Primera parte
Algunas premisas. A pesar del complejo panorama de crisis que ha vivido el país en el último cuatrienio, las políticas públicas implementadas por el presidente Luis Abinader han contribuido a mejorar los principales indicadores de buen gobierno y a marcar un antes y un después en temas que han impactado positivamente la vida de la gente y la calidad de la democracia dominicana.
Y si bien es cierto que el presidente Abinader ha manejado un volumen presupuestario superior a otros gobernantes del pasado que no tuvieron que enfrentar una pandemia que paralizó una gran parte del mundo durante casi dos años y el impacto económico de un conflicto geopolítico que disparó el precio de la energía y trastornó la cadena de suministro del comercio internacional, el éxito de su ejercicio no se ha basado solo en la gestión eficiente y racional de los recursos del Estado, sino, y sobre todo, en su capacidad para ponerse de acuerdo con los diversos actores de la vida nacional para abordar problemas comunes y generar soluciones efectivas bajo los principios prácticos de lo que José Francisco Peña Gómez definió como “gobierno compartido”.
Este poder de consenso y articulación ha sido un factor clave en el esfuerzo del estadista dominicano para alcanzar logros excepcionales en materia de gobernabilidad y gestión de crisis, resiliencia económica, independencia de la Justicia, continuidad institucional, control de la corrupción, descentralización y calidad del gasto público, justicia salarial, agua potable y saneamiento, seguridad ciudadana, producción agropecuaria, autosuficiencia alimentaria, reducción de la pobreza monetaria, transición y autosuficiencia energética, salud pública y seguridad social, fortalecimiento de la educación, migración y frontera, comunidad dominicana en el exterior, y el derecho a una vivienda digna y a una propiedad titulada, entre otros temas.
Contra todo pronóstico
De entrada hay que convenir como una premisa medular que, contra todo pronóstico, el presidente Abinader concluyó su primer mandato constitucional con un notable desempeño en la gestión de los múltiples factores de crisis que afectaron al país durante los pasados cuatro años y con un extraordinario balance de realizaciones en los principales temas de la vida nacional.
El empresario y economista encontró en agosto del 2020 todas las excusas para limitar sus esfuerzos inmediatos a la mitigación del brutal impacto de la pandemia del Covid 19 y de otros eventos imprevistos, posponiendo la atención a muchos problemas históricamente relegados y a la vieja deuda social acumulada durante décadas.
Sin embargo, a pesar de las grandes limitaciones del momento, Abinader tuvo el acierto de trazar una agenda transversal en la que importantizó tanto la atención a la grave crisis sanitaria como a los problemas económicos, sociales, institucionales y estructurales tradicionalmente postergados en la agenda del país.
El centro de las prioridades
En cuanto a las prioridades, la administración de Abinader dispuso la atención preferente a los sectores sociales y económicos más vulnerables, a los cuales destinó 147 mil millones de pesos en subsidios durante el período crítico, sin descuidar áreas estratégicas como el sector salud, educación, producción agropecuaria, turismo, transporte y vialidad, Mipymes, seguridad ciudadana, justicia salarial y hasta a los trabajadores del arte y la cultura, un sector que de acuerdo a la encuesta nacional de consumo cultural realizada por el Banco Central en el año 2014, impactaba de manera directa o indirecta 468 mil 324 personas que dependían económicamente de la actividad artística y cultural.
Igualmente asignó 65 mil millones de pesos para contener el alza de los combustibles y su impacto inflacionario en la canasta básica y en la actividad productiva, mientras lograba la proeza de potenciar el crecimiento económico muy por encima del promedio de toda la región, y reducir el PIB de la deuda por debajo del inicio de la gestión, pasando del 61% en agosto del 2020, al 59.1% al cierre del 2023.
Simultáneamente el mandatario dominicano puso en marcha una agenda puntual de políticas públicas para avanzar en el abordaje de grandes temas de interés nacional tradicionalmente relegados en las prioridades de los gobiernos.
Referente global en la gestión de la crisis
Un estudio internacional sobre la gestión de la crisis del Covid 19, realizado entre el 2021 y el 2022, con el apoyo de la Fundación Plenitud, la Universidad Johns Hopkins, la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Brown y la organización Gates Ventures, como parte del programa “Ejemplos de Salud Global”, al citar el caso dominicano presentó el siguiente informe:
“La principal conclusión de este trabajo es que, en el caso de República Dominicana, el elemento clave para enfrentar la pandemia, proteger a la población a través de la vacunación, restablecer los servicios esenciales de salud y recuperar el empleo, el turismo, la captación de divisas y, finalmente, la recuperación de la economía, estuvo constituida por el liderazgo político y el buen gobierno. La clave de estos logros fue el liderazgo político comprometido, la prioridad asignada a la respuesta a la pandemia y al proceso de vacunación, los importantes recursos financieros invertidos, la adecuada comunicación del riesgo, el manejo de datos, la movilización de toda la sociedad hacia un objetivo común, fomentando alianzas público – privadas”.
Amplio reconocimiento internacional
Ciertamente, República Dominicana estuvo entre los países del mundo con mejor desempeño en la gestión de la crisis sanitaria y económica de la pandemia con reconocimiento de los principales organismos internacionales, incluyendo algunos especializados como la Organización Mundial de la Salud (OMS); la Organización Mundial del Turismo (OMT); la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI); la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), y la Organización de las Naciones para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Durante el período crítico impactado por la pandemia, RD registró un tasa de crecimiento de 6.43%, (2021- 2023) muy por encima del promedio de América Latina, apenas 1.43%, mientras el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Comisión Económica de América Latina (CEPAL) y el Banco Mundial estiman el crecimiento del PIB del país para este 2024 entre 5.1 % y 5.2 %, con la proyección de liderar el crecimiento de la región por los próximos 5 años.
República Dominicana fue el primer país de la región en recuperar sus principales sectores productivos y superar los niveles de empleos formales e informales pre pandemia y uno de los primeros del mundo en superar los números del turismo y del tráfico aéreo previo a la pandemia, incluyendo la meta de los 10 millones de turistas, un objetivo nacional que aún antes de la pandemia parecía inalcanzable para lograr en los próximos años.
15 de septiembre, 2024