(Apuntes para un Manual de Sociología barata)

 

Son sujetos que pululan de reuniones a consejos universitarios. Invierten más tiempo en esas actividades que en sus despachos resolviendo menesteres burocráticos. En cada reunión discuten lo que no se resolvió en la reunión que se yo cuánta, y que no se resolverá, porque la precaria planificación es un signo “epigenético” de la institución. Si sus sueldos se cuantificaran en función de reuniones, fuesen más ricos(as) que Elon Musk.

Se distinguen porque siempre andan con unos saquitos negros para visitar funeraria de pobre. En sus conversaciones predomina la homofobia, hablar gritando, la ausencia de conceptualización respecto a cualquier tema, la “misoginia”, el antihaitianismo y una queja de una UASD abstracta. A pesar de que se han pasado toda una vida ocupando puestos y con poder de decisión, su discurso crítico respecto a la institución, se sitúa al margen de los males académicos. No asumen que nos hemos adaptado a una mediocridad muy cómoda, que no exige, pero da muchos beneficios.  Te saludan con un aprecio y un cariño superlativo, para que no pongas en duda que eres un voto de ellos/as en la elección que esté de turno.

El personaje se inició como profesor y/o profesora, pero descubrió que hacer política en la UASD exige menos esfuerzos que ser catedrático a tiempo completo con 40 horas de “docencia” a la semana, y que el sueldo es mejor, y que no tiene que firmarle a un bedel (empleado cuyo rol es controlar la puntualidad de los profesores(as), y llega tarde).  Y no decir que la academia es una institución endogámica, donde un porciento muy alto de profesores y empleados son familias. Si Durkheim estuviese vivo, la UASD fuese un banquete para profundizar, ampliar y modernizar su concepto de “anomia”.

¿Cuántas horas de docencia han impartido los/las famosos/as UASDIANOS/AS, si desde que fueron estudiantes hasta que se mueran han sido activistas políticos de la institución?

Es posible que el curriculum vitae de estos personajes sea un compendio de actividades exclusivamente ejecutadas en la UASD. La politiquería y el “macuteo” es variopinto: dirigentes estudiantiles, empleados y/o dirigentes sindicales, cooperativistas, coordinadores de maestrías, coordinadores dizque de cátedras, directores de escuelas y/o departamentales, vicedecanos, decanos, vicerrectores, rectores, asesores de rectores y profesores(as) ancianos(as) recontratados, aunque tengan un siglo de vida y estén desactualizados en términos profesionales. Es un negocio tan amplio que no se detiene ni cuando el UASDIANO(A) está inerte en una caja en la funeraria Blandino, porque designa a un familiar para que siga chupando mieles del botín.

Así cualquiera es UASDIANO. Sin nadie a quien rendirle cuentas, con yipetones, con choferes, con beneficios colaterales y respaldado por un “sindicato” que solamente reivindica asuntos de subsistencia, que te apoyará, aunque trabajes poco y ganes mucho.  De esa forma cualquiera justifica los vicios, la mediocridad profesoral y tecnocrática, indicadores que no consienten la profesionalización y la modernización de la academia. ¿Qué se puede esperar de una institución que no supervisa ni sanciona, y donde el vicio pasa de rumor a chiste caricaturesco?

Para esos sujetos(as), todo el ente externo que critica la ineficiencia de la academia es un enemigo. Pero todos(as) saben que el verdadero enemigo de esa institución es la politiquería, que permea, decide y obstruye el rigor académico. Cualquiera puede ocupar cualquier cargo si hizo campaña y oferta una “batiBravo”.

La enajenación de esos sujetos es tan particular que asumen la institución como su propiedad, como un inmueble personal. Se sienten ofendidos cuando alguien (con razón o no) reflexiona respecto a lo ineficaz que es la institución. Dicen sentirse hasta agradecidos, como si estudiar en la UASD ha sido un costo del bolsillo ajeno.

Es un agradecimiento tan de la boca para afuera, que a las autoridades les importa un carajo el mal uso de los recursos materiales de la institución (que un aire acondicionado esté encendido 24 horas sin que nadie lo esté usando). No hay compromiso real con lo que supuestamente se agradece. Es bazofia demagógica y oportunista. El asunto es tan sintomático que lo que da sentido a una academia es el rigor de la docencia; y que yo sepa, ni en la propuesta de campaña de un vicerrector académico se ha incluido un plan para enfrentar o modificar un mal endémico de la UASD:  secciones superpobladas (con 60 o más estudiantes). Todo parece indicar que llegan a ese puesto ignorando la variable pedagógica, cantidad vs. calidad.

En sus diatribas de agradecidos(as), fingen ignorar que la Universidad Autónoma de Santo Domingo se sostiene por los impuestos que pagan todos(as) los(as) dominicanos(as) que trabajan; y que el mejor tributo de agradecer sería respetar los recursos que invierte el pueblo dominicano para que esa institución cumpla con un rol que hace tiempo dejó de cumplir.

Si los resultados académicos de la universidad se midiesen en inversión beneficios, el Estado dominicano estaría perdiendo. La UASD es una institución pública, y como tal, sus gastos financieros y sus actividades académicas deberían ser supervisadas por las autoridades del Estado.

Como profesor de esa institución, a veces me pregunto, de verdad, de verdad, ¿cuántas horas de docencia han impartido los/las famosos/as UASDIANOS/AS, si desde que fueron estudiantes hasta que se mueran han sido activistas políticos de la institución?

Quien escribe es tan incoherente, que es un UASDIANO más, pero por más de 25 años ha impartido 40 horas de docencia a la semana, llegando puntual y rara vez no asistiendo al aula.

Cc