Desde Sócrates tenemos claro que la pieza clave de un proceso educativo formal es un buen maestro o maestra. Y cuando me refiero a un buen maestro incluyo también al autor de un libro o quien se comunica con nosotros a través de un programa de televisión o un video de YouTube. El salón de clases es uno de los varios espacios desde donde un docente puede compartir lo que sabe o sus experiencias con alumnos. La función magisterial es inherente a los seres humanos. La especie humana ha evolucionado en gran medida gracias a que muchos congéneres nuestros han asumido la tarea de ser maestros en lugar de criar ganado, cosechar trigo o gobernar. Formar buenos maestros es clave en el desarrollo de toda sociedad. En ese esfuerzo nos jugamos el futuro social.

En República Dominicana arrastramos décadas de mala educación en el sector público y como los profesores salen de las mismas malas escuelas, perpetúan los vicios y carencias del sistema escolar. Los egresados de la secundaria han sido mayoritariamente tan mal formados que las universidades tuvieron que inventar un año remedial (Colegio Universitario, Ciclo Básico, etc.) para que los jóvenes pudieran cursar una carrera universitaria. El mejor esfuerzo para conseguir docentes destacados se logró hace unos 7 años. La ordenanza 09-15 fue consensuada para formar profesores de calidad que superaran las deficiencias que arrastramos e iniciar un cambio real en la educación dominicana. Se le sumó una mejoría substancial al salario para atraer buenos chicos y chicas. Lamentablemente, no bien comienza a dar sus frutos y los sectores que medraban en el modelo antiguo están intentando eliminarlo.

Para los que no son duchos en temas educativos les presento el problema. Antes de dicha ordenanza el currículo para formar maestros estaba tan lleno de cursos de pedagogía, y regularmente de mala calidad, que se convirtió la carrera de educación en el paraíso para los estudiantes mediocres que temían los cursos de matemáticas, ciencias, sociales y hasta los cursos de calidad de español y literatura. El sistema universitario llegó a tener decenas de miles de estudiantes de educación que al egresar no eran capaces de pasar un examen de matemáticas o lenguaje de 7mo grado. Con la ordenanza se enfatizaba la parte disciplinar, es decir, si estamos formando un maestro para enseñar matemáticas en 5to o 6to grado de secundaria (los antiguos 3ro y 4to de bachillerato), debe tener más de un 70% de su formación en matemática pura y dura. En lo personal considero que debería ser un matemático, que lo pedagógico se enseña paulatinamente en la medida que ejerce como docente.

Cuando el nuevo ministro de Educación destaca que los niños y niñas no aprenden a leer (condición esencial para el resto de su formación) es indicativo que los maestros de los primeros años de básica carecen de la formación práctica en el proceso de lecto-escritura y los rudimentos de lógica matemática. Sus licenciaturas estuvieron llenas de cursos de pedagogía, pero por lo visto no se formaron en la tarea iban a realizar. Y no es una impresión subjetiva de un servidor o el nuevo Ministro, es que todos los análisis internacionales nos colocan en último lugar en todas las áreas.

El problema ya no es falta de dinero. El problema es como gestionamos el proceso. El 4% se ha gastado en asuntos que no mejoran la calidad de la educación. Mucha construcción (necesaria), mucha comida (relevante), maestros con igual mala calidad pero que ahora salen más caros por el incremento de los salarios sin atender al desempeño. La nómina del MINERD tiende a convertirse en proyectos presidenciales de algunos de sus ministros, cuestión que estoy seguro no será la actitud de Dr. Hernández. El anuncio del Presidente de incluir a los niños y niñas de 3 años en adelante suena bien, pero si no es para que aprendan, estaremos convirtiendo las escuelas en grandes guarderías.

No debemos retroceder en la formación de docentes. Hay que parar ese intento de llevarnos a etapas previas a la ordenanza 09-15 y a la vez hay que evaluar y remunerar a los docentes en base a su desempeño. En los primeros tres años de básica la tarea fundamental es que los niños y niñas aprendan a leer y escribir, y todos los docentes que carezcan de habilidades para ejercer esa tarea y estén a cargo de esos niveles deben ser entrenados intensamente. Algunas experiencias puntuales han sido exitosas, es buena idea volver a ellas.

El enredo que nos ha generado el famoso modelo de competencias (financiado desde el exterior y con mucho dinero) sigue generando miles de resmas de papeles sin que mejore la calidad de los aprendizajes. Algo de semejanza tiene con la Escolástica. El punto fundamental es que los profesores sean buenos en las áreas donde ejercen su docencia, sin importar si saben o no el grado de competencia. El sistema educativo debe salir del mundillo de los pedagogos y centrarse en el aula y la experiencia de los niños y jóvenes. Logramos eso o nunca saldremos de ser un país de renta media o involucionaremos en todos los órdenes. Los buenos profesores y profesoras son la clave…como siempre ha sido.