El marxismo es la gran utopía de la modernidad, enarbolada por la juventud de cuatro continentes, en la lucha por una sociedad para el bien común.

El primer error del marxismo es: LA PROPIEDAD PRIVADA COMO ORIGEN DE TODOS LOS MALES. Para Marx la propiedad privada es el origen del egoísmo, y enfrenta a los burgueses (los ricos) contra el proletariado (los pobres), y define dos clases irreconciliables, y en permanente lucha. La solución es eliminar la propiedad privada, en el entendido de que ipso facto aparecería el “nuevo hombre”, desprovisto de egoísmo, y capaz de construir el comunismo, algo que Gorvachov tuvo la honestidad de reconocer que no se había logrado a los 74 años de la dictadura del proletariado.

Marx debió escuchar a John Locke en el sentido de poner límites a la propiedad privada, en lugar de suprimirla, tal como lo que hizo el socialismo europeo, poniendo impuestos más altos a los que pueden pagar, y estableciendo cooperativas, para construir de esa manera una seguridad social con “protección desde la cuna hasta la tumba” para toda la población.

El segundo error es: LA DICTADURA DEL PROLETARIADO COMO MEDIO DE LOGRAR EL SOCIALISMO. El joven Marx abrazó el socialismo como legítima reivindicación de la explotada clase obrera de su tiempo, pero fue luego que concibió la idea de que, para dar el paso del capitalismo al comunismo, era necesario una etapa intermedia: la dictadura del proletariado, y esto hizo que se le vinculara más a la dictadura, que al comunismo que se buscaba.

Esto dividió a los radicales bolcheviques de los moderados mencheviques, entre los cuales estaba Leon Trosky, lo que lo llevó a la ruptura total con Stalin. Gramsci luego propuso el socialismo a través de las reglas de juego de la democracia representativa, y es el origen del euro-comunismo, que abrazarían luego los marxistas de Francia, España, e incluso Eduardo Frei en Chile. La respuesta correcta nace en Inglaterra cuando los puritanos logran que el monarca cediera el poder a un parlamento elegido por el pueblo, a través de elecciones libres entre todos los partidos. Desde entonces la democracia parlamentaria se ha demostrado como el sistema político de mayores logros de bienestar humano en toda la historia.

El tercer error del marxismo es: EL MATERIALISMO DIALÉCTICO COMO UNA NUEVA FE. En el fondo y en la forma las supuestas leyes de la dialéctica coinciden, desde la perspectiva de la fe, con la inmanencia de Dios en la naturaleza y en la historia, pues no es posible atribuir tanto diseño inteligente a la pura casualidad. Lo sorprendente es, a la caída del bloque soviético, de los saltos curiosos de viejos marxistas que hoy se mueven entre la superstición y el escape místico, en lugar de acudir a las atractivas fuentes del cristianismo primitivo, de donde surgen precisamente las primeras utopías comunistas.

El cuarto error son: LOS ARREGLOS DE LA POSFAMILIA COMO NUEVOS DERECHOS HUMANOS. La perestroika debió conducir a un replanteamiento del bien común como objetivo supremo de la humanidad. En lugar de eso, los marxistas, especialmente de Cuba y España, dieron un salto triple: del marxismo, al posmodernismo; de las luchas obreras, al derecho a decidir de la mujer, y, de los derechos humanos universales, a los nuevos derechos de la comunidad LGBTIQ+, en otras palabras, la pos-familia sustituye a la familia nuclear.

Debieron tomar en cuenta a dos autores clásicos: Max Weber y Joseph Unwin, o a tantos autores recientes, sobre el impacto de la familia nuclear en el desarrollo de los pueblos, no solo sobre el desarrollo general, sino también sobre el bienestar de los hijos, y de los mismos cónyuges.

En resumen, en lugar de eliminar la propiedad privada, había que poner impuestos más altos para los más pudientes y promover cooperativas; en lugar de dictadura, democracia parlamentaria; en lugar del materialismo dialéctico, el cristianismo primitivo, y, en lugar la pos-familia, la familia nuclear, de modo que los mismos padres críen a sus hijos.

De todas formas, ante la tumba del marxismo, debemos decir a boca llena: ¡luchemos por una sociedad para el bien común!