El renombrado deportista, comunicador social y muy digno ciudadano cuya identidad es Leonardo de Jesús Heredia Castillo, mejor conocido como Leo Corporán, ha sido encaminado al Salón de la Fama del Deporte Dominicano en merecido homenaje a su amplia dedicación en beneficio de la juventud deportiva y la sociedad dominicana. Compromiso al que ha entregado la mayor parte de su vida, que lo hacen merecedor con creces de esa y todas las gratificaciones que honren el deber ser dominicano.

Aunque es una verdad de perogrullo, hay que insistir en acentuar que Leo desde muy joven fue de los principales promotores de elevar el nivel deportivo y cultural de su barrio de Villa Juana, integrándose de manera militante a las faenas del emblemático Club Mauricio Báez.  Llegando en sus aportes a ceder el patio de su hogar para instalar la primera escuela promovida por el Club.

En momentos harto difíciles para el país, además de ascender el prestigio del Club Mauricio Báez, principalmente con su poderoso equipo de baloncesto, esa entidad deportiva-cultural no obviaba la difícil situación político social y cada vez que las circunstancias lo demandaban se presentaban actos cívico-culturales para elevar el ánimo de la población en la defensa de los principios democráticos. El suscrito asistió a varias de esas actividades, donde resaltaban Leo, el Cabo Doñe y Ñaño entre otros.

Como comunicador, editor deportivo de El Nacional  por más de tres décadas ha sido un verdadero propulsor del deporte, promocionando todos los valores de nuestros atletas sin distinción, solo hay que revisar las páginas deportivas del diario para constatarlo.

Al evocar esta actitud sana de promoción ciudadana desde la redacción deportiva de El Nacional,  debo recordar en la época postguerra 1966, cuando los jóvenes de Villa Francisca fundamos el desparecido Club Cardenales de Villa Francisca y el suscrito le entregaba al ilustre comentarista Tomás Troncoso las notas sobre los resultados de nuestros equipos de beisbol, baloncesto y careos educativos y este (al igual que Leo en etapa posterior con otros clubes) siempre las difundía, llevando una laudable impresión en los jóvenes de mi barrio, contrario a la actitud de un subdirector de la antigua Dirección General de Deportes, que apostrofó una comisión del Club sentenciando ese organismo no podía ayudarnos porque supuestamente éramos provenientes de un “barrio comunista”.

El Club Mauricio Báez tiene muchos héroes, pero en las primera filas siempre hay que destacar a Leo, obviamente con otros titanes como  Nelly Manuel Doñe, los hermanos Pozo, Danilo Aquino, Boyón Domínguez y Leonel Carrasco, junto a muchos otros actores barriales, como mis amigos el desaparecido intelectual Jimmy Sierra, el comunicador Rafael Reyes Jerez y también mi primo Luis Ruffin Castro.

Usted llega hoy al área del Club Mauricio Báez y se encuentra con una hermosa infraestructura no solo con programaciones deportivas, sino inúmeras actividades sociales y educativas para satisfacción de los moradores de esa barriada y sectores aledaños.

Esa hermosa estructura social en primer orden ha sido erigida por las diligencias de ese buen marchante llamado Leo Corporán, de manera desinteresada, sin tener que recurrir a seudos discursos filantrópicos. Esa actitud ha sido una norma de vida de este denodado ciudadano. Nosotros podemos testimoniar que en cierta ocasión cuando presidiamos el Colegio Médico Dominicano, un buen grupo de colegas que habían logrado mediante un sorteo el derecho para adquirir apartamentos estatales, los mantenían bloqueados por tramites burocráticos, a través del ginecoobstetra Luis Ramírez nos enteramos que Leo era amigo del director de Bienes Nacionales y acudimos en su ayuda y de inmediato se resolvió el problema, sin ningún interés de este hombre, solo la vocación de servicio que le es innata.

No debo finalizar sin hacerme eco solidario de los elegantes comentarios del muy distinguido comunicador José Rafael Sosa, al saludar la ascensión de Leo al Pabellón de la Fama del Deporte:

“Nos ha causado mucha alegría, la exaltación al Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano del periodista deportivo, gestor cultural y barrial, Leo Corporán, un acto de justicia que se tardó bastante en ser una realidad, pero que hoy nos complace a todos los que conocemos y nos hemos beneficiado por años del accionar como agente positivo en la comunicación y su accionar en la construcción de un sueño, block a block, desde el Club Mauricio Báez”.