En el 2007, Núñez publica: Peña Batlle en la Era de Trujillo” con el propósito de rehabilitar al hombre y su obra, para él es vital justificar la integración de Peña Batlle a la dictadura, su premisa es que el trujillismo conformó una “sociedad totalitaria, sin libertad de asociación, sin libertad de pensamiento, encuadrada en un Partido único, sometida económica, política y socialmente a una dictadura, que fue el pesebre y la prisión del notable historiador dominicano”, entiende que Peña Batlle fue parte de “la generación atrapada” por la dictadura, opina que para el historiador, en particular, aquel régimen fue fatal ya que él “permaneció enclaustrado desde los veintiocho años hasta su muerte”.

 

Núñez sintetiza las dos leyendas anteriores: “Vivió Peña Batlle durante los primeros once años de la Era de Trujillo un exilio interior”, afirma que: “tras el estallido de la conjura de Santiago”, Peña Batlle “sintió muy cercanas las zarpas de la represión trujillistas. Para hacer las paces, Peña Batlle se inscribió en el Partido Dominicano el 25 de marzo de 1935” / “En 1935, fue tiroteado en las cercanías de su casa de Cachimán; como abogado que ha de terciar con las autoridades pasa por las horcas caudinas de verse en la obligación de inscribirse en el Partido Dominicano”. En estas circunstancias es que “Peña Batlle se inscribió en el Partido Dominicano el 25 de marzo de 1935. Fue llevado por su amigo Gilberto Sánchez Lustrino”.

 

En tono concluyente, afirma que Peña Batlle “ingresará al círculo de poder de Rafael Trujillo en 1942”, fue una adhesión tardía y reticente ya que: “Probablemente su adhesión al trujillismo, tardía y reticente, obedeció más que a una comunión con los procedimientos del dictador, a la convicción de que un Estado fuerte podía terciar en unaS negociaciones y torcer el sesgo que habían tomado los asentamientos”.

 

Hay que reconocer que al momento Trujillo ascender al poder político ciertamente Peña Batlle públicamente se opuso a Trujillo: “su línea fue de oposición a la candidatura Trujillo-Ureña, incluso figuró entre las personalidades que asistieron a la proclamación de la candidatura presidencial de Federico Velázquez y Ángel Morales” (1). Ahora bien; esa actitud duró hasta 1935, año en que el Sabio comienza un proceso paulatino y progresivo de acercamiento ideológico y político al tirano resultado natural de la conformidad ideológica con la naturaleza del régimen político, en otras palabras, el elemento decisivo de esta incorporación al trujillismo fue resultado de la sintonía libre y voluntaria de Peña Batlle con la dictadura, se trató de la evolución de un pensamiento político que naturalmente desembocó en el autoritarismo, ese proceso de arribo al trujillismo tiene su cronología: entre 1933-40 miembro de la Comisión Delimitadora de la Frontera, el 25 de marzo de 1935 Peña Batlle se inscribe en el Partido Dominicano (2) y pronuncia su primer discurso trujillista. Fernando Infante confirma que: “Chilo (…) debutó en la tribuna trujillista en un mitin celebrado en el parque Ramfis en desagravio a Trujillo por el frustrado complot de Buenaventura Báez Ledesma y Ramón de Lara” (3).

 

La inscripción en el Partido Dominicano fue el paso político que sirvió de verdadero punto de partida de su afiliación trujillista y confiesa su nuevo ideario político que estará marcado por el providencialismo/culto al Jefe (Trujillo: Hombre Predestinado, fuerza y necesidad histórica, nacionalista y constructor de la nación y el Estado), el autoritarismo y el anti hostosianismo; a partir de aquí  “asume en términos ideológicos el contenido de las acciones del régimen despótico, las que encuadra en el marco de las transformaciones del pensamiento de la época” (4), jamás volvería al liberalismo; y, en 1935, aparece como miembro de la Academia Dominicana de la Historia, institución conformada por historiadores del trujillismo.

 

Mario Fermín Cabral propone que la Capital pase a llamarse “Ciudad Trujillo”, el dictador públicamente disimula oposición a la propuesta, Peña Batlle se suma a la posición de Trujillo, entonces cae en desgracia, Trujillo lo convierte en “un paria político y social”: “en julio comete el error de aplaudir la primera decisión aparente de Trujillo contra el cambio de nombre a la Capital; en visible desgracia desde entonces, jactándose privadamente de ello” (5). Mimbro del Consejo de Salomones de la Cancillería. En 1938 Peña Batlle publica: “Un capítulo de historia fronteriza dominico-haitiana. Negociaciones anteriores a 1867” (6).

 

En 1940 Miembro del Consejo Administrativo del Distrito de Santo Domingo, para serlo se precisaba del visto bueno de Trujillo. Se firma el Tratado Trujillo-Hull, un conocedor de Peña Batlle afirma: “No creo necesario decir que la cabeza más visible de todo este proceso que culminó con el Tratado Trujillo-Hull, fue la de Manuel Arturo Peña Batlle, como lo fue también en otros procedimientos exitosos de la política internacional de Trujillo”. En 1941 Trujillo lo nombra presidente de la Cámara de Diputados, catedrático de la Facultad de Derecho, en síntesis, la integración de Peña Batlle al régimen de Trujillo fue paulatina, el “Sabio” vio en el régimen “una dictadura que se consustanció con sus ideas esenciales” (7). No obstante; ­las evidencias Núñez plantea que la década del treinta fue para Peña Batlle “una etapa de exilio interior” en la que fue “un cauteloso opositor de la dictadura” y que: “No existen datos, a menos que naufraguemos en la especulación personal, de que Peña Batlle quisiera incorporarse al régimen en esos momentos”.

 

Argucia No.4: El hombre que participa en hechos históricos compromete su responsabilidad, establecerla es un elemento fundamental, no para condenar a nadie, la historia no es un tribunal, sino para fijar la verdad, objetivo principal de la actividad científica, de ahí que para los defensores del ‘historiador’ la cuestión de la posible responsabilidad histórica de Peña Batlle en el genocidio de haitianos en 1937 resulte ser un espinoso (8).

 

Trujillo conformó un grupo selecto de intelectuales a los que llamó “Los Salomones”, se trató de un “equipo de ideólogos del trujillato”: “Son los consejeros de Rafael L. Trujillo Molina, quienes han estado presionando para crear en la mente del dictador la imagen del anti-haitianismo” (9) / “un círculo de consejeros que el propio Trujillo llamaba Los Salomones. Areópago de celebridades intelectuales en poder de un saber que el tirano consultaba antes de tomar decisiones de trascendencia” (10) / “hombres dotados de sapiencia, que llevaron su bagaje ideológico, que contribuyeron a contener las extravagancias y los extremos del régimen”. A este “Consejo de Sabios” se le dio carácter de Estado, fueron organizados en “La Comisión Consultiva de la Cancillería” (11). Se afirma que: “Tenían la experiencia histórica, la visión de las relaciones internacionales y la prudencia política, para ocuparse de los grandes temas”.

 

En su búsqueda de solución al problema fronterizo, Trujillo, antes de ejecutar “El Corte”, consultó a estos sabios; según Bernardo Vega “existe bastante evidencia de que Trujillo consultó con sus expertos en Derecho Internacional sobre cómo sacar a los haitianos del país y que esto lo hizo varias semanas antes de iniciarse la matanza”. Bernardo Vega entrevistó a Luis Julián Pérez, y este informó que “en 1937 surgieron incidentes fronterizos y nadie sabía qué hacer para solucionarlos. Trujillo reunió a “Los Salomones” y les pidió que estudiaran el asunto y que le dieran respuesta al mes. La misma fue que no había solución. No se podía apelar al Laudo Arbitral del Papa de fines de siglo, ni al tratado fronterizo. No había solución política, diplomática o histórica. Trujillo respondió: “Me va a costar a mí buscar mi solución” / “Yo voy a resolver el problema”. (12)

 

Un relato referido por Tony Avelino revela que Trujillo solicitó a sus “Los Salomones” una fórmula de solución pacífica al problema de la ocupación de la frontera por los haitianos, la respuesta fue que esa solución pacífica no existía, Trujillo reaccionó con una frase: “Carajo (…) yo voy a resolver el problema” (13). Núñez admite que el 14 de septiembre de 1937: “la Comisión Consultiva de la Cancillería, un comité de sabios denominados Los Salomones, fue instada por Trujillo a rendirle un informe de solución acerca de la plétora de acontecimientos -saqueos, cuatrerismo, usurpaciones de territorio- que se habían producido en la frontera”.

 

¿Quiénes fueron los Salomones consultados? Vega los identifica: “Para esa fecha la Comisión Consultiva estaba integrada por Julio Ortega Frier, Gilberto Sánchez Lustrino, Moisés García Mella, Rafael Augusto Sánchez, Porfirio Herrera, Humberto Ducoudray y Manuel Arturo Peña Batlle. Su secretario lo era el Lic. J. Ramón (Monsito) Rodríguez”. En calidad de no miembros asistían a las reuniones de la Comisión el Lic. Cruz Ayala (Secretario de la Presidencia) y Jacinto Peynado (Vicepresidente de la República) y “algunos otros expertos más”. (14)

 

Mario Read Vittini también incluye a Peña Batlle entre los sabios: “Trujillo tenía un escogido número de diez o doce personas a las que llamaba “mis Salomones” para consultar cuando tenía algún problema serio (…) Eran Mario Fermín Cabral, Fello Vidal, Manuel Arturo Peña Batlle, Cundo Amiama, Arturo Despradel, Carlos Sánchez y Sánchez, Don Manuel Jesús Troncoso de la Concha, su hijo Jesús María Troncoso y Arturo Logroño (…) entre otros”. (15)

 

Las fuentes citadas identifican a Peña Batlle como uno de los Salomones: “Junta Consultiva, de la cual Peña Batlle formó parte desde su incorporación al gobierno” / “Consejo de sabios, entre los cuales, desde su entrada al régimen, siempre estuvo Peña Batlle”. Danilo P. Clime afirma que Peña Batlle era miembro de dicha Comisión (16). Entonces: ¿Participó Peña Batlle en calidad de Salomón consultado por Trujillo antes de ejecutar el genocidio de 1937?

 

Los abogados de Peña Batlle han planteado la tesis de que entre 1930-41 Peña Batlle fue un “disidente”, que en ese período Peña Batlle guardó un silencio absoluto, sufriendo un “exilio interior”, que para la fecha de ejecución del corte: “Peña Batlle no era trujillista en 1937, se adhirió después y tal vez por ello” (17) / “Peña Batlle entró a colaborar con el gobierno de Trujillo (…) en el año 1942” (18); la defensa alega que sólo a partir del 1942 se convierte en un Salomón, en esta barra de defensa destaca Manuel Núñez, apoyado en la tesis de Bernardo Vega de que la incorporación de Peña Batlle al trujillismo se produce en 1942, entiende que: “Erróneamente se ha querido estigmatizar a Peña Batlle como el ideólogo de la matanza de 1937, cuando todavía no se había producido su incorporación al régimen de Trujillo. Peña Batlle se incorpora en 1942 (…)” (19).

Referencias:

1 Andrés L. Mateo (1993), Mito y Cultura en la Era de Trujillo.

2 El periódico La Opinión el 25/marzo/1935 informó que: “El ilustrado escritor y jurista Manuel Arturo Peña Batlle, uno de los valores más sobresaliente de la juventud dominicana, ingresó en la mañana de hoy en las filas del poderoso Partido Dominicano, donde llegó acompañado por el Lic. Gilberto Sánchez, secretario, viejo amigo y camarada de su nuevo correligionario en las filas trujillistas, quien es subsecretario de Estado de Interior, Policía, Guerra y Marina”. Fernando Infante (2007), La Era de Trujillo: Cronología Histórica. TI. P.185.

3 Fernando Infante (2009), Biografía de Trujillo. P.85.

4 Raymundo González (1994), Peña Batlle y su concepto de nación dominicana. ECOS. Año II. No.3.

5 Jesús de Galíndez (1999), La Era de Trujillo.

6 Boletín Archivo General de la Nación. Año 1. No.1. 31/marzo/1938. Este ensayo es el capítulo X de “La Cuestión Fronteriza Dominico-Haitiana/1946.

7 José I. Cuello (1991), Sobre perdida de generaciones.

8 Para dilucidar la participación de Peña Batlle y de la intelectualidad trujillista en la “Masacre del Perejil”, Núñez en su obra “Peña Batlle en la Era de Trujillo” le dedica un apartado especial: “Peña Batlle en el 1937”.

9 Marcio Veloz Maggiolo (1977), Apuntes sobre el anti haitianismo. Renovación. No.308. Sección DEBATE. 1977.

10 André L. Mateo (1996), Los Salomones de Trujillo. En: Al Filo de la Dominicanidad.

11 La Comisión Consultiva de la Secretaría de Relaciones Exteriores fue creada mediante decreto el 11 de septiembre de 1931, la integraron Max Henríquez Ureña, para entonces era el Canciller, Jacinto B. Peynado, José Antonio Jiménez Domínguez, Gustavo A. Díaz, Francisco J. Peynado, Arturo Logroño, Augusto A.

Júpiter, J. Humberto Ducoudray, más dos secretarios: Telesforo R. Calderón y Manuel de J. Pellerano Carvajal. Odalís Pérez (2011), Max Henríquez Ureña: Las rutas de una vida intelectual, P.247/248.

12 Bernardo Vega (1988), Trujillo y Haití. Vol. I. P.316/317. Son las dos expresiones que se le atribuyen a Trujillo al conocer la respuesta de los Salomones

13 Francisco Antonio Avelino (1995), La causa impulsiva y determinante de la matanza de haitianos de 1937.

14 Bernardo Vega (1988) Trujillo y Haití. Vol. I.

15 Mario Read Vittini (2007), Trujillo de Cerca.

16 Danilo P. Clime (2009), 1937: A cuchillos largos en el Caribe.

17 José I. Cuello (1985), Documentos del Conflicto Dominico-Haitiano de 1937.

18 Luis S. Peguero Moscoso (1991), El Peña Batlle sobre el cual no se escribe.

19 Manuel Núñez (2001), El ocaso de la nación dominicana.