¿Cuántas María Teresa Cabrera hay en nuestro país?
Muchas, diría yo; miles quizás.
Ojalá se junten y decidan acompañar a la dirigente en su empeño de realizar con éxito sus propósitos, que son, entre otros, la redención de la mujer y el respeto colectivo.
Vivimos en una sociedad saqueada y desvertebrada, que expresa sus dolores desde hace siglos: dolores presentes en el diario vivir. Sus punzadas nos tocan a todos, incluso a los más indiferentes, aunque lo disimulen con su máscara de hipocresía.
Mujeres y hombres desarraigados abundan por doquier: ni la verdolaga se reproduce tanto en esta tierra de gente honesta y trabajadora, pero atrapada en el atraso y entregada a una desgracia que nos impide avanzar por los senderos limpios y hermosos de nuestro territorio.
María Teresa Cabrera somos los más, y ella, con su actitud volcada hacia la defensa de nuestros valores morales y patrimoniales, nos representa de la mejor manera, sin los artificios ni las mentiras de quienes han provocado el deterioro social imperante.
Pero ¿cuáles son esos valores morales y patrimoniales que con tanto ahínco defiende María Teresa Cabrera? Enumeremos algunos, no sin antes aclarar que por valores morales y patrimoniales entendemos el conjunto de normas y hábitos que son transmitidos por la sociedad al individuo y que representan la forma buena o correcta de actuar.
En este sentido, los valores morales nos permiten diferenciar entre lo bueno y lo malo; lo correcto y lo incorrecto; lo justo y lo injusto. Los patrimoniales, a nuestro juicio, son aquellos que están estrechamente relacionados con nuestra práctica de vida, y nos pertenecen por uso y costumbre.
Así, valores morales son, entre otros:
-honestidad,
-sinceridad,
-humildad,
-empatía;
los patrimoniales nos representan material y espiritualmente: nuestra tierra, con sus valles, montañas, ríos, mares y tesoros, y nuestro legado cultural.
Estos valores y muchos otros signan la vida de esta intrépida y valiente mujer llamada María Teresa Cabrera, a quien conocemos e identificamos a través de su participación en innúmeras contiendas sociales en favor de la justicia y la equidad, y en las que nos ha entregado su pensamiento de patria liberada del oprobio, así como su manifiesto encanto.
¿Cuál es ese encanto que posee María Teresa Cabrera? Su honestidad abierta y verdadera, que toca de cerca nuestros corazones y nos impulsa a valorar su empeño, y a dar junto a ella los saltos necesarios para materializar nuestros anhelos de vivir en un país libre de falsedades, pobreza e injusticia.
Si la vemos pasar por nuestro lado, sigámosla. Su andar y su acertada creencia de que toda lucha social pensada y organizada con amor, tesón y disciplina deja frutos invaluables en el seno del pueblo, nos llevará a vivir sin estrecheces ni violencia.
María Teresa Cabrera es una luz en esta oscuridad. No vacilemos en buscarla como ella nos busca a nosotros, y acompañémosla con la esperanza de que juntos conoceremos los beneficios de una sociedad diseñada para el cultivo del bienestar colectivo.
¡Unámonos a la gran marcha de los sueños colectivos y ahí nos mezclaremos con los pasos firmes y decididos de María Teresa Cabrera!