El pasado 16 de junio se estrenó la segunda y esperada temporada de La Casa del Dragón, serie de HBO que gira en torno al brillante libro Fuego y Sangre de su autor George R. R Martin. La trama narra el asentamiento de la casa Targaryen, la única dinastía de señores dragón que sobrevivió a la Maldición de Valyria, en la isla de Rocadragón. La precuela lleva al público por una historia cuyas emociones van en ascenso. El drama y la épica van de la mano, convirtiéndose en una gran sucesora de los mejores episodios del aclamado Juego de Tronos.
Con la aparición de un nuevo jinete que logró domar a Bruma, llega el episodio número 7 y la teoría que Rhaenyra(Emma D’Arcy) ha estado fabricando a lo largo de los últimos capítulos sobre permitir a gente fuera de su linaje domar a los dragones siempre y cuando estén dispuestos a servirle —y logren sobrevivir en el intento— comienza a materializarse. Su hijo, Jacaerys (HarryCollett), la confronta para confesarle que no está de acuerdo con que cualquiera pueda domar dragones, ya que gracias al color de su pelo negro su reputación ya está en duda, y si ser jinete no es algo que distingue a los Targaryen, no quedará nada que lo respalde como parte de la familia.
A pesar de las advertencias de su hijo y la inconformidad de miembros de su familia, Rhaenyra decide continuar con su convocatoria y recibir a los candidatos dispuestos a montar a Vermithor, y aunque todo parecía marchar conforme al plan, un descuido hace al dragón enfurecer y desatar una masacre, hasta que en un acto de valentía Hugh Hammer (Kieran Bew) lo enfrenta preparado para morir, lo que inesperadamente logra apaciguar la furia de la bestia y presentar a un nuevo jinete. Hammer tiene sangre Targaryen debido a que su madre trabajaba en un burdel, donde se relacionó con Baelon Targaryen, esta es la razón por la cual es considerado una semilla de dragón (un término usado para referirse a los hijos Targaryen ilegítimos que pueden montar dragones).
El episodio termina cuando, interrumpido por el avistamiento de un dragón surcando por los cielos, Aemond (Ewan Mitchell) se monta a su dragón y emprende vuelo, y de ese modo se da a conocer que además del domador de Vermithor, Ala de Plataha sido conquistado por Ulf el Blanco, otra semilla de dragón.Siendo la escena final la de una “Reina de Dragones” dispuesta a defender su reino con el apoyo de sus nuevos jinetes, avizorando una danza de dragones cada vez más cerca, en la que ‘’fuego y sangre’’ tomarán el protagonismo. La guerra no es el camino para resolver el conflicto entre ambos reinos, considero que un diálogo desde el respeto y el amor como familias que son, resultaría siendo la manera en que la paz reine y no la destrucción de ambos reinos. Pero, habrá que esperar a ver el próximo capítulo para saber cómo se resolverá este enfrentamiento.