Mientras la Suprema corte de Justicia de EE.UU eliminó el derecho constitucional al aborto después de casi 50 años, revocando la ley Roe contra Wade, y mientras cada vez más estados conservadores imponen prácticas discriminatorias contra las mujeres, surge un rayo de esperanza con la recién aprobada Ley de Equidad para Embarazadas.

Ley de Equidad para Embarazadas obliga a las empresas a establecer adaptaciones razonables durante el embarazo, parto y la lactancia; para que los 9 millones de trabajadoras en cualquiera de estos tres aspectos, puedan disponer de tiempo y lugares especiales para amamantar a los bebés. Dicho reclamo les costó a todas las organizaciones involucradas aproximadamente unos 10 años de lucha social.

Si bien esta nación hoy festeja esa victoria, aún existen aspectos a ser tomados en cuenta, como lo son, que un importante porcentaje de mujeres no posee seguro médico, porcentaje que también es víctima de disparidad racial, sexual y social.

Otros problemas de este segmento de las mujeres son: enfermedades crónicas, inadecuado seguimiento médico al postparto, y en el peor de los casos enfermedades mentales y la muerte, etc. La recién aprobada regulación por ambas cámaras ofrece esperanza al proceso de involución que las leyes que protegen las mujeres y a las minorías han sufrido en los últimos años.

Que de acuerdo con la organización National Partnership for Women & Families “el 70% de mujeres embarazadas deciden trabajar durante su proceso de gestación” y lo menos que las empresas puedan hacer es otorgarles facilidades para amamantar a sus bebés.

Con la nueva disposición, también se amplía la Ley de Cuidados Accesibles (ACA, por sus siglas en inglés) o popularmente conocida como Obamacare.

Sin temor a equivocarme, estamos viviendo en un mundo donde ser mujer es cada vez más complejo, por la manera como se persigue adecentar los esfuerzos que históricamente han realizado las mujeres para alcanzar las garantías legales universalmente reconocidas. En el caso de EE.UU., es evidente el retroceso en los derechos de las mujeres.

Por fortuna esta nueva ley viene a confirmar que cuando existe voluntad, se pueden lograr muchas cosas. Surge en momentos de un significativo cuadro de inconformidad social por parte de las féminas y cuando la no existencia de un liderazgo fuerte que se convierta en acción y forma, amenaza a las mujeres.

Por consiguiente, las presentes y futuras consignas deberían dirigirse a reclamar más derechos para las mujeres y menos cháchara política que solo pretende desviar la atención sobre los verdaderos problemas que siguen limitando el acceso a las mujeres de tener una vida digna y a servicios básicos cubiertos. Enhorabuena por esta nueva ley.