“¡Sábanas, sábanas, sábanas!” Esas eran las palabras que entendíamos, eran gritadas por un oficial. El tanque había dado reversa desde la calle Duarte y dobló la esquina de la Salomé Ureña, toda la gente que venía encaramada se bajó de aquella imponente máquina de guerra. En el cielo se escuchaban los P-51*, en la tierra rugía el motor del AMX* y en el ambiente se escuchaba sin cesar “sábanas, sábanas, sábanas!”
Veíamos todo desde “nuestro puesto de mando y control”; veíamos y escuchábamos desde el balcón que daba a la Salomé Ureña. Desde el piso de abajo se escuchaba nítidamente: “Una MOLE” mamá, una MOLE!”… era Toñito quien gritaba a su madre doña Irmina, quien preguntaba “Y que es una mole?”, a lo que su hijo responde: “Un TANQUE”!,.
Los vecinos escuchamos ese diálogo y cincuenta años después todavía nos reímos de aquellas palabras. De repente, desde la segunda planta caen sobre el tanque sábanas, nuevecitas y usadas, las que sirvieron para el “camuflaje” del AMX (ver foto página 3).
Vestido con sábanas del barrio y maquillado con pintura que definían su pertenencia, el tanque reinicia su marcha en solitario. Era conducido por un internacionalista haitiano de nombre Fred Batiste*. Baja la Duarte y dobla a la izquierda hacia El Conde, luego a la Hostos hasta llegar a la Padre Billini rumbo a su entrada a la Historia, rumbo a la toma de la Fortaleza Ozama, toma que dirigió el entonces mayor Juan María Lora Fernández, quien fuera jefe de Estado Mayor del Ejército Nacional en el gobierno constitucional del presidente Francisco Alberto Caamaño Deñó.
La Fortaleza Ozama junto a la Torre del Homenaje constituyen el primer edificio militar de la colonia. Se inició su construcción en 1507*. En ella trabajaron los primeros esclavos negros que llegaron a nuestro continente. Con ella se consolidó el mestizaje en América (pueblos originarios taínos, europeos y africanos). Entre sus paredes, Gonzalo Fernández de Oviedo escribió la “Historia general y natural de las Indias”.
Cuatrocientos cincuenta y ocho (458) años tuvieron que pasar para que el nunca tomado e inexpugnable bastión militar cayera en manos de su verdadero dueño: El PUEBLO! Ese 30 de abril de 1965 el pueblo dirigido por un grupo de soldados y oficiales de nuestras fuerzas armadas encabezados por el entonces Mayor Juan María Lora Fernández, tomó a sangre y fuego el principal símbolo de la represión de la nación, la Fortaleza Ozama (ver fotos de las páginas 4 a la 8).
En la toma de la Fortaleza Ozama misma se capturaron las armas que tanta falta hacían en aquellos momentos, armas que servirían para enfrentar la grosera invasión norteamericana, y se le dio una lección al principal cuerpo represivo de la época, a los temidos “Cascos Blancos”. El recinto se convirtió en Plaza de la Constitución y en la tumba del combatiente desconocido.
Mi padre, Manolo González, el Gallego, y Lora Fernández, se encontraron antes de la Gesta Patriótica de 1965. Ellos se conocían desde 1963, en tiempos en que Lora Fernández pertenecía al cuerpo jurídico del Ejercito y participó en el interrogatorio que le hicieron a mi padre, un 19 de noviembre, el mismo día del catorce aniversario de la boda con mi madre, o sea no hubo celebración, papi estaba preso* (ver página 2 del anexo fotográfico).
Mis padres eran unos anfitriones sumamente espléndidos. Había llegado diciembre, era mitad de semana, 15 o 16 de diciembre. Esa noche en la mesa se puso el mantel especial y mami desempolvó la vajilla para momentos especiales. Esa noche cenaron en mi hogar el coronel Juan María Lora Fernández y su esposa, doña Yolanda de León.
Para esa noche mami se puso un vestido recién sacadito del armario, después de haber estado años en una percha, adornado de un collar de perlas. Ella no tenía que ir al salón de belleza ni maquillarse. Nosotros nos pusimos la ropa “dominguera” para recibir la visita. La mesa estaba hermosamente decorada. Previamente hubo una conversación entre las parejas: hablaron de los niños, de la escuela, del futuro y de todo, menos del conflicto bélico recién pasado. Fue una noche larga e inolvidable, tranquila y armoniosa.
Al escribir la palabra “inolvidable” es por una razón: al final de la cena se habló del viaje hacia Santiago del próximo domingo para asistir a la misa del coronel Fernández Domínguez. Mis padres tenían ya un compromiso previo y no podrían ir, (el compromiso era una kermesse o fiesta de organizaciones ligadas al Partido*), sin embargo antes de despedirse papi y Lora escribieron en un papel* varios nombres para otra “juntadera” antes de la navidad.
De ese papel recuerdo el nombre de Manuel Ramón García Germán”(a) Moncho, quien era mayor del ejército y ayudante del coronel Lora Fernández (ver fotos en página 11). Mi padre cultivó una gran amistad con “Moncho” al extremo que, a la llegada clandestina al país de mi padre en 1970, él fue una de las pocas personas que conocían de su regreso.
En este cincuentenario de aquel largo abril, debemos de recordar al TITÁN que hizo parte de la Historia del Pueblo Dominicano, el Coronel JUAN MARÍA LORA FERNÁNDEZ, el hombre que dirigió la toma de la Fortaleza Ozama, y quien fue apoyado por un tanque que estuvo en nuestro barrio. Cosas del destino, Lora Fernández pasaría a la eternidad producto del impacto del obús lanzado por un tanque de guerra el 19 de diciembre de 1965, en la batalla del hotel MATUM.
VIVA la GESTA PATRIÓTICA de 1965!
“Solo mueren aquellos que no son recordados”
Pasen una excelente semana y ojalá que caiga agua del cielo, para que “llueva café en el campo”.
Reciban infinitas bendiciones de Dios todopoderoso y mis caltelúricos saludos.
Manuel Gonzalez Tejera, MDSN
(ManEGonTe)
Notas: 1) “P-51”, avión de combate de la Fuerza Aérea, utilizados para ametrallar principalmente a la población civil.
2) “AMX” marca del tanque de guerra capturado durante la batalla del puente Duarte.
3) Ver relato del teniente de navío Rafael Ubiera Padua en la página 246 de la obra de: Comisión Permanente de Efemérides Patrias, “Guerra de Abril: Inevitabilidad de la Historia”, textos del seminario organizado por la Secretaría de las Fuerzas Armadas, Santo Domingo, República Dominicana, 2005.
4) Ver: Brusiloff, C. y Biaggi, J.A. “Santo Domingo”, (página 23), Santo Domingo, República Dominicana, 1978.
5) Ver: Gerón, Cándido, “Interrogatorios Expedicionarios de 59, Participantes en la muerte de Trujillo, Seguidores de Manuel Aurelio Tavárez Justo”. (páginas 535 a 538), Santo Domingo, República Dominicana, 2010.
6) “Partido”, nos referimos al Partido Comunista Dominicano del cual nuestro padre era militante y nuestra madre colaboradora activa.
7) El “papel” lo guardabámos como reliquia en nuestra casa (al parecer lo perdimos en una de las tantas mudanzas). El papel contenía los nombres de futuros invitados a cenar o almorzar en alguna parte, ya fuese nuestro hogar o a la casa de Lora Fernández, que estaba ubicada en la Avenida Independencia, y la actividad sería antes de navidad. Los nombres que recuerdo son: García Germán, Lachapelle, Quiroz, “El chino”. Habían otros nombres pero no me vienen a la memoria.
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