza parecida a aquellos años de la Independencia y la Restauración.
Le tengo miedo a los políticos, y, considero, que dentro de las personas menos confiables para comunicarle algo, están en el primer lugar, porque hablan hasta por los codos y más, cuando se trata de algo que les infla su ego. Se presentan con gustos ascéticos, aunque sus magros cuerpos lo delatan y cambian de pensamiento, acción o presentación, más rápido que un camaleón. Y si van a reunirse con alguien que consideran con algo en la bola, aún y su preferencia sea el reggaetón, Deambow o algo parecido, te reciben con alguna pieza melódica de Strauss, el más vienés de los compositores. ¡Farsantes! En tanto, la eficiencia y fortaleza de los organismos para combatir la real amenaza se desmoronan, iniciando por la Inteligencia.
Hablando sobre eso, ¿falló la inteligencia y la contra en el gobierno que mal nos gobernó o, por el contrario, fueron obviados los informes, al igual que ocurre con el gran problema del Oeste? ¡Sabrán ellos!, pero me parece que los políticos se burlan y abusan de las fuerzas armadas y la policía nacional, porque conocen muy bien que tienen tanto instinto para rebelarse como un perrito faldero.
Y este problema es grande y estamos convencidos de que en los servicios de Inteligencia deben existir escuelas de pensamiento muy diferentes a todas aquellas ciencias del saber, donde todo se puede descomponer en números y gráficos, porque en innúmeras ocasiones, los hombres desconocen lo que piensan sobre determinadas situaciones, y más cuando están sumidos por entero dentro del problema, lo cual les limita su capacidad para contemplar la situación a una mayor escala. Me sobran palabras y hechos, pero me falta espacio, entonces, tendremos que continuar. ¡Sí señor!