Según se conoce universalmente, “el liderazgo político es un conjunto de habilidades directivas que tiene una persona para influir en la forma de ser, pensar y actuar de un grupo de individuos hacia el logro de sus propósitos, metas y objetivos”.
Además, el liderazgo político está asociado a la capacidad que tiene un individuo de tomar iniciativas, convocar, promover, incentivar, delegar, gestionar y motivar a un grupo de personas en un ambiente democrático y transparente.
Como tal, el líder político debe ser capaz de influir en las actitudes y las opiniones de sus seguidores y los demás ciudadanos. Es decir, el líder político debe ser capaz de movilizar a sus seguidores, sin presionarlos y/o manipularlos.
En tal sentido, el líder político es juzgado, valorado y admirado por su carácter, su capacidad gerencial y su don de mando, por lo que éste debe dejarse acompañar por colaboradores y asesores capaces, honestos, íntegros, eficientes y eficaces.
Según se espera, un jefe de Estado debe ser líder político capaz de escuchar, valorar, sospesar, involucrar y comprometer a todos los actores políticos, económicos y sociales de una nación, ya que éste tiene la responsabilidad constitucional de decidir qué hacer, dónde, cuándo, con qué y cómo hacerlo de forma democrática, honesta y transparente.
De su lado, varios estudios realizados por politólogos, sociólogos, psicólogos sociales y neuropsicólogos ingleses, canadienses, norteamericanos y alemanes refieren que, “el liderazgo político a nivel internacional está atravesando la peor crisis desde que concluyó la Segunda Guerra Mundial, el 8 de mayo del año 1945” (Informe expertos de la Universidad LAVAL, Quebec, Canadá, 2019).
Los estudios referidos en el párrafo anterior indican que, Vladimir Putin y Xi Jinping, líderes de Rusia y China, son los dos líderes más valorados y respetados a nivel global, incluso por sus respectivos adversarios políticos. Como se sabe, ambos líderes ejercen sus respectivos liderazgos con determinación férrea.
Por su parte, los líderes políticos de los países europeos influenciados por los Estados Unidos de Norteamérica (USA), están experimentando una crisis de liderazgo que compromete la estabilidad política, económica y social de dichas naciones, sin que se observe el surgimiento de un nuevo liderazgo que sea capaz de revertir dicha situación.
Como se sabe, el liderazgo político de los países del Medio Oriente está inmerso en una de sus peores crisis, ya que el conflicto entre Israel y Palestina, entre otros países de la región, podría derivar en una confrontación bélica de grandes proporciones, cuyos líderes no están en capacidad de desactivar.
Desde nuestro punto de vista, el liderazgo político internacional carece de una Caja de Herramientas para desactivar la crisis política y bélica a la que hemos hecho referencia en los dos últimos párrafos de este artículo, ya que el liderazgo octogenario de los USA no ha sido capaz de detener el ambiente guerrerista en cierne.
Por lo que se observa en ámbito internacional, los líderes políticos de los USA y Europa no tienen la legitimidad para desactivar los conflictos políticos y bélicos que se están llevando a cabo entre Rusia y Ucrania. Tampoco tienen liderazgo para detener la escalada belicista que está ocurriendo en los países del Medio Oriente, la cual pone en riesgo la paz mundial.
Como se sabe, ante una crisis política de grandes proporciones, los líderes ponen en marcha estrategias para desactivarla, cosa que no ha hecho el Establiments Norteamericano desde el gobierno de George H. W. Bush hasta la fecha.
Vista la situación política a nivel internacional, el liderazgo político encabezado por el Presidente Luis Rodolfo Abinader Corona, está llamado a garantizar la estabilidad política, económica y social de nuestro país, ya que el grueso de los ingresos que percibe el Estado Dominicano, provienen de las remesas, el turismo, las inversiones extranjeras, las exportaciones de oro, níquel, zonas francas, café, cacao y banano.
En tal sentido, el presidente Abinader tiene la responsabilidad de consensuar, aprobar y poner en marcha la Reforma Fiscal que su Gobierno tiene en carpeta y, al mismo tiempo, reducir el gasto público, fusionando varias de las instituciones públicas para optimizar, eficientizar y transparentar el uso de los recursos públicos.
Asimismo, Abinader tiene en carpeta la propuesta para modificar la Constitución de la República Dominicana, cuyo propósito busca blindar la postulación presidencial a dos períodos consecutivos y nunca más, así como reducir el número de diputados al Congreso Nacional, iniciativas que todos los dominicanos sensatos debemos de apoyar, sin importar nuestras simpatías políticas, credo religioso y estatus social.
Según se conoce históricamente, los líderes políticos que se han casados con la historia, han valorado las ventajas y las desventajas políticas, económicas y sociales, previo a tomar decisiones complejas para poner a sus respectivos países en las rutas correctas de su desarrollo sostenibles en el tiempo.
“Vale más un gramo de hacer que un kilo de decir” (ANONIMO).