Permítanme usar el símil de la famosa novela del laureado escritor colombiano Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura en 1982, donde un coronel esperaba su pensión, enfrentando innumerables peripecias para obtener lo que con tanto esfuerzo había trabajado.
Lo que representó un logro para muchos profesionales —el ingreso a la carrera docente mediante el concurso de oposición— se ha convertido en el mayor obstáculo para los graduados en el campo de las artes. Estos profesionales, comúnmente denominados "monitores", no han tenido acceso al mismo derecho. El Estado ha acumulado una deuda social con cientos de estos especialistas, quienes, a pesar de su formación y experiencia, han sido relegados a un segundo plano. Esta situación no solo es injusta, sino que también constituye una violación flagrante del artículo 194 de la Constitución de la República Dominicana, que garantiza el pago de igual salario por trabajo de igual valor, sin discriminación de género o de cualquier otra índole, y en condiciones equivalentes de capacidad, eficiencia y antigüedad. En consecuencia, esta práctica es claramente inconstitucional.
Estoy convencido que el desarrollo profesional docente es la pieza vertebral de cualquier proyecto de cambio educativo. Sin los monitores de la Modalidad en Artes, no hubiera sido posible el impacto que se ha visto en el ecosistema educativo dominicano. No solo por los videos virales de estudiantes mostrando un talento excepcional en las menciones que se ofertan en el bachillerato en artes, los cuales se convirtieron en la cara del Ministerio de Educación durante el recién finalizado cuatrienio, también, por la entrega de aquellos que ejercen una labor encomiable desde las aulas y que a la fecha no se reconocen sus resultados. Tampoco corresponde este impacto al apoyo puntual o específico dirigido desde las instancias superiores del ministerio, respeto de la acción de, por ejemplo, adquirir los insumos, equipamientos y adecuación de los centros educativos, conforme las declaraciones y compromisos hechos desde el Plan Estratégico Institucional (PEI) y consecuentemente en el Plan Operativo Anual (POA), dado que, pese a que la ejecución financiera apenas alcanzó un 3%, la Dirección Educativa de la Modalidad en Artes del Ministerio de Educación superó el 90% en ejecución física, demostrando esto la dedicación y compromiso.
Los monitores de artes no tienen quien les escriba, ya que los organismos que están llamados a mediar y gestionar como la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), a pesar de estar al tanto de la situación desde 2017, ni la Asociación Dominicana de Maestros Especializados (ASODOMAE), asimismo, no se han referido públicamente a esta terrible realidad. En ese mismo sentido, las actuales autoridades han mostrado desdén hacia este caso, desde las disposiciones de políticas, estrategias y acciones concretas de cara a responder a la deuda social que en un estado de derecho debe ser saldada. Como propugnaba el fenecido líder de masas, Dr. José Francisco Peña Gómez: "Primero la gente".
Desde 2014, este grupo de profesionales ha vivido un "realismo mágico", una narrativa que desafía las convenciones de la lógica y la razón. Como el coronel de la novela de García Márquez, que se niega a rendirse ante la interminable espera de su pensión, los monitores de artes han esperado casi una década por un llamado a concurso de oposición. Y cuando finalmente llegó, primero: se les negó la oportunidad, a pesar de haber completado 123 créditos de una especialidad en artes, sin considerar que, en sus inicios, cuando apenas se estaba socializando sobre esta vía se indicó que bajo este parámetro podrían, luego, ciertamente se retrocedió aceptando lo que era justo, a los que pocos que persistieron en el logro de su derecho o al menos en respuesta a la palabra que antes se les había dado, accedieron. Esto, definitivamente afectó, dado que, no todos se vieron en el ánimo, la información y el tiempo, para poder volver para agotar dicho proceso, dando como resultado el que se quedaran una cantidad considerable sin la oportunidad de obtener el sueño, pero también el derecho estimado. En un segundo punto; el hecho de limitar a un docente que poseyera más de 5 años (por ejemplo) en ejercicio docente de esta oferta de estudio, desde una mención y que además, su preparación complementaria fuera tan fortificada como para asegurar un excelente desempeño en el área correspondiente, sugiriéndoles desde la coordinación de este proceso que si quería obtener la categoría, fuese a participar por otra Modalidad de Estudio, suponiendo entonces, una migración importante de esos recursos humanos en artes, todo esto, porque no se ha gestado un concurso como lo amerita el Componente Especializado, en donde, inclusive el verificar, captar y evaluar los perfiles sea una tarea que también la haga un personal cualificado en el área para eso.
Este escenario es una metáfora de la desilusión y la frustración frente a un sistema que olvida y abandona a sus héroes.
Creemos imperativo que surjan políticas efectivas para asegurar que el desarrollo profesional docente dote a maestros y profesores de las competencias necesarias a lo largo de su carrera. Enfrentamos un doble reto: atraer candidatos bien cualificados y promover su mejor desempeño. El reclutamiento de buenos candidatos es crucial para lograr una transformación real y duradera del sistema educativo dominicano.
La reforma debe iniciar desde adentro, no al revés. Debe comenzar con el cumplimiento de los compromisos asumidos por las altas instancias del Ministerio de Educación, con el respeto a los acuerdos alcanzados y con un firme llamado a la ética profesional. La ordenanza anterior permitía la incorporación de profesionales que estuvieran cursando maestrías o especialidades con al menos 120 créditos. La mayoría no podía costear una especialidad o maestría con su salario de 31,900 pesos. Por ello, se desarrolló una maestría apoyada por el Instituto Nacional de Formación y Capacitación del Magisterio (INAFOCAM), bajo el compromiso de permitirles concursar si alcanzaban a superar los créditos. indicados. Sin embargo, como se hizo mención ya, pusieron objeción bajo este criterio. Cabe recordar que este grupo especial en su mayoría ha estado enseñando en el sistema por más de 7 años, y su desempeño ha quedado demostrado en los aprendizajes de los estudiantes y en las Galas Nacionales de la Modalidad en Artes, disponibles en YouTube y en las redes del Ministerio de Educación de la República Dominicana (MINERD).
Reimaginar la educación es necesario. Transformar la educación es posible. Una escuela distinta puede emerger.