Desde el año 2000, la República Dominicana ha experimentado siete elecciones presidenciales, caracterizadas por un nivel de abstención cada vez mayor: En el 2000 23.86%; en el 2004 27.16%; en el 2008 28.56%; en el 2012 29.85%; en el 2016 30.40%; en el 2020 44.71%, en medio de la pandemia del COVID-19 y, ahora en las recién pasadas elecciones de este 2024, en condiciones normales, la abstención subió a 45.97%.

Según los expertos Politólogos, Sociólogos y otros profesionales estudiosos de las sociedades y sus comportamientos, las principales causas de la abstención en los procesos electorales son: Descontento con los Políticos, Falta de Opciones atractivas, Desconfianza en el sistema electoral, Falta de educación cívica, Desinterés o apatía política. Cada una de estas razones pueden estar influyendo en algún grado, en la decisión de los dominicanos de no participar en las elecciones.

Sin dudas el propio presidente Luis Abinader dijo que estas elecciones serian un plebiscito, a favor o en contra de las acciones que ha realizado en estos casi cuatro años de su gestión y, la respuesta de esta sociedad ha sido:

  • 31.04% aprueba (o sea el 57.45% de los que votaron).
  • 22.99% desaprueba.
  • 45.97% se abstuvo de responder.

En otras palabras, el presidente Luis Abinader y el Partido Revolucionario Moderno solo cuenta con una aprobación de apenas el 31% de la población, por lo que no caben dudas que este gobierno fracasó y decepcionó a sus electores, porque casi el 70% de los ciudadanos no fueron a darles el apoyo a sus acciones. Pero, peor aún, si analizamos el numero de votos de pocos más de dos millones quinientos mil y consideramos el número de Tarjetas Supérate, Bono Luz, Bono Gas, Penciones indiscriminadas, que esto superan con creces a esos 2.5 millones de ciudadanos que les dieron su aprobación y no menos importante, unos ochocientos mil empleados públicos, entre empleados de empresa publicas y de los ayuntamientos que dirigen. Y esto sin hablar de toda la logística que utilizaron para llevar a su gente y a otros ciudadanos a votar ese día. Lo que representa una votación eminentemente clientelar y apezar de ser clientelar, con ese universo de votantes, también tuvieron un pobre desempeño en convocarlos a votar.

Diría un PRMeista: PERO GANAMOS. Y no caben dudas que tiene toda la razón del mundo. También la oposición fracasó en cautivar a los votantes, en llevarlos a votar, en hacer los señalamientos adecuados, para motivarlos y lo peor, ni la oposición, ni el gobierno, lograron generar la confianza necesaria, para que el soberano pueblo dominicano se levantara masivamente a ejercer su deber y su legítimo derecho a votar.

Claro que no podemos olvidar, ni dejar de mencionar que el PLD y su Comité Político no hicieron ningún esfuerzo creíble por hacer que su militancia se animara y creyera en la posibilidad de triunfo; pero tampoco accedieron a hacer una gran alianza en primera vuelta. Esto lo decimos, porque como todos recordaremos que esos miembros del Comité Central y otros destacados miembros del partido, no participaron de la campaña en favor de su candidato Abel Martinez, a quien le dejaron la cancha sola y con esto contagiaron a la mayoría de los PLDeistas, sumando a la abstención y con esto, viavilizaron el triunfo en primera vuelta electoral del PRM y Luis Abinader.

De cara a este nuevo período presidencial de Luis Abinader y el Partido Revolucionario Moderno (PRM), nos preocupa que, a pesar de todo el poder que acumulan, con mayorías en ambas Cámaras Legislativas y la propia Presidencia, no cuentan con una aprobación mayoritaria de los ciudadanos, lo que puede representar un obstáculo, si consideramos la eminente y necesaria Reforma Tributaria, así como otras reformas que se plantean hacer.