Elegir a nuestra familia sería lo ideal. Podemos elegir a nuestras parejas y amigos, pero no a nuestros familiares, esa es una lotería, y en especial cuando de hermanos se trata.

Los hermanos simplemente están ahí. No son necesariamente las figuras de más autoridad; sin embargo influyen en nuestro desarrollo incluso más que nuestros padres sin importar que sean los hermanos mayores, los del medio, o los más pequeños; tampoco si son agradables o no. Ni siquiera tenemos que admirar a nuestros hermanos para quedar influenciados por ellos. De una manera u otra, el impacto que crea de un hermano es para el resto de la vida.

Los hermanos comienzan a relacionarse con actos simples y silenciosos. Los mayores suelen ser protectores de los menores, lo cual suele empezar con actos de protección donde el hermano protegido, no se da cuenta de la presencia y cuidado del mayor.

La relación entre hermanos es probablemente la más larga en la vida porque lo normal es que los progenitores perezcan antes que sus hijos. Entonces, ¿los hermanos nos hacen la vida peor o mejor? Esa es una pregunta compleja.

Las interacciones positivas con un hermano durante la adolescencia cultivan la empatía, conductas pro-sociales, incluso el impulso académico. La convivencia con los hermanos favorece el desarrollo de habilidades sociales y fomenta el aprendizaje de valores como el respeto, la empatía, la generosidad, la colaboración y la responsabilidad.

Con los hermanos, también llegan las peleas y los celos, emociones negativas en especial en las familias donde los recursos no son suficientes para llenar las necesidades de todos en el hogar.

En algunos casos pueden desarrollar escaso rendimiento académico, debido al sistema de casa llena, también el tener que heredar los libros, ropa, zapatos de los hermanos mayores.

Cuando una relación entre hermanos es difícil, afecta directamente el desarrollo humano el resto de la vida. Hay estudios que muestran casos de hermanos donde si la relación entre ellos es tensa, los hace más propensos a consumir sustancias, sufrir depresión y ansiedad en la adolescencia. En casos extremos, el abuso verbal, físico o emocional entre hermanos puede generar tendencias psicóticas.

Las relaciones entre hermanos tienden a fortalecerse con el tiempo, a diferencia de la que tenemos con nuestros padres, que suele volverse más frágil. Los hermanos pequeños crecen y se hacen adultos. Convivir con ellos se vuelve más cómodo. En el caso del sexo femenino, las hermanas son más propensas a apegarse a relaciones fraternales, por el deseo de familiaridad y estabilidad.

Un estudio donde se analizó a más de un millón de personas en Suecia, concluyó que las probabilidades de morir de un ataque cardíaco suben cuando fallece un hermano.  (Journal of the American Heart

Association, Feb. 2013). Este descubrimiento no solo se basó en la similitud de ADN; también en el componente de estrés a consecuencia de la pérdida de un hermano.

Los hermanos son como los aromas o las canciones, están ahí la mayor parte de nuestras vidas, en ocasiones sin consciencia plena de ello, hasta que un día ya no están, entonces nos hacemos conscientes de ello y se nos puede ir todo por la borda.

Recomendaciones:
  • Ame a su familia. Si bien puede escoger otra, les puedo asegurar que también habrá controversias.
  • Si hay conflictos, converse, escuche con la mente abierta. No juzgue, oriente.
  • No pierda el tiempo comparándose con otros hermanos.
  • Colabore con la paz de sus hermanos.
  • Dedique tiempo para usted. Cada hermano es especial, por lo tanto es diferente a usted.
  • Si necesita apoyo extra, escoja amigos y formen una familia afectiva.
  • Cultive amistades, personas que pueda apreciar y valorar su forma de pensar, de sentir, de amar.
  • Escoja más hermanos. No biológicos. Amplíe su círculo de amor.

Merliz Rocio Lizardo Guzmán.

Aprendiz de la conducta Humana.