Después del triunfo electoral en las elecciones municipales y regionales el mapa político de España se ha pintado de azul y del verde de VOX  (un verde que no es el convencional ya que son negacionistas del cambio climático y rechazan el ecologismo). VOX es una fuerza secundaria pero decisiva para la formación de los gobiernos municipales y regionales para el Partido Popular (PP).

Como consecuencia del vuelco electoral, enseguida, con un reflejo de combatiente indomable, el Presidente Pedro Sánchez, convocó elecciones generales para el 23 de julio. Con ello se adelantó a cualquier petición de hacerlo del PP y de paso forzó a las izquierdas del PSOE, a dejar sus discusiones bizantinas para ponerse a pensar en hacer política con mayúsculas.

Justo por mostrar agallas, y no ir a la defensiva, los asesores de Alberto Núñez Feijóo, fieles a su esquema de guerra abierta y total  contra el Presidente, al que llaman señor Sánchez y a lo que él representa denominan “sanchismo”, lo acusaron de convocar elecciones en pleno verano.

Algo que había hecho, en circunstancias climáticas semejantes y de Salud peores, el mismo Feijóo, cuando era presidente de Galicia. ¿La verdad y un cierto sentido de rectitud moral? ¡Eso qué importa, lo “ético” para esta gente es gobernar y san se acabó! Siempre he pensado que no hay nadie más materialista vulgar y menos metafísico que un derechista radical convencido de que sólo ellos han nacido para gobernar España…y el mundo.

Las encuestas están dando con una probabilidad, por ahora alta, que el PP junto con VOX puedan obtener mayoría en el Congreso de diputados para poder formar gobierno. En su campaña se han puesto un único objetivo, atacar a Sánchez, por aire, mar y tierra. Todos los grandes medios de comunicación, con escasas excepciones, están desde hace tiempo con una sistemática y coordinada campaña negra contra el gobierno pero personalizándolo todo en un lema: destruir a Sánchez.

La táctica es la misma desplegada contra Felipe González cuando perdió las elecciones a favor de José María Aznar. Los centristas y progresistas de entonces, denominaron a esa red de periodistas metidos a relaciones públicas, instrumentos de la campaña política del PP y asesores de su propaganda negra, el “sindicato del crimen”.

Los tiempos han cambiado pero la táctica goebbeliana es la misma. Desprestigiar, manchar, calumniar, al Presidente Sánchez. Eso evita discutir sobre la buena marcha de las grandes macro magnitudes económicas, tener que bajar la cabeza cuando los datos muestran que la cifra de paro  es la más baja desde que hay democracia, que la tasa de inflación es la mínima en Europa y que el crecimiento de la economía española es el más alto de la UE. La conclusión evidente es que Sánchez ha hecho un buen Gobierno en condiciones donde todo tenía que pactado.

Para evitar esto -hablar de la realidad concreta- la táctica es  no tratar esos temas sino demonizar a Sánchez, por haber recibido lo votos, en muchos proyectos de ley en el Congreso de los diputados, de partidos nacionalistas catalanes y vascos y de otras regiones. Es decir, acusan a Sánchez, entre otras cosas, de recibir apoyo de ETA (que fue vencida y desapareció políticamente hace quince años, durante el gobierno de un socialista, el Presidente Zapatero).

Algunos analistas afirman que Sánchez no ha podido imponer su “agenda setting”.  Pienso que es casi imposible hacerlo con la articulación de la gran mayoría de los medios de comunicación con la causa de PP-VOX. Los dueños y ejecutivos de estos medios son los que controlan la línea editorial y, en definitiva, lo que dicen que temas son los que deben tener prioridad en las noticias.

Por eso el tema más importante en un sistema capitalista debería ser la marcha de la economía, pero como esto no beneficia a PP-VOX, se da prioridad a otras cuestiones de orden secundario y, si se quiere, a algunas hasta intrascendentes, para cualquier inteligencia que supere el nivel de la imbecilidad.

Y está claro que los que llevan esta campaña contra Sánchez no son idiotas, sino listos, quizá sin escrúpulos, y sobre todo, “gente de bien”, es decir, gente que solo tiene una meta lograr sus objetivos: incrementar las ganancias de sus empresas, repartir altos beneficios a sus accionistas, elevar de manera a veces indecente el sueldo y recompensas de sus Ejecutivos… y tener la sartén por el mango.

Las anteriores son las claves que explican –entre otras-, por qué los ciudadanos españoles no están recibiendo las informaciones fidedignas, contrastadas y serias de unos medios hechos por periodistas con deontología y con dignidad profesional, sino que este “sindicato del crimen” versión 2.0, se ha propuesto acabar con el Presidente Sánchez.

Para ello están utilizando la manipulación masiva de las masas que nos enseñó Gustave Le Bon en su Psicología de las masas. Hacerlas moverse irracionalmente por odios, fobias, simplismos, mentiras, y rechazos irracionales. Y lo más importante, sin que haya ninguna base objetiva para ello. Vivimos en la ficción de un relato inventado.

Por todo ello es necesario preguntarse, si llegan al poder, ¿qué harán?  En función de las prácticas anteriores, en España y fuera de España, por la familia política de la que forman parte, tanto VOX como el PP, lo que se puede esperar es lo que señalamos a continuación.

Lo haremos de manera muy sucinta, por lo cual, nos quedarán muchas medidas en el tintero, porque no todo se puede decir en un artículo  de muy pocas palabras. Al menos yo no sé hacerlo. Veamos.

Disminuirán el gasto social ya que el mismo es una escuela de creación de gente que “vive de otros” y no trata de mejorar y esforzarse. Esto llevará al tema clave de la educación. La política de esta derecha radical conservadora es ir cada vez más a crear colegios concertados, descuidando gradualmente a los colegios públicos. Las escuelas concertadas permiten hacer negocios y socializar a la niñez y juventud con maestros y profes que sigan una línea expositora  acorde con los principios de la moralidad tradicional y las ideas conservadoras.

Habrá un recorte en las libertades individuales y el respeto público que se merecen los que tienen conductas sexuales no normalizadas o disidentes dentro de la concepción de la sexualidad tradicional. Se disminuirá lo logrado en materia de LGBTIQ+.

Se congelarán de iure o de facto las alzas salariales, se favorecerán los despidos baratos, y se volverá a “contrataciones flexibles”. Se reclasificará suelo rural o no urbanizable y se les venderá barato, a las grandes  empresas constructoras, para que hagan viviendas, permitiendo a algunos enriquecerse y, a otros, hacerse aún más  mil millonarios.

Como está dentro de los cánones de todo buen “liberal” se irá a disminuir o eliminar impuestos como el de sucesiones, el de patrimonio, donaciones,  y  se tratará de hacer otra reforma fiscal para que la clase media trabajadora y la clase trabajadora de ingresos más bajos sea la principal “pagadora” del aparato administrativo del Estado y los más pudientes paguen una cantidad relativamente menor en función de sus ingresos y beneficios. O sea, impuestos menos progresivos. El motivo alegado: estos invertirán y no consumirán todo ese dineral. Por ende, progresaremos más. La teoría del “goteo” hacia abajo de la riqueza.

Se dará aún más poder mediático a los grandes grupos empresariales para ir disminuyendo la influencia de medios moderadamente progresistas sobre la población, y asegurarse así una hegemonía en el campo de la socialización política ciudadana.

Se disminuirá el gasto en universidades públicas  y se fomentarán las privadas, con el mismo fin de crear profesionales con una línea de pensamiento acrítica con los valores económicos e ideológicos del sistema conservador. Así se avanzará en socializar a la población en la idea de que libertad es que cada cual luche por lo suyo y que todo el argumentario de "lo social" es ideología de vagos, maleantes e inútiles, de gente perezosa y sin iniciativa. Escoria o chusma.

Se frenará la inmigración, tanto  la que  se requiere y necesita, por la demanda de mano de obra para tareas temporales o permanentes, y la otra, la inmigración de los que creen (craso error) que no hay fronteras ni leyes que respetar y que su deseo de mejorar en países ricos y con buenas políticas sociales, es lo único que se debe tener en consideración en materia migratoria. Lo cual ¿hay que recordarlo? No es una idea compartida  por la gran mayoría de los ciudadanos de esos países de acogida, entre ellos en España.

También disminuirá la cuota de admisión de asilo y refugio, y aumentará la de rechazados. Así como se reducirán los beneficios que reciben al momento de cumplimentar una solicitud de asilo.

El gasto en  las administraciones públicas se verá restringido y se dará más prioridad a las subcontrataciones de empresas intermediarias, que prestarán servicios varios a las administraciones públicas. Habrá así menos funcionarios y más contratados por empresas, no por el Estado. Es decir, que sea el mercado  quien actúe. La meta es ir hacia una sociedad de mercado y no sólo una economía de mercado.

Se irán centralizando competencias de las Comunidades Autónomas, en materias claves como la educación, la seguridad, la fiscalidad, las relaciones internacionales, etc., en el Estado.

Habrá una exaltación de una idea de España donde todo lo bueno, grande, correcto y “español” es lo que han hecho "las derechas" desde Isabel La Católica, Fernando VII a Franco. Todo lo que no sea la tradición reaccionaria, conservadora y católica, a lo Cardenal Segura y Herrera  Oria, nacionalcatolicismo, o a lo Opus Dei, será considerado nefasto o “antiespañol”: el sexenio democrático, la primera República, e incluso hasta aspectos de la Restauración, por no referirnos a la II República, a la etapa de gobiernos de Felipe González, Zapatero y de la coalición progresista encabezada por Pedro Sánchez.

En política exterior no se esperan grandes cambios, sino un énfasis en  el “Si, señor”, a todo lo que digan los EEUU, sobre todo si vuelven al gobierno los Republicanos. Si bien está demostrado que entre Demócratas y los del GOP,  quizás sean aún más guerreristas los primeros que los segundos. Y en la UE se fortalecerá el eje ultra derechista de Polonia, Hungría, Eslovenia, Estonia, Italia, Grecia…

Parece por las encuestas y por mis “impresiones” personales, que  quienes se han  beneficiado de las alzas salariales, del importante aumento de las pensiones, tanto contributivas como no contributivas, de las ayudas sociales, las subvenciones a los minis, pequeños y medianos empresarios, la ampliación de los derechos y libertades para los homosexuales y los “raritos” (Queers),  los que envían sus hijos a la educación  pública, o los que van a necesitar de las políticas sociales, sea en mejor Sanidad Pública, o en otros aspectos, como construir grandes cantidades de Residencias Públicas para ancianos (en un país con una de las tasas de natalidad más bajas),  NADA de esto les motiva a movilizarse e ir a votar el 23 de julio, por todo esto ya obtenido o porque simplemente NO retrocedamos.

Si ocurre que muchos de los abstencionistas no vayan a votar, o que los críticos a las deficiencias evidentes de una izquierda no siempre sabia y prudente, y más encordiadora y disputadora que pragmática, decidan abstenerse, para mantener su “pureza política virginal”, entonces ya sabemos el muy largo camino que nos espera.

La España de Fernando VII, Primo de Rivera, Franco, Aznar, Rajoy…Donde los símbolos se santifican, y a la gente común se les distrae, manipula, para que piensen y obedezcan como siervos, como súbditos, y no actúen como Ciudadanos conscientes.

Aún queda la esperanza de una movilización, y de un voto masivo por la democracia y el gradual progreso social, pero si no se produce, sepamos que la gente tendrá lo que ha querido. Los lamentos posteriores serán ya jeremiadas. Se les podrá decir: Sufrid justamente, por vuestras decisiones.