La regla es simple. El partido oficialista abusa de los recursos del Estado y los opositores denuncian el abuso. Siempre. Para caravanas, por ejemplo.

Las caravanas solo sirven para malgastar combustible, provocar tapones y propiciar enfrentamientos ¿Su razón? Demostrar fuerza: el dominicano detesta votar por perdedores. Son inútiles, porque hasta el menos votado de los partidos principales es capaz de llenar las calles.

Cuando sean prohibidas y sustituidas por encuentros locales donde los candidatos sean interrogados por los asistentes, se hablará menos del abuso del erario y la democracia dominicana habrá dado un enorme salto cualitativo.