Hace 28 años del “Frente Patriótico”, aquel pacto que marcaría el siniestro destino de la política dominicana contemporánea. El 2 de junio de 1996, Joaquín Balaguer y Leonel Fernández buscaron clausurar la historia de luchas del pueblo dominicano, uniendo fuerzas bajo un acuerdo esencialmente racista. Este hecho sellaría un “borrón y cuenta nueva” a la miseria y crímenes de Estado del gobierno balaguerista, discípulo de Trujillo. Fue también el motor de la derechización de la política dominicana, la regresión de los derechos sociales, el despojo y privatización de lo público, la institucionalización del autoritarismo, conservadurismo y racismo de Estado. Para Raúl Pérez Peña (Bacho), este acto de traición no fue uno más de la “inmoralidad política dominicana”: fue un canon que se normalizaría en nuestra política a un precio muy alto para el pueblo dominicano. La historia terminó confirmando la tesis de Bacho.
¿Lavarán el 2 de junio?*
(Publicado originalmente el 3 de junio del 2003, en la columna Pancarta del Listín Diario)
Raúl Pérez Peña (Bacho) 2 de junio, 1996: vivimos el séptimo aniversario de uno de los actos más bochornosos de la historia reciente del acontecer político dominicano: el célebre “Pacto Patriótico”, escenificado en el Palacio de los Deportes entre Joaquín Balaguer y Leonel Fernández.
Aquel engendro del “pragmatismo” enterró en el PLD más de 20 años de principios moralistas predicados por Juan Bosch.
El pacto que llevó a Leonel Fernández al gobierno por el voto reformista ordenado por Joaquín Balaguer, tuvo de contrapartida la impunidad a la corrupción desbordada de ese período de los “10 años” (86-96).
En el marco de ese pacto estuvo la campaña racista y anti-haitiana montada por Balaguer y Leonel Fernández, con el decreto que obligaba a las radiodifusoras poner el Himno Nacional al mediodía. Se recuerda a Leonel Fernández proclamar en un acto proselitista que José Francisco Peña Gómez era “enemigo público de las Fuerzas Armadas”.
Balaguer logró su parte con el pacto. Y también Fernández, quien obtuvo otros objetivos, que hoy celebra con millones de razones.
Entre esos propósitos ahí está la Fundación[1] cuyo nombre debe ser “2 de junio”, en recuerdo de la fecha.
Voces muy cercanas a Leonel Fernández citan personalidades y bancos como directivos y socios de la Fundación. Haría falta la publicación de esas personalidades y bancos, así como el grado de participación. Porque pueden divulgarse nombres halados por los moños para repartir responsabilidades, algo muy grave.
Es habitual en los partidos tradicionales la práctica malsana de pedirles una millonada a los bancos para promover imágenes políticas y financiar campañas electorales.
Respecto a la controversial Fundación de Leonel Fernández, con un lujoso y multimillonario edificio como sede, hace falta una investiagación debidamente auditada con un informe no manipulado de sus fondos y sus procedencias.
Si no se despejan las dudas, cobraría fuerza el rumor de una intención de lavar la imagen de la entidad, con lo que se buscaría también el lavado de la azarosa fecha del 2 de junio, cuando las palomas le tiraron a las escopetas, los lobos se pintaron de corderitos y estos se volvieron lobos.
Cuando Hipólito Mejía amarró la chiva en la casa de la Máximo Gómez 25 lo que hizo fue imitar lo del Pacto Patriótico: Acuerdo inédito en los terrenos de la inmoralidad política dominicana, con el mismo sello de la Fundación.
*[Esta publicación es parte del Proyecto por la Memoria Histórica Raúl Pérez Peña (Bacho), auspiciado por sus hijos Juan Miguel, Amaury y Amín Pérez Vargas].
[1] Fundación Global Democracia y Desarrollo, Funglode.