Me permito, como introito a este trabajo, poner en contexto la frase “los platos rotos”, que Google escuetamente la define como “sufrir injustamente las consecuencias de una decisión o acción cometidas por un tercero”, que este caso la brújula apunta recesivamente hacia el gobierno del presidente Luis Abinader.
Se explica lo del párrafo precedente por el hecho inminente de que el mandatario “buscará en el corto y mediano plazo un nuevo cargo de elección popular”, y por tanto “le es imprescindible entregar buenos resultados, cumplir con las expectativas ciudadanas para que los logros de su gestión sean la mejor carta de presentación para su próxima postulación”.
Me excusa el lector porque no recuerdo de dónde extraje el entrecomillado del párrafo anterior, que, junto al introito, buscan establecer, o más bien preguntarse, si el elector le cobrará al gobierno en los comicios del 2024 “los platos rotos”, por las políticas y las improvisaciones que se han traducido en dificultarle la vida a la población.
“Al menos 11 servicios que en los últimos años eran medianamente buenos se han convertido en un caos para los ciudadanos que se quejan de cómo el gobierno de Luis Abinader ha dejado “caer” instituciones y servicios ciudadanos”, reseña un medio local.
Porque resulta que en el mercado lo que la gente encuentra es que el costo de la vida se ha incrementado, la seguridad ciudadana, el sistema de salud y la educación van en un sostenido deterioro, en las farmacias del pueblo no están los medicamentos que buscan, la asistencia vial y las atenciones del 911 acusan un profundo deterioro, el programa de inglés de inmersión ha mermado su calidad y algunos lugares ha desaparecido.
Que una buena parte de los proyectos anunciado por el propio presidente Luis Abinader carecen de una sólida sostenibilidad, sin previos estudios de factibilidad, o de un simple diagnóstico de la realidad del sector hacia el cual está dirigido, como es el caso del transporte para todos los estudiantes del país, ya que no se han visto sus resultados ni mucho menos su alcance.
Digno de recuerdo en el anuncio a todo lo alto que hizo recientemente el presidente Abinader de que tendremos a la vuelta de unos años una población bilingüe, al egresar de la educación pública, pero resulta que el más gran déficit del sistema es precisamente la carestía de profesores de inglés, y es al mismo tiempo el gran dolor de cabeza de los directores.
Que para paliar precariamente el déficit se han tenido que valer de maestros que ingresaron a la carrera para impartir otras asignaturas, pero que, al ser egresados del inglés de inmersión, han tenido que designarlo como profesores de la materia, y lo que es peor aún, muchos profesores que imparten esa materia no la dominan en lo más mínimo…y, entonces…les aprueban la materia a los estudiantes a sabiendas de que no han aprendido nada de su contenido.
Sólo para quienes llevan anotaciones
1.- Los 60 mil millones colocados en la banca para que financien al sector de las pequeñas y medianas empresas, se verifico que se quedaron en el segundo piso.
2.- Por dónde llegaron y por dónde se retiraron, o si aún se mantienen, los doce mil soldados que el presidente Abinader informó que se llevaron a proteger la frontera…Y lo más grande aun…” que se lo creímos al gobierno”, exclamó un chuco.
3.- Sólo cuando hay un desbordamiento de la delincuencia, nos recordamos que se invierte una millonada en la reforma policial, que, por la gravedad de los hechos, y el escaso avance en la “modernización del cuerpo”, el propio presidente Abinader se ha puesto al frente del órgano policial.
4.-Siempre se ha visto como algo natural que los estudiantes se queman, lo que no se había visto nunca en este país, y es posible que, en ninguna otra nacional del mundo, que “la educación se quemó”.
5.- Aaah…ya las chichiguas no provocan apagones, ahora es el calor, y ahí es cuando el chuco exclamó con más ironía…” pero en California hay más calor que aquí, y allí no se va la luz”…