“El rombo es un cuadrilátero cuyos cuatro lados son de igual longitud y cuyos ángulos opuestos son iguales”. En realidad, el rombo es una figura geomática que aparece como elemento decorativo en las artes, en la artesanía y como expresión estética de la cotidianidad, variando su contenido y simbolismo en las diversas culturas.
Sus expresiones han adquirida notoriedad internacional, trascendiendo a dimensiones de obras de arte como el caso de Piel Mondrian en Francia, donde sus rombos invadieron la moda en el contexto europeo, el Caribe y Americalatina con su propia identidad. Incluso los rombos aparecen en los juegos de naipes y como símbolo comercial de RENAULT Y MITSUBISHI, marcas vehicular.
En dominicana, los encontramos en las diversas culturas precolombinas, de manera especial en los petroglifos de Chacuey, en la Plaza Sagrada de Anamuya, en la Cueva de Borbón y en la Cueva de las Maravillas, cuyos contenidos simbólicos se presentan como un desafío lingüístico-cultural.
Igualmente, la presencia del rombo se encuentra en la cultura española colonizadora a nivel estético-decorativo, poco estudiados a nivel de sus significados y simbolismo. Con la llegada de los esclavizados africanos, varias de sus etnias trajeron la figura del rombo, con una interpretación de su filosofía y su cosmovisión existencial.
Como herencia afro, el rombo se expresa en una dimensión de protección, por eso, en el Sur del país, gran parte de las viviendas campesinas están decoradas por rombos, sobre todo en puertas y ventana en sus caras exteriores como parte de una visión mágica-religiosa e incluso en tumbas de los cementerios más antiguos de esta región. En las ciudades, aparecen en diversas viviendas como símbolos decorativos que en fondo son de protección, generalmente solicitados por los propietarios de origen campesino o por albañiles populares.
En términos generales, para la mayor parte de las personas existe una visión de “inocencia” utilizado al rombo como una expresión decorativa, aún a nivel oficial, en lugares realmente insólitos. En la ciudad de Santo Domingo, capital del país, los encontramos en la parte exterior de las Oficinas Gubernamentales, frente al Palacio Nacional, sede de la Presidencia de la República y en la puerta de la antigua Vicerrectoría Académica de la Universidad Autónoma de Santo Domingo o en algunas viviendas y edificios de la élite a nivel nacional.
En el contexto de la región Sur hemos encontrado los rombos en las viviendas populares, rurales, en tumbas como la parte antigua del cementerio de Neyba, así como en los bancos públicos del parque de esta población. Todas, tienen un contenido invisibilizado, clandestinizado, ignorando que estos rombos tienen forma diferente con los rombos indígenas y españoles mostrando en su interior una dimensión doble, siendo una herencia africana.
El contenido y los rituales de todas las religiones son simbólicos con códigos mágico-religiosos que tienen una conexión con la cultura, permitiendo una comunicación con los creyentes. Las religiones africanas no son una excepción, en ellos hay presencia armónica entre la religión y la cultura. En algunos lugares de África la explicación de Ojoto, símbolo del caracol, es una representación de Esú, deidad de la producción y el crecimiento, el cual está adornado por triángulos cuyos desdoblamientos forman los rombos. Este, todavía es más trascendente, porque contiene las dimensiones de su cosmovisión, de sus expresiones mágico-religiosa, de su filosofía de la vida, de la muerte y de la sociedad.
Según esas culturas, el caracol, símbolo de la existencia material, es responsable de la existencia del rombo. Este se inicia en una línea que apunta en crecimiento hacía arriba, la cual va abriendo sus paredes, conteniendo en su interior la forma de un rombo sagrado y el rombo es la instancias que contiene la sabiduría para todas las preguntas y misterios. Todo comienza en eje de la izquierda camino hacia su totalidad. El punto de la izquierda simboliza el nacimiento, el punto de abajo la vida y el punto de la derecha la muerte y como la muerte como desaparición no existe para el africano porque traduce a los difuntos a otra dimensión de la realidad, la muerte, entonces, se convierte en vida, siendo un nascimiento donde el ciclo se repite eternamente.
En las viviendas dominicanas, el rombo es una reminiscencia expresada en la oralidad y en el imaginario popular, mantenida simbólicamente como identidad afro que perdió su contenido original con el tiempo y en el subconsciente popular ha quedado como expresión de protección.
La visión oficial de políticas de Estado y de gobiernos desconocedores de las simbolizaciones espirituales, religiosas y culturales han cometido la barbaridad en un afán equivocado de la modernidad, de eliminarlos. Cuando han ocurrido desastres naturales, han borrado todas decoraciones populares de las viviendas para pintarlas, dejando sus paredes huérfanas de estas simbolizaciones culturales dominicanas de herencias cimarronas, perdiéndose elementos fundamentales de la cultura y de la identidad, dejándole a los pobladores la sensación de que eso era un atraso y por eso no volvieron a pintarlas. Caso único ocurrió en San José de Ocoa, donde un soñador decoró las viviendas de una pequeña comunidad con simbolizaciones de la cultura actual pasándose por alto las riquezas originales.
Gran parte de estas simbolizaciones del cimarronaje y de herencia afro fueron, recogidas en un libro por el investigador, ido a destiempo, Elpidio Ortega. He visitado la región Sur varias veces, recogiéndolos antes de que las eliminaran en casi su totalidad, con especial fascinación en el Naranjo, en las cercanías de Cabral, Barahona, último de los manieles, reminiscencias del Maniel de Neyba, estudiado documentalmente por el investigador Carlos Esteban Deive.
Por eso, en la cultura popular y la identidad dominicana, los rombos son más que símbolos geométricos por su trascendencia en términos artístico, decorativos y antropológicos, obras de arte y protección de las viviendas, eliminadas por la discriminación ideológica de Estado y el desconocimiento de ingeniero y arquitectos neocolonizados tomando como pretexto a la modernidad.