¿Creemos en los derechos humanos? A juzgar por muchos comentarios en redes sociales, hay dominicanas y dominicanos que piensan que no tienen que respetarse los derechos de todas las personas. Asumen que los derechos humanos deben ganarse, que solo les pertenecen a las “personas decentes”.

Si los derechos humanos lo están defendiendo, es 100% que eran 2 delincuentes, los derechos humanos no defiende a la gente seria”, comenta un usuario de Instagram en una noticia titulada: “Policía que ultimó dos supuestos delincuentes tenía vínculos con uno, según Derechos Humanos”.

Otro escribe: “Uno lamenta la muerte de esos jóvenes, pero yo quiero ver a los derechos humanos un día defender a los que son atracados por estas gentes”. Y un tercero replica: “Eso no va a pasar, no es su trabajo, el trabajo de ellos es defender a los delincuentes”.

Y no, parafraseando a bell hooks (Gloria Jean Watkins), quien afirma que “el feminismo es para todo el mundo”, tanto los movimientos sociales como los derechos humanos “son para todo el mundo”.

Hay una profunda incomprensión sobre los derechos humanos y su rol para protegernos a todas y todos de las arbitrariedades del poder. Esta incomprensión se extiende también a los movimientos sociales que luchan para que todas y todos tengamos derechos.

Así que en Canoa Púrpura empezaremos una serie educativa para hablar sobre derechos humanos, movimientos sociales y discursos que los invalidan o los validan en medios de comunicación, redes sociales y conversaciones cotidianas.

Empecemos por lo más básico. De acuerdo con las Naciones Unidas: “Los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de raza, sexo, nacionalidad, origen étnico, lengua, religión o cualquier otra condición. Entre los derechos humanos se incluyen el derecho a la vida y a la libertad; a no estar sometido ni a esclavitud ni a torturas; a la libertad de opinión y de expresión; a la educación y al trabajo, entre otros muchos”.

A diferencia de lo que muchas personas creen, los derechos humanos fundamentales no se pierden por cometer un delito. Los delitos deben ser juzgados en los tribunales y, lógicamente, las autoridades deben usar los mecanismos a su alcance para prevenirlos, pero “a los delincuentes no hay que matarlos”. Al dar permiso social a la Policía para que mate de forma ilegal (en el país no hay pena de muerte) a los delincuentes o supuestos delincuentes, nos ponemos en riesgo a nosotros mismos.

Si la Policía puede juzgar quién merece o no la pena de muerte, ¿qué nos asegura que no seremos nosotras, nosotros (especialmente los hombres jóvenes) los próximos en recibir un balazo en algún confuso incidente en el que se nos relacione con un robo u otro delito? ¿O acaso la Policía es infalible e incorruptible?

Imagen de Arienne Thuringer.

Pero incluso si la Policía fuera incorruptible y matara siempre a los delincuentes, ¿debemos permitirnos tener un grupo de hombres entrenados para matar en nuestras calles?, ¿y qué hacemos, entonces, con los asesinos: cómo los controlamos y fiscalizamos? De acuerdo con reportes de la prensa, el año pasado la Policía mató al menos a 120 personas, la mayoría hombres de barrios populares o empobrecidos, en los llamados intercambios de disparos.

La protección de la vida es el derecho humano más básico, fundamental, importante. La pena de muerte, aún legal en algunos países, como en los Estados Unidos, es una vergüenza para la humanidad. En la República Dominicana no es legal y no debe aplicarse en ningún caso. Un policía, como cualquier otro ser humano, tiene derecho a actuar para defender su propia vida, pero no a matar deliberadamente a terceros. Tampoco tiene derecho a torturar, parece una obviedad, pero muchos no lo tienen tan claro.

Y no, las organizaciones de derechos humanos no defienden solo a los delincuentes, nos defienden a todos y todas de distintas violaciones, aunque no sea de forma directa.

En el país tenemos graves problemas de derechos humanos que se reflejan en la violencia que sufren las mujeres y las niñas, en las agresiones policiales contra hombres de barrios empobrecidos, en la discriminación contra los migrantes haitianos y en agresiones contra líderes comunitarios que lucha por defender el derecho a un ambiente sano, como pasó hace poco en protestas contra la construcción de una presa de cola en Cotuí.

Defensoras y defensores de los derechos humanos, que militan en distintos movimientos sociales, han denunciado cada una de estas violaciones y exigido al Estado que trabaje para corregirlas. Y al defender al delincuente o supuesto delincuente del barrio, también te protegen de las balas a ti. No vaya a ser que un día, mientras abres la puerta de tu casa, un agente te confunda con un ladrón y te mate, o al Estado se le ocurra que puede cambiar una ley, aplicarla de forma retroactiva y quitarte ese apartamento por el que te has sacrificado tanto, o aún peor, despojarte de tu nacionalidad.

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En Libertarias/Canoa Púrpura, con la ayuda de nuestros oyentes y lectoras, hemos identificado ocho retos del país en materia de derechos humanos.

1.   El feminicidio (y la falta de protección que enfrentan las mujeres víctimas de violencia machista)

2.   Los intercambios de disparos y otras agresiones policiales en contra de hombres jóvenes de barrios marginados

3.   Las deportaciones masivas de migrantes haitianos en las que según organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional se expulsan mujeres embarazadas y se arrestan menores

4.    La negación de derechos sexuales como la educación sexual y el cuidado apropiado de las mujeres durante el embarazo y el parto debido a las deficiencias en el sistema de salud pública

5.   La discriminación racial

6.   La negación de la nacionalidad a dominicanos de ascendencia haitiana

7.   Los daños al ambiente y el despojo de recursos básicos para la sobrevivencia de las comunidades

8.   La discriminación en contra de las disidencias sexuales

Nuestro objetivo es dar seguimiento a estos temas en el transcurso del año con proyectos de periodismo de investigación y de comunicación y educación popular. Pero queremos empezar por definir los conceptos básicos de los cuales partimos y los discursos que suscribimos.

¿Tienes alguna sugerencia para nosotras? ¿Qué otro tema se nos escapa? Déjanos un mensaje en nuestro Instagram o escríbenos a canoapurpura@gmail.com