1.- Las alianzas llevadas a cabo aquí, en el curso de los procesos electorales, sirven como enseñanza y explican el sentir de diferentes grupos humanos con relación a los problemas que afectan a la mayoría de la población dominicana.

2.- Los que se unen en distintos partidos para apoyar a uno u otro candidato, saben que el pueblo está lesionado por las más variadas dificultades económicas que enfrentadas en común tienen solución.

3.- Descifrando de manera realista la composición de las uniones coyunturales electorales, las clases y capas sociales presentes en esos pactos, si pensaran en la colectividad y no en su conveniencia individual, contribuirían de manera eficaz a resolver los problemas que nos afectan.

4.- La armonización en una sola línea, de las personas integradas a las organizaciones en los convenios electorales, haría posible la felicidad de dominicanas y dominicanos, haciendo la función de agentes, entes sociales, liberadores.

5.- El número y la preparación de las personas que militan en los partidos que están en las alianzas electorales, bastan para formarnos el firme pensamiento de que constituyen las fuerzas motrices de los cambios que necesita su país.

6.- Las organizaciones políticas identificadas con el sistema que causa la pobreza, tienen cautivos a mujeres y hombres con posibilidad de modificar el régimen económico que mantiene el atraso social.

7.- La considerable cantidad de ciudadanas y ciudadanos; la edad, o tiempo de vida; la preparación y los conocimientos adquiridos por las mujeres y los hombres apuntados en los partidos del statu quo, harían posible el desarrollo político y los cambios económicos auténticos, reales, verdaderos, no aparentes.

8.- Una mujer o un hombre, formando parte de un partido del sistema, es una traba, un impedimento, una retranca, un óbice para alcanzar las transformaciones que se han hecho impostergables.

9.- Hay que lograr que toda dominicana o dominicano se convierta en concienzudo que, como ser humano sensible, no debe estar en esas organizaciones políticas formadas por vividores para hacer negocios y así pasarla bien tomando a los buenos como pendejos.

10.- Es una tarea política de primer orden lograr sacar a las personas buenas, sensibles y decentes, de esos partidos hechos para intervenir en la política haciendo negocio basado en el presupuesto nacional.

11.- Es cuestión de hacer retirar; poner lejos; quitar al ciudadano y a la ciudadana de la nefasta lista de los partidos fabricados para unos pocos enriquecerse.

12.- Es un hermoso objetivo conseguir que se salgan los buenos; gestionar que los sanos se espanten del lado de los podridos, para así lograr que los limpios estén donde políticamente siempre merecen permanecer luchando para que su país esté dirigido por sus mejores conciudadanos.

13.- De alguna manera hay que comenzar a tratar de asear la política dominicana, que se ha convertido en una actividad sucia, para asquerosos de pensar y actuar. La marranería politiquera hay que eliminarla.

14.- Procede hacerle saber a los buenos que están en los partidos de negocios, que su lugar, su espacio político, es otro. No el de ahora, que desdice de lo que es estar en política limpia.

15- Hoy, aquí, hay que motivar a las ciudadanas y a los ciudadanos de bien, para que se integren a la lucha política que hace a los humanos artífices de cambios que logran el progreso social, en la brega contra las rémoras que impiden la llegada del bienestar para todas y todos.

16.- Debemos sentirnos comprometidos a recapacitar, reflexionar en el sentido de que el próximo 19 de mayo termina un período para los que se manejan en política partiendo de la oportunidad, oportunistas, mientras otros continuaremos actuando como los obligados a construir un mejor país en lo material, espiritual, ético y moral.