José Martí nacido en La Habana el 28 de enero de 1853, hijo del valenciano Mariano Martí y de la canaria Leonor Pérez, se destacó como escritor, poeta, periodista, político, revolucionario y educador. Merecedor del conocido apelativo de apóstol de la Independencia de Cuba, esbozó un ideario político, liberal, ilustrado y emancipador, donde el proyecto educativo formaba parte de la acción transformadora y liberadora de los pueblos de América.
Este proyecto educativo se nutrió de las diferentes experiencias vividas en los países, que, a raíz de sus exilios primero, y de su apostolado después, le correspondió conocer.
A su primer exilio en España (1871) le debe su incorporación en Madrid y en Zaragoza a la carrera de Derecho y de Filosofía y Letras. Así como el contacto con los continuos enfrentamientos entre monárquicos y republicanos, que afianzarían su sensibilidad política, a su estancia en México, su vinculación con la generación de la conformación del Estado mexicano dentro del contexto del liberalismo juarista. A su estadía en Guatemala, donde fue profesor de literatura y composición en la Escuela Normal Central y de literatura alemana, inglesa, francesa e italiana, a Venezuela, donde impartió clases de lengua y literatura francesa en el colegio Santa Clara, en New York, donde ejerció como docente de Español en La Central High School, le debe una nueva mirada sobre el sentido de identidad unificadora de los países de Latinoamérica y del papel de la educación en el proyecto liberador y al viaje a los campos de la República Dominicana (La Vega, Santiago Y Montecristi) donde logra el contacto con Máximo Gómez, Gregorio Billini y José Joaquín Pérez la consagración de apóstol.
Su concepción de la Educación, es sobre todo una lectura crítica de la historia y de la función de la pedagogía, así como del rol que deben cumplir los docentes en la sociedad. Sin embargo, esta lectura, le permite esbozar una idea que, en su momento, resultó innovadora: el ser humano debe ser educado de forma integral.
La educación integral a la que se refiere, parte de la concepción del proceso de enseñanza-aprendizaje como una unidad dialéctica entre teoría y práctica. Este diálogo ha de sostenerse también entre currículo y sociedad en la medida en que los contenidos del currículo de enseñanza, deben corresponder con las exigencias de las identidades del educando, partiendo de su pertenencia a un continente determinado, un país, una región, una sociedad y a una época.
Esa educación integral se refiere también a educar los afectos con tanto empeño como se educa lo cognitivo. Concibe la educación como un deber de cada ser humano y al mismo tiempo como un derecho ciudadano, que debe propiciar la responsabilidad laboral, la moral positiva, la cultura física, la mirada científica y el sentido de compromiso con la transformación social.
Dentro de este marco, en un artículo publicado en 1883, en la Revista Científica y Literaria de Santo Domingo, titulado Maestros Ambulantes, propone la incursión en el sistema educativo de hombres ilustrados que “emprendan una cruzada” por los campos de América para llevar el conocimiento que poseen a los campesinos.
Un año después, en 1844, el recién electo presidente Francisco Gregorio Billini, de la mano con el entonces secretario de Instrucción pública José Joaquín Pérez, convierte su sueño en decreto. El Reglamento para Maestros Ambulantes, que determina la forma en que debería llevarse a cabo la cuasi utópica hazaña.
Francisco Billini, nueve años mayor que Martí, nació en Santo Domingo en 1844, nieto de Antonio Billini Ruse, nacido en Piamonte y quien arribó a la isla de Santo Domingo en la flota de Lecrel con el objetivo de hacerle frente al ejercito de Toussaint, pertenece a una familia de gran tradición magisterial.
Como José Martí, se desempeñó como periodista, fundando el periódico Ecos de la Opinión y colaboró con: El Nacional, El Cable, Letras y Ciencias, El Mensajero y El Patriota. Al mismo tiempo se destacó como escritor, cuya obra más representativa es Baní o Engracia y Antoñita. Participó en la Guerra de Restauración, fue diputado por Azua (1874), fue Ministro de Guerra y Marina (1880), presidente del senado (1882) y director del Colegio San Luis Gonzaga.
La Dirección del Reglamento sobre Maestros Ambulantes, escrita por Francisco Javier Billini el 2 de octubre de 1844, contiene 26 artículos entre los que resaltan los siguientes datos de interés:
- Comienza decretando el establecimiento de escuelas en las secciones más pobladas de las comunes que estarán bajo la dirección exclusiva de maestros ambulantes.
- Estos serán nombrados por el poder ejecutivo por recomendación de los gobernadores y las juntas provinciales.
- Cada maestro ambulante deberá tener a su cargo, al menos dos secciones por común.
- Su salario se fija en 30 pesos más, 7 pesos adicionales para gastos de su cabalgadura.
- Estarán bajo la supervisión de las comisiones locales de Instrucción Pública que a su vez rendirán informe de desempeño a los gobernadores y juntas provinciales.
- Deberán laborar los 5 días a la semana distribuidos por sección.
- Deberán anunciar su llegada a su destino por medio al toque de una campana ubicada en lugar estratégico de la común.
- Deberán admitir a toda persona de sexo masculino que se presente sin importar la edad o clase social.
- Deberá impartir lectura, escritura, nociones de aritmética, moral cristiana y para los alumnos adelantados, deberán enseñar también la constitución del Estado.
- Deberá priorizar como espacio para la docencia el bohío del alcalde o en su defecto elegir el más adecuado con la ayuda de los vecinos de la común.
- Queda exento de la obligatoriedad del uso de libro de texto, pero deberá tener pizarrón o yeso.
- Usará el método explicativo “buscando en los objetos de la naturaleza a la vista a que conozcan los educandos la materia de las explicaciones que se relacionen con el ramo de su enseñanza”.
- Se especifica cómo se alfabetizará y cuándo se introducirá el uso de las letras cursivas.
- Se le permitirá la utilización de textos escritos con los estudiantes adelantados.
- Impartirá la docencia de 8 a 11 am y de 2 a 5 pm, pudiendo optar también por el uso de la tanda nocturna.
- Se le prohíbe la aplicación de castigos corporales.
- Se establecen las fechas de exámenes cada 6 meses, en julio y en diciembre.
- Se establece un premio para el maestro ambulante que logre la mayor cantidad de estudiantes aprobados con satisfactorio, cuyo premio consiste en un cuarto de caballería de terreno del Estado en la común donde labora.
- Finamente se exime a los estudiantes que obtuvieran satisfactorio en las pruebas del servicio militar obligatorio.
La implementación de esta metodología de maestros ambulantes, lamentablemente, fue de corta duración y el impacto que pudo haber causado en la calidad de la educación rural no pudo ser evaluada, pues al año de asumir la presidencia de la República, Gregorio Billini se vio en la obligación de renunciar a la primera magistratura, llevándose con él tan prometedor proyecto.
En la actualidad el término de maestro ambulante es utilizado en Cuba para referirse al maestro que acompaña en sus domicilios a los estudiantes que por condiciones de salud no pueden desplazarse a los plateles escolares, teniéndose esta metodología inscrita como parte del plan estratégico de educación inclusiva. De manera, que la idea de José Martí y la hazaña de Gregorio Billini, floreció en tierra fértil.
Se dice de José Martí, que fue ante todo el gran maestro ambulante, pues en sus numerosos viajes logró diseminar por los pueblos que visitó su visión del docente ideal, dando él mismo el ejemplo de la conjugación entre conocimiento y hermandad.