Cuando el presidente de Fuerza del Pueblo (FP) y expresidente de la República, Leonel Fernández, proponía al Gobierno convocar un diálogo nacional para combatir juntos la epidemia de la enfermedad por coronavirus provocada por el SARS-CoV-2, acertaba sobre la urgencia de las sinergias entre gobernantes y gobernados ante la grave amenaza a la salud colectiva.

Y, de paso, abría una brecha para reconstruir el diálogo roto en 2019 luego de los intentos frustrados de modificar la Constitución por segunda ocasión consecutiva para justificar la repostulación del presidente Danilo Medina, y de las cuestionadas primarias del 6/10, que provocaron una profunda crisis en el oficialista Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y la posterior renuncia de su presidente, el mismo Fernández, y dirigentes de todos los niveles.

Pero faltaron inteligencia emocional e inteligencia política para tomarle la palabra y aprovechar esta oportunidad de oro en pos de un acercamiento con el candidato presidencial de la FP, formada tras la ruptura con el partido gobernante.

La propuesta de integración para vencer al COVID-19 había generado corrientes de opinión favorables y se habían subido sobre esa ola dirigentes opositores como el candidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno, Luis Abinader.

De Palacio le dieron, sin embargo, la callada por respuesta a un Fernández que ha sido tres veces presidente de la República (1996-2000/2004-2008/2008-2012) y el único presidente de la organización morada desde la muerte del fundador, profesor Juan Bosch, el 1 de noviembre de 2001.

Asumirían que se trata de un político disminuido, sin posibilidad de ser determinante en el actual proceso electoral, pero que podría levantarse y ganarle el espacio a su apadrinado Gonzalo Castillo, si le permitieran un rol protagónico en medio de la crisis sanitaria. A ojos vista, prefirieron la estrategia de trabajar solos y mostrar autosuficiencia a los 7,5 millones de personas con derecho al voto en las presidenciales y congresuales del próximo 5 de julio.

PIFIA COSTOSA

Ante la pueril indiferencia, LF ha respondido con acciones.

Ha optado por abrir una cadena de diálogos virtuales sobre la epidemia, su impacto en la salud y la economía, con dirigentes de su organización y emprendedores de todas las regiones del país.

Y dona a hospitales públicos lámparas ultravioleta de última generación para la desinfección rápida y efectiva de áreas vitales como la de los quirófanos, así como insumos y uniformes, para garantizar la bioseguridad del personal de salud. Lo propio ha hecho el candidato del PRM, con donación de pruebas rápidas y carpas dotadas con camas que servirían para aislar pacientes positivos a la enfermedad.

El panorama actual, a 44 días de los comicios, muestra a un Leonel activo, en proceso de recuperación de los golpes sistemáticos de excompañeros del Comité Político del PLD y exsubalternos de sus tres gobiernos. Los sondeos de opinión electoral pagados por el oficialismo le asignan +/- 9% de la intención del voto; otros lo ubican con 43%, en un empate técnico con el candidato del PRM.

¿ENEMIGO CHIQUITO?

Con los datos disponibles, pocos analistas se aventuran a negar hoy que el próximo presidente sería elegido en la segunda vuelta, el 26 de julio de 2020. Y que Fernández ya es un bolo determinante en la tómbola. O gana él, o provocará que alguien gane. Se ha convertido en la manzana más tentadora. Tiene la única llave del candado.

No es fortuita la baja en los tonos discursivos respecto de él por parte de quienes ayer le atacaron sin misericordia y le armaron tramas mortales. No encaja en la locura la propuesta de diálogo PLD-FP venidas de danilistas a toda prueba como el inquieto senador Charlie Mariotti. Mucho menos los piropos radiofónicos y televisuales de voceros oficialistas no formales. Mínimo buscarían evitar la concreción de una alianza PRM-FP que los mande a la ducha fría, al menos, en la primera ronda.     

Sólo que “las oportunidades son calvas y se agarran por los cabellos”, y, en el contexto de esta crisis sanitaria (al menos 448 decesos) y económica (dólar rondando 59 x 1), los palaciegos y los CP no supieron –o no quisieron- aprovechar una que Leonel Fernández les ofertó en bandeja de oro. Un encuentro sería el inicio de, al menos, una distensión en las tirantes relaciones.

Aunque muchos definen la política como la ciencia de la conveniencia, a partir del desprecio de la propuesta de diálogo, lucen más remotas las posibilidades de entendimiento entre la dirigencia de ambas organizaciones de cara a la actual coyuntura electoral.

La candidatura de Gonzalo Castillo sería el gran escollo, en tanto un importante segmento de peledeitas y renunciantes la ha calificado de fraudulenta. Pero es poco probable que Medina y el CP-PLD la desmonten para facilitar acuerdos, aunque la gran incertidumbre que provoca perder el poder podría mover montañas.