Es indudable que la participación de los Estados Unidos de Norte América en la inversión extranjera directa(IED) en la República Dominicana, tradicionalmente ha sido la de mayor cuantía representando en promedio un 25% del total en los últimos 13 años y un acumulado en este periodo de US9,299.60 millones, (Banco Central, IED por país de origen).
De igual manera, la IED realizadas por los países que componen la Unión Europea en República Dominicana ha representado en el periodo indicado un 9% del total, con un valor absoluto de US$3,960.30 millones, (Banco Central, IED por país de origen).
Paralelamente, es importante indicar que es con los países de la Unión Europea, con los que la región de América Latina y el Caribe tiene la mayor cantidad de acuerdos comerciales vigentes, es decir que la Unión Europea debería ser el principal socio en cuanto a la realización de inversiones conjuntas que contribuyan ciertamente al desarrollo de ambas regiones.
De acuerdo con la CEPAL,2022, entre 2010 y 2021, el 42,9% de las entradas de IED en la región provino de la Unión Europea. En 2021, se recibieron 33.000 millones de dólares de la Unión Europea, lo que equivale al 36% del total recibido y supera a los Estados Unidos (24%) y a las inversiones intrarregionales (7%), que son el segundo y el tercer origen, respectivamente.
Con algunas excepciones, la realidad es que los intercambios comerciales de ambas regiones tienen actualmente características que obedecen a las desigualdades que existen en cuanto al desarrollo económico de los países que las componen y ello no creemos que pueda variar en el corto y mediano plazo. No obstante, sería importante ponderar las posibilidades de inversiones conjuntas mas viables que se enmarquen en las fortalezas propias que tienen los países de nuestra región, lo cual podría frenar las grandes diferencias tecnológicas existentes, si se considera que la mayoría de los países que componen la Unión Europea, llevan a cabo en la actualidad grandes inversiones en tecnología e investigación que determinará aún mayores y mas grandes desventajas competitivas para toda la región de América Latina y el Caribe.
En efecto, de acuerdo con la publicación de la CEPAL, Oportunidades para la inversión y la colaboración entre América Latina y el Caribe y la Unión Europea (LC/TS.2023/78), Santiago, 2023, el intercambio comercial entre América Latina y el Caribe y la Unión Europea, es interindustrial, es decir es un intercambio de bienes o servicios que pertenecen a diferentes sectores, e indica” que en el período 2019-2021, los bienes primarios y las manufacturas basadas en recursos naturales representaron casi tres cuartas partes del valor de las exportaciones regionales, las manufacturas de tecnología media y alta representaron dos tercios del valor de sus importaciones. En dicho período, la región solo obtuvo un superávit comercial con la Unión Europea en bienes primarios.”
La República Dominicana, que como se indicó, recibe un monto apreciable de IED de la Unión Europea, debería ir avanzando en aprovechar las grandes oportunidades de inversiones conjuntas que promuevan una real transferencia tecnológica, aprovechando sus fortalezas manifestadas en sectores como son el turismo, la energía renovable, la agropecuaria y la piscicultura, tomando en cuenta que al igual que lo que sucede en la región, las exportaciones del país hacia Europa en su mayoría tienen muy poco valor agregado, ya que se trata de materias primas y productos del agro no industrializados.
Tal como hemos indicado en artículos anteriores, el país requiere de un amplio pMás allá de larograma de tecnificación de la agricultura juntamente con el desarrollo de una agroindustria que industrialice nuestros productos del agro, dándole un mayor valor agregado y con grandes derrames positivos en cuanto a la creación de mejores y mas estables empleos. Es notable las grandes diferencias en rendimientos de los productos del campo que se verifican entre los países desarrollados y los en vía de desarrollo, lo cual se debe en gran parte a que en los primeros la inversión pública medida en porcentajes del PBI duplica en promedio la que realizan los países en vía de desarrollo. Se debe destacar sin embargo que en algunos de los países de la región se han verificado aumentos significativos de la inversión pública en los últimos tres años.
Es conveniente que, conjuntamente con el aumento que debe realizar el Estado dominicano de la inversión en el sector agropecuario, se lleven a cabo iniciativas tendentes a promover inversiones conjuntas de empresarios dominicanos, específicamente con los de la Unión Europea en la tecnificación del agro y la consecuente industrialización que deberá resultar de esas uniones.