El fracaso de la llamada contraofensiva ucraniana es evidente, acumulando más de 70 mil soldados muertos desde junio, con unos 17 mil en el último mes, y cientos de armas occidentales y de fabricación soviética destruidas. Además, las sanciones contra Rusia han demostrado ser ineficaces. Esto demuestra, primero, que Ucrania no es rival para el gigante euroasiático y, segundo, que el mundo no es tan antirruso como las élites gobernantes y el complejo militar de los Estados Unidos desearían. Sin embargo, para ciertos representantes del poder norteamericano, poco importa la cantidad de muertos, lo significativo es que no perezca un solo norteamericano por causa ajena, como afirmaba un congresista republicano la semana pasada.

Esta guerra es un negocio de miles de millones de dólares del lado norteamericano y debe celebrarse y apoyarse por todos los medios "en nombre de la democracia", aunque los recursos financieros del país más endeudado del mundo tienen sus límites.

El régimen ucraniano es esencialmente antidemocrático, corrupto y de naturaleza nazista. Lo que realmente buscan los Estados Unidos en esta guerra es, en primer lugar, satisfacer el insaciable apetito de sus corporaciones militares y debilitar a Europa. En segundo lugar, intentan infringir una derrota estratégica a Rusia utilizando carne de cañón ajena, ya que saben que una derrota de Rusia significaría un daño terrible a su liderazgo en el proceso de progresivo agrietamiento del orden mundial en el que los Estados Unidos son juez y parte.

La consolidación del orden multipolar está en marcha, con los BRICS (Rusia, China, la India, Sudáfrica y Brasil) liderando la iniciativa. En 2023, atrajeron a seis nuevos socios, incluyendo a Argentina, lo que aumenta significativamente su influencia. Los BRICS representan más de 50% de la población y cerca de 30% del PBI mundial, y el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) de esta alianza cuenta con 100 mil millones de dólares para financiar proyectos.

En términos estrictamente geopolíticos los BRICS más Irán, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita estarían controlando el 41 % de las reservas probadas de petróleo, el 53.1 % de las reservas probadas de gas natural y el 40.4 % de las reservas de carbón. En lo que concierne a los minerales, la entrada de Argentina a los BRICS implica que el grupo sume el 32.1 % de las reservas de litio. Muy relevante es el hecho de que China controla el 77 % de la producción mundial de baterías de litio, posee en su territorio el 80 % de las reservas mundiales de tierras raras y produce el 56 % del acero mundial.

No puede pasar desapercibido el hecho de que el dólar está perdiendo gradualmente peso en el volumen total de las transacciones globales, mientras que los BRICS favorecen las transacciones en monedas nacionales.

Lo más importante para los BRICS ampliados es la construcción de un nuevo orden mundial basado en reglas y en el respeto de la soberanía y autodeterminación de las naciones, enfocándose en el desarrollo y modernización de las economías participantes sin objetivos de expoliación neocolonial, buscando el beneficio mutuo y un multilateralismo más equitativo y equilibrado.

El mundo clama por un cambio de rumbo, como se vio en el 78° período de sesiones de la Asamblea General de la ONU, que incluyó la demanda de una reforma profunda de la ONU y la condena de un gran número de países al orden unipolar abusivo, las sanciones, los bloqueos y las guerras de rapiña.

Aunque no se advierta a simple vista, la guerra de la OTAN contra Rusia a través de Ucrania, junto con las sanciones y bloqueos como método de ahorcamiento económico, solo han contribuido al reforzamiento del proceso de hundimiento irreversible del orden unipolar.

El reconocimiento de Josep Borrell, jefe de la diplomacia de la Unión Europea (UE), de que los países occidentales "no siempre siguen las reglas que intentan defender", es una prueba al más alto nivel de la doble moral de los países occidentales y la falta de fidelidad a los compromisos y reglas que establecen.

Borrell menciona que vivimos en un mundo cada vez más multipolar y que las reglas que rigen el mundo se están agotando, aunque él no parece interesado en que cambien ni se reformen. La realidad es que el mundo actual está experimentando un cambio hacia un orden multipolar liderado por los BRICS y otros actores, y esto desafía la hegemonía occidental y las reglas establecidas en el pasado.