Mucho se ha debatido, sobre todo en el pasado año sobre los problemas que representa para la República Dominicana la crisis haitiana.

Dentro de los elementos dilucidados está el problema de la crisis política e institucional que se profundizó aún más por la muerte del presidente Juvenal Moise, la reacción de lo que se denomina la comunidad internacional, sobre todo Estados Unidos, Francia y Canadá, que tienen responsabilidad histórica en la situación que vive hoy Haití, que han dejado a su suerte al pueblo haitiano y con su comportamiento influyen sobre la reacción de los organismos internacionales que podrían intervenir en la situación de crisis, llámese ONU y la OEA.

El Gobierno provisional que se estableció a raíz del asesinato del presidente Juvenal Moise, solicitó a Estados Unidos y con ello a la ONU, desplegar tropas de apoyo, bajo el argumento de proteger instalaciones estratégicas de infraestructura, mientras trata de estabilizar el país y organizar elecciones.

Esta solicitud recuerda la situación de crisis que vivió Haití en el año 1915, con la muerte del presidente Vilbrun Guillaume Sam y el presidente norteamericano Woodrow Wilson, envió tropas de ocupación, que se mantuvieron por 20 años en territorio haitiano.

En la crisis política que se produjo en el año 2004 como consecuencia del golpe militar al presidente Jean Bertrand Aristide, motivó, impulsado por los Estados Unidos, la ocupación de los cascos azules de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con el argumento de imponer la paz en territorio haitiano.

A parte de las denuncias de abusos de los cascos azules, sobre todo de abuso sexual, la parte más importante son los beneficios que obtuvieron empresas.

Según declaraciones de Camille Chalmers el director de la Plataforma Haitiana para un Desarrollo Alternativo, se creó una fuerza de paz en un país donde no había ni guerra ni genocidio y Ruth Werner en un artículo publicado en el periódico la Izquierda Diario, afirmó que la incursión de las cascos azules sirvió para garantizar los negocios sobre recursos estratégicos en Haití de las empresas francesas, estadounidenses, brasileras y canadienses; específicamente empresas mineras norteamericanas y canadienses explotaban 18 minas en su gran mayoría de oro, exentas de impuestos y sin respetar la legislación local.

A fin de cuentas los principales objetivos planteados para justificar la intervención de los cascos azules de preservar la paz y la estabilidad, así como de formar e institucionalizar el ejército, los hechos luego de la salida del MINUSTAH (siglas con que se denominó la misión de la ONU a partir del año 2004 y hasta el año 2017), los acontecimientos de los últimos años evidencian que no se han logrado dichos objetivos y mas bien se han perpetuado y empeorado los problemas de inestabilidad en el orden político, institucional, económico, social y medio ambiental.

Ante la experiencia descrita sobre la crisis haitiana, es necesario reflexionar sobre lo acontecido, para entender que no basta con intervención de potencias, para enfrentar la situación de inestabilidad de la parte occidental de la Isla de Santo Domingo, pues como podemos evidenciar en estas intervenciones siempre subyace el interés tanto de los gobiernos de estos países metrópolis, como sus empresas, para aprovecharse mediante la explotación, de los recursos naturales y humanos, además de dominio geopolítico.

Que más que eso, aunque los organismos con la ONU y la OEA ejerzan su rol en esta crisis, debe reorientarse la intervención, tomando en cuenta los intereses de los habitantes haitianos y como nación de esa media isla caribeña: Haití.