Siempre remito a un puesto de bolsa a los amigos o relacionados que me preguntan por asesoría de inversión.  En la gran mayoría hoy son propietarios o altos funcionarios aquellos que hace veinte años crearon el mercado secundario de valores cuando solo existían títulos del Banco Central, una sola emisión de un bono local del gobierno dominicano y nada, o casi nada, de títulos de oferta pública por el sector privado.

Francina, Santiago, José Yude, Alberto y otros jóvenes dinámicos competían por ofrecer a los tenedores del bono de la Ley 104-99 las mejores cotizaciones por un título que estaba en período de prueba.

Cuando llegaban a las oficinas de Crédito Público se notaba su sólida formación en mercados de capitales y en conversaciones mostraban su confianza en ver pronto emisiones de Hacienda no tuvieran como motivo el pago de atrasos con expedientes de deuda administrativa.

En efecto, era un grupo diferente a los representantes legales de los acreedores tenían expedientes depositados, más enfocados en dar seguimiento a la validación del expediente de su cliente, chequear si salían en los anuncios de entrega que se publicaban en la prensa nacional y acompañarlo para recibir su cuota litis en bonos físicos indicando el monto nominal más las planillas perforadas con los cupones de intereses.

Recuerdo que Francina Marte me comentó que los bonos se entregaban en un medio de información pública, espacios pagados en la prensa nacional, y que tal vez era posible consolidarlos en un listado para facilitar contactarlos con ofertas en el mercado secundario.

Correcto, comenté positivamente idea a supervisores, autorizaron y trabajé en preparar el listado que remití por correo a todos los puestos de bolsa y tesorerías de bancos interesados, dejando también una copia física en el área de recepción de Crédito Público para los togados y otros intermediarios. Hojaldre para todos, como mandan las buenas prácticas.

De Alberto Cruz, con su estilo pausado, y la mutual de José Yude Michelen y Santiago Camarena, en modo turbo, todavía conservo apuntes de sus recomendaciones en reuniones para que las emisiones nuevas para pago deuda administrativa fueran, por lo menos, en forma de Macrotítulo ya que no podían salir desmaterializadas.

También para que se fueran acercando a los estándares internacionales donde los bonos no se identifican por las leyes le dan origen, los intereses se pagan por semestre, “la indexación no se aplatana, porque confunde para su negociación en el secundario SC/JY” y se emiten desmaterializados con un custodio de valores solvente no degrade la calidad de riesgo soberano.

Esos encuentros con los corredores de valores fueron claves en ir adquiriendo las competencias para tener una oficina de deuda pública por el librito. Ellos celebraron más que nadie cuando con una asesoría del Departamento de Tesoro de EUA se iniciaron los programas de subastas competitivas para colocar bonos autorizados en el plan de financiamiento del presupuesto anual de la nación.

Mientras eso iba en marcha también contribuyen a lograr los acuerdos para una alianza público-privada, usando la jerga actual, y un custodio de valores extranjeros que dieron origen a CEVALDOM.

De esa forma, programa subastas y custodio, es que fue posible tener un volumen grande de títulos ofertar a los clientes, crear fondos de inversión y nuevos productos donde los corredores de valores tienen que cumplir con las mejores prácticas en que coinciden los puestos de bolsa y los reguladores para asesorar a las personas.

Dentro de éstas se encuentra la de crear un perfil del inversionista para que las recomendaciones sean adecuadas a variables como la edad, composición familiar, estabilidad de los ingresos, si busca o no recibir flujos de retorno estables y si para el paseo en bicicleta por el mundo de los valores se sienten cómodos con una de tres ruedas o de las especiales para velódromos.

Estuve recientemente como testigo de las explicaciones de una profesional brillante de la nueva generación a un buen amigo. No espera nada diferente, la calidad no tiende a degradarse en actividades competitivas donde ir en vía contraria puede esfumar el patrimonio de la empresa.

Nadie está mejor motivado a tener corredores competentes que los propios puestos de bolsa. Eso lo expliqué a un amigo superintendente de valores cuando la entidad empezó con las certificaciones para los corredores para que hiciera una de dos cosas:

  1. Dejar a la asociación de puestos de bolsas la responsabilidad de diseñar los exámenes, que es la manera se hace en EUA donde es una delegada a la FINRA.
  2. Si se quedaba con la responsabilidad que se auxiliara para los exámenes de un banco de datos con miles de preguntas para certificaciones similares que permitirían una distribución normal en las notas.

El consejo no prosperó y la SIV se embarcó por años en inventar la rueda con unos peñones de exámenes en que se quemaban aspirantes con maestrías en finanzas. Cuando estuve en el Consejo de Valores ya estaban mejor con un manual diseñado en coordinación con universidad, pero seguían fallando en la elaboración de exámenes y, por lo que me cuentan, no lo acaban de lograr.

En todo caso, tampoco hay que ganar todas las batallas y noto la resignación para que los jóvenes corredores pasen por un calvario con catorce estaciones donde, en realidad, no se debe llegar ni a la del cirineo.

En conclusión, busquen la asesoría de un corredor de valores. Se deben a usted y las recomendaciones de inversión estarán en los rangos que acordaron. El mundo de las finanzas es atractivo, hay cantidad de recursos ilimitados para un “hágalo usted mismo”, pero recuerde que es la división del trabajo lo que permite a la civilización dar un salto gigantesco en el desarrollo al concentrarnos en las ventajas comparativas podemos aprovechar en transacciones.  Cardiólogo auscultar corazones, corredores analizar portafolios.