Si una parte del electorado vuelve la mirada hacia el modelo 20 años de gobierno del PLD es porque el actual ha mantenido la vida social y política del país en el mismo marco general en que se desempeñaron los peledeístas, descontando, y hay que decirlo de manera clara, el desempeño del Ministerio Público y la actitud del presidente Luis Abinader hacia la corrupción.
La labor de la Procuraduría General de la República en la pesquisa a la corrupción, sigue siendo con creces el buque insignia de la actual gestión. Como lo es la honestidad del presidente y su familia, que gran parte del país progresista asumió como la prenda de garantía que estos ponían para que se les votara, en favor de salir de los gobiernos del PLD.
Estos dos elementos siguen teniendo mucha Importancia. Lo siento en la calle donde la gente de a pie hace la distinción de las bondades del Ministerio Público y de la honestidad personal del presidente en el manejo de los recursos públicos.
Pero, hechos más, o hechos menos, lo cierto es que el rumbo esencial del gobierno mantiene el mismo curso que el de sus antecesores. La inequidad social es la misma; los bonos del crecimiento económico se siguen distribuyendo de una manera brutalmente desigual en detrimento de la mayoría del pueblo trabajador; el régimen tributario sigue cargando la captación de dinero para el gobierno en impuestos que tocan a las mayorías populares, mientras que la riqueza casi no aporta nada.
El régimen tributario sigue siendo tan injusto como lo ha sido siempre y se esperaba que este gobierno redujera algo siquiera de su carácter regresivo, gravando con más impuestos a los que más tienen y transfiriendo recursos a los menos pudientes.
Los gobiernos del PLD privatizaron bienes y servicios públicos con lo que afectaron, así el bienestar general del pueblo, como al proceso democrático que ha debido tener un pilar esencial en la desconcentración de la propiedad económica.
La privatización concentra más la propiedad económica en manos de grupos oligárquicos.
El gobierno actual también privatiza, lo único que de manera sutil; con eufemismos, amparado en fideicomisos.
De este gobierno se esperaba sentar las bases para una transición democrática que procure una real democratizacion de las instituciones jurídico- políticas y de la propiedad económica.
Se esperaba tambien avances en la superación de la política salarial restrictiva. Pero no. Esta sigue centrada en aportar competitividad al turismo y las zonas francas garantizándoles costos mínimos, restringiendo salarios y prohibiendo la libre sindicalización.
Se esperaba que sentara las bases mínimas para un proceso democrático con justicial social. Nada más que sentar las bases. Algo mínimo.
Pero sus propuestas de reformas y de políticas públicas en varios ámbitos no crean en modo alguno una calidad minimamente distinta a lo que había y sigue establecido; y así las cosas, las deja igual que antes, y en este contexto el pueblo no dispone de elementos suficientes para distinguir obra entre el actual y aquellos gobiernos.
De entrada, le daría lo mismo este que aquellos.
El gobierno es el que hace mayor aporte a la posibilidad del retroceso al modelo 20 años de gobierno peledeista.
Los sectores alternativos, que en alguna medida contribuimos a la salida del PLD del gobierno, estamos en la responsabilidad de evitar que el país y pueblo dominicanos regresen a la situación de imperio de la corrupción y puesta de la justicia para garantizarla, que impusieron los del PLD; y para eso hacemos esfuerzos por constituir una opción que represe las posibilidades de este sector de volver al poder, y proponernos como la que releve al gobierno actual.
Pero el gobierno lleva agua al molino de los peledeístas en la medida en que mantiene las políticas públicas en el mismo marco en que lo hicieron aquellos.
El más de lo mismo es un aliado importante de las posibilidades de retroceso.