Durante el año 2023, el Banco Central de la República Dominicana ha liberado fondos del encaje legal por un monto total de RD$110, 000 millones para ser destinados al financiamiento de préstamos nuevos a los sectores productivos, hogares y Mypimes, de los cuales al 31 de agosto 2023 se habían ejecutados un total de RD$ 87,328 millones, distribuidos de la siguiente manera:
Sector Monto ejecutado (En millones de RD$) Porcentaje de participación
Comercio 45,195 51.7
Consumo y vivienda 17,558 20.1
Construcción 11,741 13.5
Manufactura 6,998 8.02
Salud 1,820 2.09
Otros 1,661 1.90
Agropecuario 1,357 1.55
Educación 546 0.62
Turismo 452 0.52
Total 87, 328 100.0
Fuente: Banco Central de la República Dominicana. Elaboración propia.
Aunque el listado de los sectores a los que se estarían orientando estos recursos se inicia con “Los sectores productivos”, se puede observar que el comercio ha recibido RD$ 45,195 millones, equivalentes al 51.7%, del total, mientras que los sectores que realmente contribuyen con mayor peso al desarrollo de la economía dominicana, todos, en total, han recibido RD$ 42,133 millones. Se destacan la pobre participación de la agropecuaria, la educación y el turismo. Con respecto al turismo se podría afirmar que la participación de la banca nacional podría ser baja debido a que muchos de los grandes proyectos turísticos que se desarrollan en los diferentes polos turísticos pertenecen a cadenas internacionales que son mayormente financiados por la banca extranjera, que ofrece regularmente mejores condiciones en cuanto a las tasas de interés que se ofrecen y los plazos de amortización de estos.
La ejecución de estos recursos es bastante cuestionable y podría casi aseverarse que está asociada a los riesgos que son propios de cada uno de estos sectores económicos y lógicamente las condiciones y requerimientos que se derivan de estas condiciones. El sector comercio, que regularmente no involucra ninguna transformación, mas bien son transacciones de compra y venta con algún valor agregado que se produce en la cadena de distribución, podría considerarse una actividad de bajo riesgo, siempre que se haga una buena compra se tendrá una buena venta con los márgenes de beneficios esperados. Todo esto contribuye y es un motivador para que la banca comercial del país tenga un mayor involucramiento y financiamiento de este sector, ello por las características conservadoras que la ha marcado durante mucho tiempo.
El sector manufactura, que ha participado en estas ejecuciones con tan solo un 8.02%, ciertamente implica regularmente un mayor riesgo, como consecuencia de factores tecnológicos , de mercado o de la fortaleza de la competencia, sea nacional o extranjera, razones suficientes para esta pobre participación y en consonancia con las características indicadas de la banca nacional.
En el caso del sector agropecuario, cuya participación es pírricamente de tan solo un 1.55%, es en el que el riesgo aumenta porque independientemente de los factores señalados para el sector manufactura que también afectan al agropecuario, se unen aspectos incontrolables, de difíciles estimaciones en su origen porque dependen del comportamiento de la naturaleza que no puede controlar el hombre.
Finalmente, los sectores, educación y salud, lamentablemente también tienen una débil participación en la utilización de estos recursos, lo que se corresponde con la situación en la que se encuentran ambas actividades en el país que nos colocan al final del listado de los países en el mundo con más bajos niveles de educación y con grandes deficiencias en los servicios de salud que se ofrecen a las poblaciones de las clases media y baja que componen la mayoría de los ciudadanos dominicanos.
Lo que ha sucedido en este caso en cuanto a la composición de las ejecuciones de estos financiamientos ha sido una constante cada vez que las autoridades monetarias ponen a disposición de la banca nacional recursos de la liberación del encaje legal u otras fuentes y particularmente entendemos que las razones de estas cuestionables y pobres ejecuciones se deben a que no obedecen a una verdadera y apropiada planificación en cuanto a la orientación de parte de las autoridades de estos recursos, a las condiciones de financiamiento de cada sector en particular, donde se tomen en cuenta las características propias de cada uno de ellos, no solo ponderando sus debilidades, sino poniéndola en una balanza donde se tomen en cuenta sus contribuciones al desarrollo económico del país, en el mediano y largo plazo y no obedeciendo a situaciones circunstanciales propias de los vaivenes que se producen en el mundo y que afectan nuestra economía.
Mientras las autoridades monetarias no establezcan reglas ajustadas a obtener el mayor impacto de estos fondos financieros, la banca comercial nacional orientará sus préstamos a los sectores en donde tengan el menor riesgo y los mayores beneficios.