Creo que fue en Azua que el presidente Luis Abinader afirmó que a este gobierno, a pesar de los miles de millones de pesos gastados en publicidad, bocinas, correveidiles, y otros, los chelitos le rinden.

 

También leí, en algún recorte periodístico, que, la forma de manejar la economía (sustentados en la más grande carrera de empréstitos que este país haya visto), se podría denominar novedosamente ¨Abinomics¨, estableciendo al presidente como una especie de Nobel de Economía en ciernes. Hay que ver cada vaina.

 

Como cosa del demonio, días después sale publicado un enjundioso artículo donde se denuncia, con cifras y hechos en mano, que el sistema 911 de emergencia nacional se está cayendo a pedazos. Que el veinte por ciento de las ambulancias no funciona o están fuera de servicio por desperfectos, que no hay condiciones para los trabajadores.

Al mismo tiempo, es fotografiado un niño, en un hospital, sentado en dos blocks, con un suero, porque no hay sillas o asiento donde este pueda pasar el malestar o la enfermedad que le aqueja. A lo anterior debemos sumar la falta de oportunidades en los barrios, la falta de empleos de cualquier tipo, y la inexistente planificación, para hacer de estos semilleros de miseria y sus habitantes algo útil y productivo.

 

Lo anterior me surge, porque he leído en este periódico, sobre una obra de teatro, que estoy interesado en ver, que se titula: ¨La Abuela del Escorpión¨, que se presentó a ¨casa llena¨ en la sala ¨La Dramática¨ del Palacio de Bellas Artes. En el hilo de la información, luego se afirma, que dicha sala, solo tiene capacidad para 90 personas.

 

Lo que en 4 dias de función en el mes de febrero, llega a la extraordinaria suma de 360 personas, de aforo lleno, cuando debió presentarse en una sala más grande, con mayor publicidad, y mayor posibilidad de comparecencia de público y ayuda del Ministerio de Cultura. No supe si reír o llorar; y me surgió una idea, para, con el mayor respeto, decirle a Abinader, qué hacer con parte de los chelitos que, por su ejercicio pulcro y medido, le sobran, si se me permite.

 

El deporte y la cultura siempre han sido cenicientas de todos los gobiernos y este no es la excepción. Sobre la base del slogan del gobierno del cambio, (aunque van casi tres años de lo mismo o peor); por ello, propongo que, a través del inoperante Ministerio de Cultura, se establezcan presentaciones de obras teatrales semanales en todas las provincias del país, y el Distrito Nacional, con obras como la que he hecho referencia, y otras obras fundamentales del teatro.

De la misma manera y de manera concomitante, se hagan presentaciones semanales con títeres para niños y niñas, que pueden presentar las Fábulas de Esopo, Pinocho, Blanca Nieves, o cualquier obra, mediante un itinerario debidamente realizado y anunciado.

Pueden hacerse también cines ambulantes, con presentaciones de películas clásicas y fundamentales de la cinemateca mundial y nacional, presentaciones de obras de ballet, musicales y, en definitiva, espectáculos que hagan evadir a los jóvenes de la realidad de la droga, el reggaetón y puedan presentar otras modalidades de la cultura, incluyendo opera para jóvenes.

Se podría hacer otro tanto con la construcción de multiusos y obras para la práctica de los deportes, con programas bien establecidos a tales fines.

Si los chelitos le rinden tanto como para pagar por 12 kilómetros de carretera de solo dos carriles de la Circunvalación de Azua -más de seis mil millones de pesos, a razón de 500 MM el kilómetro, lo que deberá ser investigado en su momento-, deben rendirle para elevar el espíritu de nuestro pueblo y tratar de sembrar una semilla de sublimidad.

Aunque la vida es sueño y los sueños, sueños son.