“Si me matan, sacaré los brazos de mi tumba y seré más fuerte”. Minerva Mirabal.-

El pasado domingo 14 de agosto de 2022 asistí al musical Mariposas de Acero. El lema de la obra es “un musical nuestro”. Me llamó la atención el sentido de propiedad que se le atribuía al musical: nuestro. “Es una historia dominicana”, pensé.

La sala enmudeció a las 6.44 p. m., tan pronto inició el espectáculo. El público, absorto durante toda la puesta en escena, aplaudía con vehemencia la ejecución de los protagonistas y los personajes de la obra interpretados por Nashla Bogaert, Hony Estrella, Coral González, Nico Clínico, Ale Moss, Judith Rodríguez, entre otros. La cuarta mariposa, Dedé Mirabal, reencarnó en la artista Adalgisa Pantaleón, quien -con una poderosa y solemne interpretación- narró majestuosamente muchas de las escenas y dotó de hilación a la obra. La incorporación del género urbano, interpretado por Gnómico y -brillantemente- por el discreto Acentoh, un joven rapero de grandes dotes, produjo en mí la esperanza de utilizar los nuevos géneros musicales como accesorios de educación y herramientas para contar las verdaderas historias de la dignidad dominicana.

Las Hermanas Mirabal fueron asesinadas el 25 de noviembre de 1960, en la decadencia de la Era de Trujillo. En honor a ellas el 25 de noviembre de cada año se celebra el Dia Internacional de la No Violencia contra las Mujeres. Mariposas de Acero cuenta la historia de resistencia y lucha de mujeres como Miriam Morales, Dulce Tejada, Tomasina Cabral y, sobre todo, las Hermanas Mirabal. Es una historia de luchas, pero también de sueños. De sueños de forjar familia, de sueños de democracia, de sueños de plantar flores, de sueños de justicia, de sueños de legar un mejor país, una mejor patria, para todos.

Mariposas de Acero no es solo una historia dominicana. Es una obra dominicana, netamente dominicana, interpretada por actores dominicanos, dirigida por un dominicano, con música, escenografía y libreto creados por dominicanos. Un espectáculo original y novedoso, pero arraigado en una de las tragedias más honrosas y gallardas de nuestra historia, que debe servir para contar nuestras historias en los pueblos, en los clubes, en las escuelas; para contrarrestar el influjo de una descarnada sociedad moderna que promueve valores alejados del humanismo. Es una obra dominicana que te remueve el más profundo sentimiento de libertad, de dignidad y de resistencia a la injusticia.