A propósito de que se cumplen dos años de la presidencia de Luis Abinader, vale la pena reflexionar sobre los logros para enfrentar la pandemia del Covid-19, que constituyó un reto de grandes proporciones para su gobierno en todos los sentidos y para la sociedad en su conjunto.

Durante 2021-2022, la Fundación Plenitud, en coordinación con el Centro para la Seguridad en Salud de la Universidades Johns Hopkins y la escuela de salud pública de la Universidad de Brown, de los Estados Unidos, con financiamiento de Gates Ventures, llevaron a cabo esta investigación, con revisión de literatura, bases de datos y entrevistas con actores clave.

La epidemia de Covid-19 encontró a República Dominicana desprevenida para enfrentarla, según la Evaluación Externa Conjunta (JEE) y también el Índice de Seguridad en Salud Global (GHS) para los años 2019 y 2021 (Johns Hopkins Center of Health Security). En este último, el país mostró las mayores debilidades en la fortaleza de su sistema de salud.

La pandemia golpeó duramente al país, con un importante número de casos por habitante en el contexto de la región ALC. Sin embargo, la respuesta fue adecuada, con estrictas medidas de circulación, sobre todo al inicio, importantes campañas de comunicación, logrando reducir y mantener muy baja la letalidad, manejando los casos con tratamientos agresivos para evitar enfermedades graves, implementando medidas activas para el traslado de pacientes , integrando recursos hospitalarios del sector público y privado, monitoreando continuamente el flujo de pacientes a través de plataformas especialmente diseñadas, potenciadas por diferentes fuentes, que permitieron al país contar siempre con disponibilidad suficiente de camas y unidades de cuidados intensivos aún en los picos más altos de la pandemia .

La respuesta a la pandemia abarcó una amplia gama de medidas de protección económica y social, así como medidas relacionadas con la circulación, el distanciamiento social, el cierre de negocios, transporte público y escuelas, la promoción del trabajo remoto. Pero también fue efectivo el proceso de reapertura de la economía, la recuperación del empleo y de sectores clave, incluyendo medidas para universalizar la vacunación en zonas turísticas y ofrecer incentivos a los visitantes, como seguros médicos y pruebas gratuitas.

La clave de estos logros fue el liderazgo político comprometido, la prioridad asignada a la respuesta a la pandemia y al proceso de vacunación, los importantes recursos financieros invertidos, la adecuada comunicación del riesgo, el manejo de datos, la movilización de toda la sociedad hacia un objetivo común, fomentando alianzas público – privadas. La principal conclusión de este trabajo es que, en el caso de República Dominicana, el buen gobierno fue el elemento clave para enfrentar la pandemia, proteger a la población a través de la vacunación, restablecer los servicios esenciales de salud y recuperar el empleo, el turismo, la captación de divisas y, finalmente, la recuperación de la economía.

 

Ahora que la pandemia parece estar entrando en una nueva fase y que la economía dominicana se ha recuperado por completo, es hora de pensar en la resiliencia del sistema de salud y nuestra preparación para futuras emergencias sanitarias. Estas son posibles, no sólo por nuevas pandemias, sino porque nuestro país es uno de los más vulnerables del mundo al cambio climático y estamos en la misma trayectoria que los huracanes.

Para construir resiliencia no debemos pensar en compartimentos estancos, sino tener una visión completa de la economía y la sociedad, entender las interconexiones entre los diferentes sectores y retomar la visión de los determinantes de la salud, promover vínculos y alianzas entre diferentes ámbitos de la sociedad, lo que permitirá construir fortalezas para enfrentar los desafíos futuros.

Unos aspectos fundamentales para construir resiliencia son la velocidad, la agilidad y la adaptabilidad. Así lo ha demostrado el país con las decisiones rápidas para adquirir vacunas y tratamientos, con los cambios en las medidas restrictivas de cierre y apertura, con la construcción de alianzas público-privadas, con la profundización de la transformación digital para adecuar el sistema de salud a los nuevos retos.

Esa misma agilidad y capacidad de decisión rápida no debe decaer ahora, sino enfocarse en superar las debilidades del sistema de salud, particularmente las del primer nivel de atención. La población dominicana se vio beneficiada con la sorpresiva medida de afiliación de casi el 20% de la población al Seguro Familiar de Salud en 2020. Ahora es necesario lograr que esta afiliación les permita acceder a su derecho a una salud efectiva de calidad. Para ello, es necesario seguir asignando recursos suficientes y cambiar la modalidad de gestión de los proveedores públicos.

El diálogo iniciado entre actores públicos y privados para combatir la pandemia debe ahora reorientarse hacia el fortalecimiento del sistema de salud dominicano, fomentando nuevas alianzas para avanzar hacia la cobertura universal prevista en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Este camino debe enmarcarse en la aspiración al desarrollo sostenible, con equidad, inclusión y conciencia ambiental.