La semana pasada escribí sobre el contexto de la reunión de Eurosocial en Bruselas, expresé mis dudas sobre los discursos grandilocuentes, pero también referí que los creo necesarios para enmarcar estrategias. Hoy plasmo otras reflexiones y algunas de las alternativas que allí se discutieron. Cabe señalar que toda la conversación se realizó desde la conciencia de que la pandemia por COVID 19 evidenció infinidad de vulnerabilidades, inequidades, deficiencias y carencias no solo en los países pobres o de renta media, sino en los que se nombran “desarrollados”.
Se declaró la urgencia de trabajar para que la región de Latinoamérica y El Caribe desarrolle la suficiente autonomía para superar la dependencia. Se reconoció que convivimos en un contexto de profundas desigualdades, ergo es urgente construir cohesión social; Ojo, cohesión (subrayado y negritas) pues no se trata de manipulación, clientelismo, reelección, modificación constitucional en cada período electoral, entre otras cuestiones; sino trabajo respetuoso y decente que afiance la dignidad.
En esta reunión hubo énfasis en la necesidad de transformar la educación, en la idea de que las aulas son un espacio fundamental para generar democracia. Lo que tiene múltiples implicaciones (sobre esto escribiré en las próximas semanas). También se trabajaron aspectos relacionados con diversos sectores: salud, agricultura, economía, finanzas (que en RD es como si fuese un mundo sin convergencia con el desarrollo social). Y de temas que inciden en el desarrollo humano: cambio climático, gestión de riesgos, derechos humanos, derechos de las poblaciones en condición de vulnerabilidad, derechos de las mujeres, migrantes, rurales, entre otras.
¿Cuáles son las soluciones adecuadas en los temas nombrados anteriormente? Pasan por diversos abordajes, entre los que se encuentran, erradicar la corrupción, la ineficiencia y la burocracia incremental y poco funcional; desconcentrar y descentralizar el Estado (increíble tenemos tantos años hablando de descentralización que da como vergüenza escribirlo con este Estado tan centralizado). La necesidad de una política de seguridad centrada en las personas, para que no sigamos realizando acciones de “impacto” que manipulan y crean falsos imaginarios de seguridad vinculando el concepto a coacción. Definitivamente con tanques de guerra en las calles no es que vamos a generar seguridad en los barrios.
Se puso sobre la mesa la necesidad de una política de defensa que apueste al multilateralismo, con propuestas concretas pensadas y articuladas con inteligencia y diplomacia. Si lo vemos en función país, tendríamos que asumir que necesitamos una política exterior que nos tenga como centro y no al vecino. Y no articularla sobre la base de generar aprehensión sobre peligros y miedos, sino en articulación con visión internacionalista, para fomentar la paz, la cooperación y el Estado de derechos.
Hubo bastante consenso en la obligación de reestudiar “las soluciones” que se asumían como ciertas, y que no han funcionado. Necesitamos construir nuevas respuestas específicas y adecuadas. ¿Cuáles son? Bueno, hay que lograr “nuevos pactos sociales” (otra vez la grandilocuencia); ahora bien, esos pactos deben dar un salto cualitativo que propicie superar la “tutela y la direccionalidad”.
Es necesario construir diálogos verdaderos y definir de forma conjunta lo que debemos hacer. Aceptar que “lo global” también es “lo local”. Un buen ejemplo para comprender esto lo vi en un mensaje de twitter hace unos días, en el mismo se recordaba que el simple gesto de “??????? ??? ?????", es una acción que una parte de la población dominicana no puede realizar a gusto o cuando quiera y mucho menos de manera simple. Usted que me lee en este momento ¿alguna vez piensa que hay personas para las cuales lavarse las manos es una odisea, porque no tienen agua o dinero para comprar jabón? Si esto pasa, es evidente que es imperativo colocar en el centro de los debates la cuestión social: equidad, igualdad, libertad, justicia, dignidad.
Que no nos siga pasando como con los derechos de las mujeres, que se aprueban mecanismos para “garantizar” la participación, pero los ignoran o buscan excusas. Un solo ejemplo, en RD en este momento al menos 14 hombres no deberían ser Senadores, y esas posiciones deberían estar ocupadas por 14 mujeres senadoras.
Y haréis justicia.