¿Por qué llega un jefe militar a la posición?

Lo ideal es que el Ministro de las FA, los comandantes generales de los cuerpos castrenses y otras importantes posiciones militares sean dirigidas por quienes sean los primeros en el escalafón, los más capacitados o quienes acumulen una mejor hoja de servicios en su institución.

Sin embargo, eso no es lo que se produce en la organización militar dominicana. Los vínculos políticos, el nepotismo y hasta la compra de las posiciones, muchas veces están en el trasfondo de la designación de algunos jefes militares.

No siempre es así, pero no es lo frecuente que el Ejecutivo escoja a uno de sus mandos castrenses solo por los datos favorables de su récord profesional. En igual forma, necesariamente, los oficiales no son rechazados para las posiciones por un récord negativo o una conducta reprochable.

De todo se da, hasta el infrecuente caso que en un jefe militar escogido coincidan un buen récord profesional y sus vínculos políticos, familiares o de estrecha amistad con algún líder político importante en el gobierno de turno.

El error de algunos de los que “llegan” es creerse que alcanzaron la posición porque son más meritorios que los demás. Pueden darse casos en que oficiales sin experiencia o de un obscuro historial sean favorecidos con las posiciones importantes, mientras que los mejor calificados son rechazados y condenados a permanecer subestimados y ociosos en los cuarteles (en “el banco”).

Estas discordancias, aunque pueden estar legitimadas por las facultades constitucionales de quien dirige el Poder Ejecutivo y hace las designaciones, provocan una serie de problemas en los cuerpos armados.

Quien es designado en una posición de mando en las FFAA, siempre debe enfrentar múltiples problemas con los subordinados y estos son agravados cuando el nombramiento se hace en estas condiciones que contrastan con el orden institucional.

 LOS PROBLEMAS QUE SE CREAN EN LOS COMANDOS A RAÍZ DE ALGUNAS DESIGNACIONES

Algunos de los inconvenientes generados por las designaciones inadecuadas son los malestares que se crean entre los oficiales afectados cuando sienten que sus méritos no son reconocidos.

Quienes son escogidos, aunque sean merecedores y califiquen para la posición, siempre tendrán que lidiar con los intrigantes o envidiosos que harán lo posible para que la gestión fracase. Idearán pasquines con mentiras y crearán problemas internos de todo tipo. Pero un jefe inepto o con deficiencias en su comportamiento personal, también provocará muchos inconvenientes en sus instituciones.

– Regularmente comete abusos e injusticias maltratando a sus subordinados.

– Provoca malestares internos por emitir órdenes inapropiadas para cumplir las delicadas tareas militares.

-Incita a la desobediencia cuando emite disposiciones improcedentes y deshumanizadas que afectan el personal.

-Suele insultar y vejar a oficiales delante de subalternos

-Practica un comportamiento personal inapropiado (escándalos sociales, alcoholismo, drogas, etc.)

¿POR QUÉ SE SUSTITUYE UN JEFE MILITAR?

Además de los procedimientos institucionales que existe para reemplazar un jefe militar en el tiempo estipulado, existen otras razones que pueden motivar una sustitución en forma inesperada.

En el caso extremo de existir un esquema de corrupción consentido desde las más altas instancias del gobierno, un comandante militar incorruptible puede ser sustituido por no adaptarse a la corruptela imperante. Aunque se haya producido en algún momento de nuestra historia, este es el caso menos probable, ya que cuando existe la corrupción desde el mando supremo, los jefe militares son escrupulosamente escogidos con el perfil que corresponda a la situación y a los fines esperados.

Sin embargo, en un gobierno responsable, cuando quien dirige el Poder Ejecutivo se percata que estos factores pudieron intervenir en la designación y afectan la buena gestión de uno de sus mandos castrenses, el mandatario puede rechazar las denuncias intrigantes que recibe sobre un jefe militar eficiente o disponer su sustitución a destiempo, rectificando su equivocación al designar un jefe militar incompetente.