Como bien sabemos y sentimos, uno de los productos de mayor consumo y se puede catalogar como de primera necesidad, lo constituye el azúcar.

Para el caso de la República Dominicana, en épocas pasadas, el azúcar más que un producto de consumo era un sostén fundamental, pues con las grandes extensiones de terrenos sembrados de caña de azúcar y las procesadoras de azúcar a partir de esta materia prima, tanto en el este, sur y norte del país, generaba un importante dinamismo desde el punto de vista de las exportaciones, la generación de divisas, empleos, actividad industrial y comercial; llegándose a catalogar como “la espina dorsal de la economía”

Desde el siglo XVI se destaca la primera empresa de procesamiento de la caña por parte de Gonzalo Velosa, quien la fundó a la orilla del rio Nigua, el primer trapiche para moler la caña movido por caballos.

Ya para la década de los años 1970, se exportaba el 90% del azúcar que se producía y esta industria generaba mas de 100 mil empleos; pero ya para principios de la década de los años 1980, producto de la caída estrepitosa de los precios internacionales del azúcar, este sector comenzó a disminuir en su actividad cayendo la cantidad de trabajadores a 65,000 y de los cuales mas de 50,000 eran haitianos. Esta situación también se expresó en una caída de las exportaciones que desde el año 1918 se dirigían hacia los Estados Unidos y que se mantuvieron en precios ascendentes hasta finales de los años 1970; solo entre el año 1973 y 1974 el precio del azúcar en el mercado internacional aumentó de RD$0.08 a RD$0.70 y en términos de volumen las exportaciones crecieron en un 54.3%.

La producción de azúcar crema era de 651,685 toneladas métricas en el año 1980, ya para el año 1999 se había reducido a 189,594 toneladas.

Esta situación de la industria azucarera llevó a que las plantaciones de caña en parte del territorio nacional se utilizasen para otros fines, sobre todo en zonas como Villa Altagracia y Montellano, en donde se establecieron zonas francas y en las plantaciones de caña se sembraron productos agrícolas como naranja y piña.

Ante ese panorama, la Republica Dominicana de exportador neto de azúcar, pasó a tener déficit hasta en la oferta de este producto para el consumo nacional, por lo que se pasó a la importación en determinados momentos de azúcar.

En la actualidad se señala que se ha producido un déficit de 138,059 toneladas en el periodo 2022-2023, que se le atribuye a sequía y el paso del huracán Fiona por el país.

Pero la paradoja es que el ministro de Industria y Comercio declaró a los medios de información local que no hay escasez de azúcar y que hay suficiente en el mercado nacional.

Entonces, cómo se explica que desde el mes de septiembre del año 2022 a septiembre de este año 2023, la libra de azúcar crema pasara RD$31.2 a RD$36.63 a nivel de los colmados y todavía más en el caso del azúcar refino pasó de RD$36.62 a RD$50.35 la libra en ese periodo, para un aumento de 37.49%.

En conclusión, de lo que se trata es que estamos ante la presencia de aumento de los precios de todos los artículos de primera necesidad, que a diario consume la población dominicana y que el azúcar no es la excepción, por lo que se trata es de una política de precios por parte del gobierno, que se traduce en un trago amargo para la población cada vez que acude a los colmados y supermercados, aunque sea de azúcar.