Desde hace varias semanas hemos visto como los gobernadores de la Florida, Ron Desantis, y el de Texas, Greb Abbott, han utilizado a cientos de inmigrantes como conejillos de Indias enviándolos a los alrededores de la Casa Blanca y a la actual residencia de la vicepresidenta Kamala Harris, como mecanismo de presión política. Se trata de un proceder vergonzoso.
Pero esta práctica no es nueva, ya que emplear a seres humanos en extrema posición de vulvenaribilidad como táctica política ya se hacía en los 60’s, cuando organizaciones recistas del sur enviaban autobuses repletos de afrodescendientes a los estados del norte para molestar a los liberales.
Es bien sabido que la situación en Latinoamérica es delicada, agravada por la crisis sanitaria emergente. Pero es una vergüenza que una nación por razones partidarias decida someter a inmigrantes a tan bochornoso acto de violación a los derechos humanos, que sobrepasa la mentalidad xenofóbica de los sectores ultraconservadores.
En medio de la situación actual, la dinámica de la política global, por un asunto de solidaridad humana debería de ser de apertura a las naciones desproporcionadamente en desventaja; pero no es el ejemplo que manifiestan los gobernadores republicanos.
En ese sentido, quienes ocupan cargos públicos en esta nación olvidan que las minorías han sido parte fundamental del proceso de la construcción de la identidad estadounidense. Debemos cuestionar el rumbo que están tomando las naciones en manos de la ultraderecha.
Es lamentable que continúe la corrosiva crisis de desigualdad en los Estados Unidos y que no se vea salida de momento; mientras los cientos de inmigrantes que cada día entran a suelo estadounidense albergan la esperanza de vivir en una nación que por los menos les garantice cierto nivel de estabilidad.
Los motivos de los envíos de migrantes indocumentados hacia estados liberales y hacia la capital estadounidense son fundamentalmente políticos. Debían de preguntarse los republicanos: ¿porqué no invertir los recursos que se utilizan en la renta de los autobuses y de los aviones para formular propuestas sobre una reforma migratoria integral, justa y respetuosa de los derechos de las personas?. Pero eso no es lo que los ultraconservadores desean; solo quieren llevar la contraria a las medidas migratorias de la actual gestión del presidente Biden, y hablan sobre “el mal manejo” de estos personas.
El episodio que se repite diario sobre la llegada de miles de inmigrantes y su posterior envío en autobuses a lugares en los que no tienen a nadie, es uno de los actos de mayor crueldad y no hemos visto ningún pronunciamiento serio de parte de ningún organismo internacional contra este abuso.
Tampoco se han pronunciado contra esta práctica inhumana las organizaciones de este pais que velan por la seguridad de inmigrantes, refugiados y de las minorias, y es muy triste. Ahora es necesario que las personas veamos con misericordia a quienes continúan llegando y vernos en ese espejo.
Apostar por entender a aquellos que por necesidad ha dejado sus tierras para venir a aventurar a otra, y son repudiados. El uso de humanos con finalidad politica es y sera una manera de barbarbie y malvados son todos los que apoyan estas ideas.